Ellos lo llamaban Diolkos (Δίολκος, del griego διά, dia «a través» y ὁλκός, holkos «máquina de arrastre»). A mí se me ha ocurrido bautizarlo como » petrocarril ”, pues si me lo permites, es lo que era, como un ferrocarril, pero en lugar de vías de hierro, de piedra. Estamos hablando de la bien conocida vía cerca de Corinto, en Grecia, construida a principios del siglo VII a. de C.
El propósito del petrocarril era llevar bienes desde un extremo del Istmo de Corinto hasta el otro, por vía terrestre, para evitar el rodeo de la Península del Peloponeso. En tiempos de guerra, el petrocarril se utilizaba para trasladar barcos enteros. No era sólo la distancia lo que se ahorraban, sino el peligro de las terribles tormentas en la zona.
El tiempo es oro
A lo largo de la historia muchas son las civilizaciones que han construido canales, puentes y túneles que recortaran la distancia entre dos puntos. Lo seguimos haciendo. Es sencillamente muy eficiente. Ahorran tiempo, dinero y esfuerzo.
Los señores de la Grecia Antigua pronto se dieron cuenta de que el Istmo de Corinto era muy estrecho, y que el viaje alrededor del Peloponeso era mucho más largo, costoso y peligroso. No sabemos quien tuvo la idea de construir un camino por el que transportar productos entre los dos puntos, pero sí que ya estaba funcionando en el año 600 a. de C.
Es muy posible, aunque no tenemos evidencia fehaciente, es posible que uno de los primeros usos que se le dio al petrocarrill fue transportar los materiales para las grandes construcciones de las ciudades griegas, madera, piedra y mármol.
Qué es exactamente el Petrocarril
Es un camino de piedra de aproximadamente 7 kilómetros de longitud, desde el Golfo de Corinto hasta el Golfo Sarónico. Con una anchura de entre 3.4 y 6 metros, el petrocarril tiene dos surcos paralelos, a una distancia de 1.60 metros, muy similar a la distancia entre las vías actuales de ferrocarril.
Está construido con losas de piedra caliza, siguiendo la ruta más corta entre los dos golfos. Por ello, los arqueólogos suelen considerarlo una especie de ferrocarril antiguo, deliberadamente construido para que los vehículos que lo cruzaban no se salieran de sus carriles.
Al menos en uno de sus extremos los surcos fueron claramente hechos a mano. En el otro, o han desaparecido, o parece que bien pudieran ser el resultado del desgaste. El hecho de que no tengamos documentos sobre su construcción impide establecer conclusiones más certeras.
Función
Se cree que tanto los bienes como los barcos se transportaban sobre algún tipo de vehículo con ruedas, siguiendo los surcos. Dependiendo del peso, se utilizarían hombres o bueyes para tirar. Los expertos creen que, en el caso de los barcos, serían los más pequeños, y no los grandes y pesados trirremes los que utilizarían el petrocarril.
No obstante, técnicamente, incluso estas poderosas naves podrían hacer el trayecto. Se han hecho cálculos que indican que un trirreme podría ser transportado de un golfo al otro en poco más de tres horas, arrastrado por entre 150 y 180 hombres.
En tiempos de paz, el petrocarril estaba abierto a cualquiera que pagara el peaje. Dicho peaje era cobrado por la ciudad de Corintio, que se encargaba de la operación y mantenimiento del Diolkos.
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Uso militar
Hay diversas menciones del uso del canal durante campañas militares. Los espartanos transportaron dos flotas en sus guerras contra los atenienses, en el 428 y en el 411 a. de C. En el 220, Demetrio de Faros se sirvió del petrocarril para transportar 50 barcos. En el 217, Filipo V de Macedonia hizo lo propio con 38 barcos de guerra.
Octaviano, el futuro César Augusto, utilizó el carril durante su guerra contra Marco Antonio, poco después de la batalla de Actium en el año 31 a. de C. Incluso siglos más tarde, el Imperio Bizantino llegó a utilizar algunos tramos del petrocarril, cuando el Almirante Niketas Orifas transportó cien dromones en el año 868 d. de C.
El canal
Periando, el Segundo Tirano de Corinto, y quien se cree fue el constructor del petrocarril, había pensado construir un canal. El enorme coste y la falta de mano de obra le hizo cambiar de opinión y decidirse por la vía terrestre. Sin embargo, la idea no murió ahí.
Julio César jugueteó con la idea de construir el canal, pero fue asesinado antes de ponerla en práctica. Lo mismo le sucedió a Calígula, quien encargó desarrollar el proyecto a un grupo de ingenieros egipcios.
Nerón llegó a comenzar las excavaciones, y él mismo utilizó un pico para iniciar los trabajos en el año 67. El canal de Nerón se extendió hasta 700 metros, pero nuevamente, el asesinato de este interrumpió los trabajos. Se cree que fue en esta época cuando el petrocarril dejó de ser utilizado. Es posible que las más grandes, más potentes y veloces naves de la época lo hicieran innecesario.
Finalmente, en el siglo XIX, el Canal de Corinto fue excavado, y aún existe, aunque sólo puede ser navegado por barcos de pequeño calado.
Reencuentro
Es curioso que durante la construcción del canal de Corinto no se hubiesen encontrado rastros del petrocarril,a pesar de que se conocía su existencia. Algunos restos fueron identificados por el arqueólogo alemán Habbo Lolling, y estos ya son mencionados en una guía de turistas del año 1883.
En 1932, el norteamericano Harold North Fowler encontró partes del muelle occidental. Finalmente, la sistemática excavación de los restos del Diolkos llegó de las manos del arqueólogo griego Nikolaos Verdeliss, quien descubrió poco menos de un kilómetro del petrocarril, los mismos que se pueden visitar en la actualidad.
Un ferrocarril rudimentario o un petrocarril, da igual. Lo que importa es que esta infraestructura fue utilizada al menos durante 650 años, muchos siglos antes de la invención de las locomotoras modernas. Uno más de los hitos de la ingeniería que nos dejó la Antigua Grecia.