No, Gutenberg no inventó la imprenta. Ese fue un avance chino, lo mismo que el papel, la brújula, la pólvora y los rollitos de primavera. La aportación del alemán fueron los tipos móviles. Esto es, un sistema de intercambio de letras metálicas para formar un sin fin de combinaciones posibles.
Gracias a Johannes Gutenberg, la publicación de libros en serie se hizo posible, a un precio muy bajo. Bien podemos decir, que la imprenta democratizó la cultura, convirtiendo a los libros en productos de consumo masivo, al alcance de casi cualquier hijo de vecino.
Pero como todo en esta vida, la imprenta provocó algunos efectos inesperados. Uno de dichos efectos, aunque en un principio no sea fácil de dilucidar, es que terminamos construyendo telescopios que nos permitieron observar el universo y descubrir planetas, estrellas y galaxias.
Los nobles Gutenberg
Hay muchas lagunas en la vida de Johannes Gensfleisch zur Laden zum Gutenberg. Sabemos que su padre era un comerciante acomodado en Mainz, En esta ciudad al oeste de Alemania nació Johannes, probablemente en el año 1398, aunque no estamos seguros de la fecha exacta.
Conocemos también el dato de que, en 1411, los ciudadanos de Mainz se rebelaron contra la aristocracia, y obligaron a varias familias ricas a exiliarse. Los Gutenberg, cuyo apellido habían tomado del nombre de la casa familiar, se mudaron a una finca de la familia materna en Eltville am Rhein.
Hay indicios de que Johannes se enroló en un colegio de Eltville en 1418, cuando su vida parece esfumarse hasta aparecer en 1434 en Estrasburgo. Tres años después, su nombre aparece en un registro legal en el que se le acusó de haber roto un compromiso con una mujer local.
Para finales de aquella década, Gutenberg había invertido en un negocio para producir espejos de metal pulido que, supuestamente, capturaban la luz de reliquia religiosas. Ese año, a ciudad de Aachen (Aquisgrán), planeaba organizar una exhibición de reliquias de Carlomagno. Gutenberg pensaba enriquecerse con el evento.
Lo malo es que una serie de inundaciones obligaron a la ciudad a posponer la exhibición, y el negocio se quedó vestido y alborotado. Nuestro amigo quedó en la ruina, y endeudado. A sus inversores, les prometió pagarles revelándoles un secreto. Se cree que dicho secreto era la idea de una imprenta.
La Imprenta de Gutenberg
Johannes había aprendido el oficio de la metalurgia gracias a su padre. Friele Gensfleisch zur Laden servía al obispo de Mainz como orfebre, además de venderle el oro y otros metales para acuñar monedas.
No obstante, no sabemos de dónde sacó Johannes la idea de construir una imprenta. La leyenda cuenta que le llegó como un “rayo de luz”. Todo es posible.
También es posible que haya leído alguna noticia sobre el holandés Laurens Janszoon Coster, quien alrededor del año 1440 habría inventado su propia imprenta. Para los ciudadanos de los Países Bajos, Janszoon es el verdadero inventor.
El caso es que Gutenberg anunció su invento en Estrasburgo en 1440, aunque no sabemos a ciencia cierta qué tan avanzada estaba su imprenta. Después de otra laguna histórica de ocho años, Johannes Gutenberg aparece nuevamente en Mainz, donde obtiene un préstamo para hacer realidad su artilugio.
El primer trabajo impreso con la máquina de Gutenberg fue, aparentemente, un poema alemán, en 1450. Dos años después comenzó su proyecto de imprimir la Biblia. En 1455 ya había producido varias decenas, que enseguida se vendieron.
Sin embargo, y a pesar del éxito, Gutenberg tuvo problemas financieros, y tuvo que transferir su impreta al tío que le había prestado el dinero. Para 1459 ya estaba en Bamberg, donde se construyó otra imprenta y prosiguió con su trabajo.
El libro nos hizo ver que no veíamos
La proliferación de la biblia impresa y de otros libros, dio lugar a una revolución cultural. Los libros guiaron a la humanidad al Periodo Moderno, y fueron cruciales en el advenimiento del Renacimiento, la Ilustración, la Reforma y la Revolución Científica.
En la opinión de muchos, la imprenta de Gutenberg fue el invento más importante del segundo milenio de nuestra era. No hay duda de que nuestro mundo es lo que es gracias a la expansión del conocimiento.
Pero los libros también causaron un efecto inesperado: nos hicieron ver lo mal que veíamos. Hasta ese entonces, pocos tenían acceso a los libros y menos aún sabían leer. Y ya sabemos, todos llegamos a una edad en la que nos damos cuenta que las letras impresas se reducen de tamaño hasta convertirse en pequeñas manchas borrosas.
Y claro, cuando nos dimos cuenta de que ya no veíamos bien buscamos una solución. Las gafas se conocían desde la antigüedad, pero la tecnología para fabricarlas y adecuarlas a nuestras necesidades era muy primitiva.
Lentes
La proliferación de la lectura creó la necesidad de una industria óptica. Nació un nuevo mercado para gafas y lentes, que los científicos y emprendedores no tardaron en cubrir.
Ya en la antigüedad, civilizaciones como las de Asiria, Egipto, Grecia y Roma habían utilizado piedras como el cuarzo para producir cierto tipo de lentes. Hay una vieja historia, sin comprobar, sobre Nerón utilizando una esmeralda para ver de lejos a los gladiadores en el Coliseo.
Muchas de estas lentes se utilizaban para poder ver mejor objetos pequeños, otras para producir fuego. Griegos y romanos tenían los suficientes conocimientos de óptica para saber que un vaso lleno de agua podría servir como lente.
Pero fue ya en la Edad Media que, en Italia, país con una industria vidriera muy avanzada, se fabricasen los primeros lentes de cristal.
No es casualidad que los monjes de los monasterios estuvieran entre los que más lentes compraban. También eran ellos los que más leían. Tampoco es casualidad que a esas primeras gafas les llamaran “piedras lectoras”.
En buena parte, el invento de Gutenberg impulsó la industria de la óptica.
Mirar a las estrellas
La Revolución Científica comenzó con la confirmación de Copérnico de que la Tierra no era el centro del universo. Como algunos todavía dudaban, buscaron la evidencia en los cielos. Y claro, hacían falta telescopios.
Los primeros se los debemos a los holandeses Jacob Metius, Hans Lippershey y Zacharias janssen, quienes obviamente se beneficiaron de los avances en la fabricación de lentes. Galileo mejoró el invento, y en poco tiempo había descubierto cuatro lunas en Júpiter.
El resto es historia.
De la imprenta al universo
Sin la imprenta de Gutenberg la masificación de los libros se hubiese retrasado. Sin la necesidad de leer, la ciencia de la óptica y la industria de los lentes hubiese sufrido igual suerte. Y sin los lentes adecuados, no habría telescopios.
Gutenberg, además de regalarnos el placer y el poder de la lectura a los mortales, tuvo una indiscutible influencia en la transformación del mundo y en el progreso de las ciencias. Dudo que él hubiese imaginado que su invento nos llevaría tan lejos.
Gutenberg sólo quería ganar dinero, y nos llevó a los confines del universo.
Hola; es bueno recordar con este artículo que una acción tiene infinidad de posibilidades de convertirse en algo mas. Así como lo mencionas Gutenberg solo quiso ganar dinero con su invento y no imaginó hasta donde pudo llevarnos con él. De una forma u otra manera todo puede estar relacionado como menos lo imaginamos.
Hola Emmanuel,
estoy completamente de acuerdo contigo. Este tipo de historias, en las que muchos eventos y personas se relacionan directamente, son el trasfondo de «Big History», o «La gran Historia», una corriente alternativa en la historia de la que soy seguidor, y que ve todo lo que ha sucedido desde el Big Bang hasta nuestros días, como el relato continuo del mismo ente. Todo está relacionado…
Muchas gracias por comentar. Un cordial saludo.
En estos días en México se recuerda la batalla del 5 de mayo, quise indagar si contabas con un artículo relacionado a la segunda intervención Francesa en México.
La he buscado en las categorías sin éxito. Me pregunto si cuentas con alguno y sino es así, me gustaría invitarte a publicarlo para que nos ayudes a conocer mas sobre ello y descubrir porque en algunos países fuera de México es tan recordado que incluso llega a confundirse con el día de independencia de México.
Gracias y saludos.
Pues la verdad es que no he escrito sobre el tema, lo cual es algo irónico, pues aunque soy jarocho, me crié en Puebla… conozco los fuertes de Loreto y Guadalupe muy bien, así que no te sorprenda cuando en los próximos días le dedique una entrada a tan importante evento…
Muchas gracias por la idea. Un saludo cordial.
Muy bien, siendo así estoy seguro que será un gran entrada. Estaré al pendiente de la publicación.
Gracias, saludos.
Ya estoy buscando información Emmanuel, dame unos días! 🙂 Un saludo.
Hola Jesús. Con este ejemplo me hiciste acordar de una interesantísima serie que veía por los años 80. Se llamaba «Relaciones» de un tal James Burke, inglés. Era fantástico cómo el tipo enganchaba un invento, descubrimiento o hecho histórico con otro, muchas veces en otro campo distinto y sin conexión aparente. Lo otro que me acuerdo es que llevaba un ritmo de vértigo, si te distraías 5 minutos ya le perdias el hilo y no entendías nada… La he buscado en la Web pero solo encontré angunos capitulos en inglés, y sin subtitulos se complica, mi inglés no es tan fluido…
Un saludo desde Montevideo
Hola Carlos,
mil gracias por tus amables palabras, y gracias también por mencionarme la serie de James Burke. La verdad es que no la conocía, pero la busqué en YouTube, y hay muchos episodios, ya los estoy viendo (En inglés se llama «Connections»). La verdad es que es muy interesante cómo liga a tantas personas, épocas y lugares para contar una historia. Es un ejemplo de lo que ahora llamamos «Big History», corriente de la que soy seguidor. Ya mes estoy apuntando algunas ideas, sin copiarle a Burke.,.
Mil gracias nuevamente y un abrazo!
Hola Jesús,
¡qué placer leer tus artículos! De verdad, nunca me lo había parado a pensar y es cierto. Imagino que un avance determinado puede llevar a otro inesperado como en este caso. En cuanto a lo de Nerón no tenía ni idea, cierto o falso, no deja de ser curioso.
Abrazos
Hola Francisco,
mil gracias por tus piropos. Sólo intento contar historias que sean tan interesantes como entretenidas. La historia me da muchos ejemplos, yo sólo las pongo en mis palabras, soy básicamente el mensajero…eso es tod mi mérito… 😛
Mil gracias nuevamente por comentar. Un abrazo.