No es ni Fukushima ni Chernóbil, y mucho menos Hiroshima o Nagasaki. La zona con mayor contaminación nuclear del planeta tampoco está en el desierto de Nevada, ni en las Islas Bikini. Este infausto honor le corresponde a un rincón de uno de los países más grandes del mundo, el noveno, pero con una población menor que la de Bélgica. Esa región está en Kazajstán.
En la esquina noreste de este país del centro de Asia, una zona de alrededor de 18,000 kilómetros cuadrados, la entonces Unión Soviética hizo estallar 456 bombas nucleares de diversa capacidad destructiva. Muy poco importó a los líderes comunistas que dicha zona estuviese, entonces como ahora, habitada. Los resultados saltan a la vista.
En el “culo del mundo”
Este verano se cumplirán 10 años desde que este autor se embarcara en una de las aventuras más duras, el “Mongol Rally”. Se trata de una carrera solidaria que ese año llevó a más de 300 pilotos a recorrer Europa entera y buena parte de Asia. En nuestro caso, fueron casi 15,000 kilómetros de Madrid a Ulan Bator, Mongolia, en 23 días. Nuestro vehículo, un Ford Fiesta del 92.
Un viaje durísimo, pero también una de las mayores experiencias de mi vida, recorriendo lugares que la mayoría de seres humanos jamás verán. Uno de esos países, en el que pasamos más tiempo, fue Kazajstán, y también casualmente, cruzamos la zona llamada el Polygon por las autoridades soviéticas.
Es un lugar desolado, con horizontes que parecen eternos. Ves a un humano cada 100 kilómetros, un camello cada cinco. Eso sí, no visitamos ninguno de los pueblos fantasma, pero sí aparcamos al lado de un lago artificial, creado por el cráter de una bomba nuclear.
Campo de pruebas
El encargado de elegir una zona remota en la cual se pudiesen probar las bombas nucleares fue Laurenti Beria, uno de los mayores criminales del siglo XX, y de la historia. Beria fue el jefe de la policía secreta de Stalin, y el administrador de la red de campos de concentración conocida como GULAG. Era tal su notoriedad como hombre desalmado, que el mismo Stalin se lo presentó a Roosevelt como “nuestro Himmler”.
En su calidad de Ministro de Interior de la Unión Soviética, Beria también se encargó del desarrollo del programa atómico comunista, copiado del estadounidense. Y fue él, quien eligió ese rincón de Kazajstán para probar sus armas de destrucción masiva. Tristemente, sin embargo, Beria eligió el Polygon a sabiendas de que estaba habitado.
El Himmler soviético utilizó mano de obra del GULAG para construir un centro científico y un campo de pruebas primitivo. La primera bomba fue detonada el 29 de agosto de 1949, la última, en 1989, 456 en total.
Conejillos de Indias
Como mencioné anteriormente, el problema del Polygon es que estaba habitado. Beria mintió descaradamente, pues durante su inspección se topó con las diversas tribus que moraban en el Polygon, y les mintió sobre la naturaleza de las pruebas. Las consecuencias para ellos fueron catastróficas.
A los pobladores de la zona ni siquiera se les avisaba cuando iba a haber una explosión, Con el tiempo, ellos aprendieron a darse cuenta de su inminencia, y se escondían. Un número desconocido de personas murió directamente en las primeras explosiones, pues no se les evacuaba. En total se calcula que unas 200,000 personas se vieron afectadas directamente por la contaminación nuclear en la zona.
Aquellos que sufrieron, y sufren, las consecuencias de la radiación, fueron examinados por los científicos, no por los médicos, para observar sus efectos. Su salud no era tan importante como el desarrollo de la tecnología.
En la clínica de maternidad de la cercana ciudad de Semey (antes Semipalatinsk), se guarda una colección macabra. Decenas o cientos de frascos de formol guardan los fetos deformados de las víctimas de la radiación. Gemelos siameses, cíclopes, bebés con múltiples extremidades a los que uno de los encargados llama “monstruos”.
La zona con mayor contaminación nuclear
No hay región en el mundo en la que se hayan detonado tantas bombas nucleares, ni de lejos. Las primeras de plutonio, pero también de hidrógeno; más de 100 en la superficie, el resto en túneles. No obstante, la bomba más poderosa de la historia, la llamada “Bomba Zar”, no fue detonada en el Polygon de Semipalatinsk,sino en una isla del Ártico.
Pocos se atreven a entrar en la zona, pues la radiación aún está presente. Los moradores del Polygon suelen llevar contadores Geiger en la mano para monitorear los niveles de radiación. Suelen superar en 10, 20 y hasta en 50 veces lo aceptable para un ser humano. 28 años después de la última explosión, se se siguen sintiendo los efectos.
Según un médico de la clínica, las posibilidades de deformación en la región son el doble que en el resto del mundo. Además está el cáncer. Un grupo de médicos japoneses concluyó en 2008 que la incidencia de cáncer en la zona es un 25.-30 % más alta que en el resto del mundo. Más del 10 por ciento de los niños nacen con problemas de salud directamente relacionados con la contaminación nuclear.
Entre los habitantes del Polygon durante las pruebas, más del 10% sufren microcefalia. Nadie me lo ha contado, he sido testigo de ello.
Relacionado: Por qué la gente vive en Hiroshima y Nagasaki, pero no en Chernóbil.
Abandono
Probablemente uno de los peores aspectos de esta historia fue que, después de la caída de la Unión Soviética en 1990, el Polygon y sus víctimas fueron abandonados. La Ciudad Kurchatov, el laboratorio donde trabajaban los científicos, fue cerrada. Los flujos de dinero se secaron. Nadie se preocupó por las víctimas de la contaminación nuclear.
Peor aún, tras ellos, los científicos soviéticos abandonaron toneladas de material radiactivo en los túneles, que no fueron limpiados hasta después de la caída del imperio comunista, y eso con dinero norteamericano.
Al contrario de lo que sucedió con Hiroshima, Nagasaki y Chernóbil, los medios apenas y mencionan a Semipalatinsk. No conozco ninguna campaña de Greenpeace o alguna ONG pidiendo ayuda para los muchos enfermos del Polygon. Las pocas ayudas que han recibido provienen de organizaciones privadas.
Epílogo
Los soviéticos no fueron los únicos que detonaron bombas nucleares, ni los únicos en utilizar a humanos como conejillos de indias. Los estadounidenses hicieron algo parecido, pero con soldados, no con civiles, aunque es verdad que no se les informó de los posibles daños a su salud.
Pero no hay nada comparable con lo que sucedió en Semipalatinsk. Hiroshima y Nagasaki tuvieron más muertos, y Chernóbil estará cerrada por mucho tiempo. Las primeras fueron el resultado de la guerra, la segunda de un accidente por negligencia. Pero en el Polygon, el daño que se causó a las víctimas fue consciente, casi a propósito.
La única esperanza es que el tiempo todo lo cura. En algunas décadas, la zona estará limpia de contaminación nuclear, y las enfermedades volverán a los índices normales. Tarde, pero un consuelo para los miles de víctimas, y para sus descendientes.
Más información (en inglés):
http://thebulletin.org/lasting-toll-semipalatinsks-nuclear-testing
http://www.independent.co.uk/news/world/europe/the-worlds-worst-radiation-hotspot-1784502.html
Y ya que estamos, os dejo algunas fotos más del Mongol Rally…
O homem é um ser incompreensível. Sua capacidade de lidar com a morte da própria espécie é ilimitada. Essa matéria é altamente esclarecedora sobre os horrores que provocam a radiação nuclear.
Así es Manoel, el ser humano puede ser muy destructivo cuando se lo propone, y no aprendemos de nuestros errores. La energía nuclear puede ser muy beneficiosa para la civilización, pero usada de manera perversa puede acabar con nuestra especie y con el planeta. Espero algún día sirva exclusivamente para nuestro beneficio.
Muchas gracias por comentar. Un saludo cordial…
Magnífica aventura, y una tristeza ver cuánto daño se hace a veces en nombre de la ciencia o ideas politicas. Un saludo.
Hola Juan,
en verdad el Mongol Rally es una aventura irrepetible, te la recomiendo…y tienes razón al decir que los humanos podemos hacer mucho daño utilizando los avances científicos. Las bombas nucleares son el mejor ejemplo de ello. Triste, pero así somos.
Un saludo y muchas gracias por comentar.
«Los estadounidenses hicieron algo parecido, pero con soldados, no con civiles»
¿Esto significa que los downwinders nunca existieron?
Por ejemplo cerca de la mitad de los participantes en a filmación de la película ‘The conqueror’ acabaron enfermando de cáncer como consecuencia de las pruebas nucleares cercanas. Opino que se trata de otra época y la sensibilidad hacia estos temas era diferente.
En tus artículos suelo notar un tono ligeramente maniqueista.
Atentamente,
Antonio
Hola Nombre,
sí, los downwinders existieron, pero es un tema diferente. Como bien dices, muchos civiles se vieron afectados por la radiación de las pruebas nucleares estadounidenses. La diferencia estriba con que los científicos no creían que la radiación llegaría tan lejos, es decir, fue un daño colateral no esperado. Los soviéticos, en cambio, explotaron sus bombas directamente en zonas pobladas, sin importarles las vidas humanas.
Y no sé dónde ves el maniqueismo, pues suelo atizar a todos cuando se lo merecen. No defiendo ni ataco a nadie en particular, sólo cuento historias. Es posible que no hayas leído todos los artículos, pero si buscas algo en especial, te recomiendo algunos.
Muchas gracias por comentar. Un saludo.
Gracias, de toda mente inquieta, por satisfacer mi curiosidad.
Llevo bastante tiempo leyendo tus artículos, en especial los de las grandes guerras. Aunque no soy muy asiduo a comentarios.
He leído todo tipo de información sobre el castastrofico accidente de Chernobyl, pero jamás había leído nada sobre esta región.
Me parece sumamente interesante el tema.
Un saludo.
P.D. Tuvo que ser increíble la experiencia que vistes realizando el Rally.
Hola Antonio,
muchas gracias por pasarte por estas páginas, y por dejarme unas líneas. Es la mejor muestra del aprecio a un buen trabajo. Hoy mismo, por cierto, he publicado un artículo sobre un curioso elemento de la Segunda Guerra Mundial, espero te guste.
Y qué decirte del Mongol Rally, una experiencia inolvidable que recomiendo a casi todos… 😛
Mil gracias nuevamente y un abrazo!