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No hace mucho leí un comentario crítico sobre la figura de Manfred von Richthofen, el Barón Rojo. Era una diatriba que ponía en duda la caballerosidad del piloto alemán, porque mataba gente. El autor obvió el hecho de que Richthofen era un soldado, y que ese era su trabajo. Cosas parecidas he leído sobre Erwin Rommel.
Por supuesto, Erwin Rommel mandó al infierno a miles de seres humanos, soldados enemigos en su mayoría, que por cierto, querían matarlo a él.
Rommel no era un santo, ni una hermanita de la caridad, es verdad. Pero de ahí a considerarlo un criminal hay mucho trecho.
Se puede criticar al Zorro del Desierto por haber caído bajo el influjo de Hitler. No fue el único, aunque de Rommel se hubiese esperado más. Tardó en actuar, y lo pagó con su vida. También podemos hablar de algunas de sus decisiones militares, controvertidas en muchos casos.
Pero insisto, Rommel era un soldado, y como tal se distinguió. Es más, dentro de esa carrera, en la época y el país que le tocó vivir, fue de los más decentes, que ya es mucho. Bien podríamos decir que Rommel fue todo un caballero.
Noble de espíritu
Erwin Johannes Eugen Rommel (1891) no nació en el seno de una familia militar tradicional. Su padre era un profesor de escuela, aunque sirvió brevemente en el ejército, y su madre, hija de un político.
De la infancia del joven Erwin sabemos que era un chico callado y tranquilo. Resalta que sus biógrafos añadan a su carácter un buen sentido del humor, rasgo que le acompañará toda su vida.
Rommel era el líder indiscutible de su grupo de amigos. Un buen atleta y estudiante y ecuánime en sus relaciones, que no tardaba en ganarse el respeto de los que le rodeaban. No fumó nunca y sólo en ocasiones especiales bebía alguna copa de vino.
Al no ser una familia con recursos, Erwin Rommel padre recomendó a su hijo entrar en el ejército. La Alemania de aquel entonces, bajo el régimen del militarista Kaiser Guillermo, tenía pocas salidas, y las fuerzas armadas eran una de ellas.
Recién cumplidos los 18 años, Erwin se enroló en el 124º Regimiento de Infantería de Württemberg, y al año siguiente entró en la Academia de Cadetes de Danzig. Tras su graduación en 1911, Rommel Jr. recibió el rango de Teniente, y fue asignado a la infantería en Weingarten.
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Destino
Los Rommel no eran prusianos, sino suabos, de la localidad de Heidenheim, en el sur de Alemania. La mayoría de los oficiales eran prusianos, y nobles, lo cual podría resultar un obstáculo para el cadete. Tuvo suerte que justo a principios del siglo XX, el ejército comenzaba a reclutar oficiales de otras clases sociales.
La carrera de Rommel también se vio favorecida por el inicio de la Primera Guerra Mundial. Vio su primera acción cerca de Verdún en agosto de 1914, y enseguida demostró sus dotes de liderazgo, y su arrojo en el campo de batalla.
El 22 de aquel mes, avanzó tan rápido, que la mayor parte de su pelotón quedó retrasado, y con sólo tres hombres, atacó y cogió por sorpresa una posición francesa. La guerra no llevaba ni un año cuando el futuro general ya había ganado su primera Cruz de Hierro.
También en aquellas primeras acciones recibió su primera herida de bala, en el muslo. Durante uno de sus primeros descansos, en 1916, aprovechó para casarse con Lucía María Molín, con quien estaba comprometido desde 1911.
Cabe mencionar que, en el interludio, Rommel tuvo una hija natural, Gertrude, a quien apoyó económicamente hasta el final de sus días en 1944. Rommel y Gertrude mantuvieron una relación muy cercana, y la niña era bienvenida en casa de los Rommel. Para Manfred, el único hijo de Erwin y Lucía, siempre fue “la prima Gertrude”. (Gertrude murió en el año 2000).
En septiembre de 1915, Rommel fue transferido al batallón de Montaña Württemberg, ya con el rango de Primer Teniente. Su primera labor como comandante fue entrenar a sus tropas durante varios meses, hasta que fue enviada al Frente Oriental,
Primeros éxitos
En agosto de 1917, la unidad de Rommel recibió como misión tomar una fortificación enemiga en el Monte Cosna, en las montañas que dividen Hungría de Rumania. El Teniente Rommel pasó varios días reconociendo el terreno alrededor de la escarpada montaña, y planificó su ataque al detalle.
Uno de los elementos que distinguió a Rommel desde el principio y hasta el final de su carrera, fue su afición por buscar siempre la manera de atacar. Las páginas de quedarse sentado en las trincheras habían sido arrancadas de su manual.
Atacar como fuese, rodeando al enemigo, incluso cuando eso significaba cruzar las líneas. Buscaba constantemente el punto débil en las defensas, sorprender, y eso es lo que hizo en Monte Cosna, fortificación que fue tomada por los alemanes en dos semanas.
El plan de Rommel funcionó, y su prestigio creció entre sus superiores. A pesar de su bajo rango, Rommel fue puesto al mando de un batallón, con la que fue trasladado el Frente de Isonzo, en las montañas del noreste italiano.
Audentes Fortuna Iuvat
En lo que llegaría a conocerse como la Batalla de Caporetto, Rommel volvió a mostrar su arriesgado estilo, atacando al enemigo desde varios frentes. Dividiendo a sus hombres en pequeños grupos, sorprendieron a los italianos por los costados y por la retaguardia.
En tres días, 25, 26 y 27 de octubre de 1917, la unidad de Rommel, 150 hombres, capturó a 9,000 italianos, 150 de ellos oficiales. Con ellos cayeron 81 cañones y dos decenas de ametralladora. Este episodio ya fue magistralmente relatado por mi colega Manuel Mata en este gran artículo.
Dos semanas después, repitieron la hazaña. En Longarone, Rommel atacó con una fuerza reducida, pero sorprendió a los italianos tanto, que creyeron que se trataba de una división entera. Más de 9,000 enemigos se rindieron al joven teniente.
Por estas acciones, Rommel recibió la medalla Pour le Mérite, la más alta distinción alemana por valor en el combate. El resto de la guerra, lo pasó como adjunto en el cuartel general del 14º Ejército.
Entreguerras
El Tratado de Versalles obligó a Alemania a desarmarse y a mantener sólo una fuerza de 100,000 hombres. Las condecoraciones y su gran desempeño en el campo de batalla, consiguieron a Rommel una de las 4,000 plazas de oficiales.
Ya como Capitán, Rommel fue asignado al 13º Regimiento de Infantería en Stuttgart. Las fuerzas revolucionarias se habían desatado tras la abdicación del Kaiser y buena parte de su trabajo en esos primeros años consistió en mantener el orden.
En ese periodo, Rommel demostró que, además de sus cualidades como soldado, las tenía también como negociador. Por ejemplo, en 1921, la ciudad de Lindau fue tomada por los comunistas.
Rommel recibió la orden de tomar la ciudad por la fuerza. Sin embargo, y como demostraría incontables veces en su carrera, decidió desobedecer sus órdenes. Pidió una entrevista con los revolucionarios, y consiguió que entregaran a la ciudad, evitando un baño de sangre.
Conoce a Hitler
En 1929, Rommel llega como instructor a la Escuela de Infantería de Dresden. Ahí escribió un libro detallando las tácticas que utilizó durante la Primera Guerra. «Ataques de Infantería» fue publicado en 1034, y uno de los primeros en leerlo fue Adolf Hitler.
Su primer encuentro con el Führer tuvo lugar el 30 de septiembre de 1934. El ya teniente Coronel Rommel era comandante de un batallón de infantería, que fue visitado por el líder nazi. Su reputación como instructor le llevó un año después pasó a la Academia Militar de Potsdam, a las afueras de Berlín y, en 1938, a la Academia Militar teresiana de Weiner Neustadt, en Austria.
Para entonces el Coronel Rommel ya había llamado la atención de Hitler. Su conocido arrojo, su espíritu rebelde y las tácticas descritas en su libro, concordaban con las ideas de Hitler de avanzar agresivamente.
El hecho de que no perteneciera al conservador grupo de oficiales prusianos sumaba puntos, pues Hitler desconfiaba de ellos. Él mismo pidió en 1938 que a Rommel le fuese dado el mando del Führerbegleitbrigade, la escolta que acompañaba a Hitler en sus desplazamientos al extranjero.
Segunda Guerra Mundial
Los primeros meses del segundo conflicto internacional los pasó Rommel al lado de Hitler. Era el jefe de su guardia pretoriana, y de Berlín a Polonia no se separaban. Hitler incluso ordenó que a Rommel se le diera una oficina en la Cancillería.
Dicha cercanía entre los dos hombres, no cayó bien entre los generales de la Wehrmacht, protectores de sus estructuras y tradiciones. A pesar de su talento, a Rommel lo veían como un arribista que no estaba respetando los tiempos de ascenso.
Las sospechas de los generales se cumplieron cuando Hitler entregó a Rommel lo que este más deseaba, el mando de una división panzer. Saltándose un rango, Rommel fue ascendido a General.
Varios generales del Alto Mando se opusieron a tal nombramiento, pero en una dictadura sólo manda uno. Además, tenía sentido. El estilo dinámico y agresivo de Rommel era perfecto para la estrategia hitleriana del Blitzkrieg, la Guerra Relámpago.
Cuando el Führer lanzó sus tropas contra Francia, Rommel iba en la vanguardia, al mando de 218 tanques, dos regimientos de fusileros y uno de motocicletas. Desde febrero de 1940 que asumió el mando, Rommel se dedicó a entrenar a sus hombres en las tácticas que ya tenía planeadas.
Operación Amarillo
La invasión de los Países Bajos, Bélgica y Francia, la Operación Amarillo, comenzó el 10 de mayo. 93 divisiones de combate alemanas más 42 de reserva, avanzaron simultáneamente en un gran frente.
Rommel iba a la cabeza de su 7ª Panzer, no muy lejos de su aún superior, Guderian, que comandaba tres divisiones de tanques. El objetivo.para ambos, fijado por el Alto Mando (OKW, Oberkommando der Wehrmacht), era alcanzar el río Mosela, y formar una cabeza de puente. Sus panzers deberían entonces esperar a la infantería, para poder proseguir la ofensiva.
Pero tanto Guderian como Rommel desobedecieron sus instrucciones. Mientras Guderian llegaba a Sedán, frente al Mosela, y derrotaba rápidamente a las sorprendidas líneas francesas, Rommel avanzaba día y noche, sin dar descanso a sus tropas.
La División Fantasma
Con tanques, pero Rommel seguía usando sus tácticas de infantería, probadas en la Gran Guerra. Avanzaba con una pequeña fuerza, probando en uno y otro punto de las líneas enemigas, hasta que encontraba un punto débil. Atacaba por ahí para luego poder flanquear al enemigo.
En algunas ocasiones, el avance de Rommel con su “fuerza de reconocimiento” era tal, que perdía contacto con el resto de la división. Por sus constantes desapariciones temporales, los soldados alemanes comenzaron a llamar a la 7ª, la División Fantasma.
El 17 de mayo, Rommel informó haber avanzado ya más de 150 kilómetros. Ese mismo día, había capturado a 10,000 franceses, con una pérdida de sólo 36 de sus hombres. Él mismo había tenido que involucrarse directamente, cuando se daba cuenta de que sólo estaba acompañado por un puñado de sus tanques.
Para entonces, el Alto Mando, y el mismo Hitler, comenzaron a tener dudas sobre el éxito de su avance. Tanto se habían alejado Guderian y Rommel del resto de divisiones, que Hitler temía perderlos en un contraataque aliado.
El 24 de mayo, el Führer dio finalmente la orden de detenerse. Era sólo un descanso para las tropas en el que aprovecharon para reconectar las línea de aprovisionamiento. Mientras tanto, la Fuerza Expedicionaria Británica y dos divisiones francesas, se refugiaban en las playas de Dunquerque.
La caída de Francia
Las muchas derrotas aliadas frente al impetuoso avance alemán, minaron la moral de los defensores, y de los políticos. El gobierno francés estaba en caos, y el ejército reflejaba esa situación.
Entre finales de mayo y el 4 de junio, la “Armada Mosquito” de Churchill, logró evacuar a más de 300,000 soldados aliados de las costas de Dunquerque. Ya sólo quedaban los franceses, y estos ya daban muestras de no querer luchar.
Antes de la guerra, el Ejército Francés estaba considerado como uno de los más fuertes del mundo, y el número uno de Europa. En número de tropas, tanques, aviones y en la calidad de su equipamiento, era muy superior al alemán.
No obstante, el liderazgo francés dejaba mucho que desear y la tropa tampoco tenía confianza en sí misma. Las muy cacareadas victorias alemanas en Polonia, aliñadas de la exageración goebbeliana, habían dado a la Wehrmacht un halo de invencibilidad.
Dicha publicidad se vio confirmada por los rápidos avances de los panzers de Rommel y Guderian. Sin embargo, los franceses en ningún momento sospecharon que detrás de ellos la infantería venía muy lejos.
Después de la derrota de Sedán, el Ejército Francés ya dio muestras de desorden. Para el 7 de mayo, las líneas se rompían tan pronto veían a los alemanes. Las carreteras se llenaron de refugiados, pero también de soldados, que corrían a casa antes de pegar un sólo tiro. París cayó en seis semanas.
Rommel el héroe
La conquista de Francia fue el punto álgido del poder de Hitler. Hasta ese momento todos sus planes se estaban volviendo realidad. Nada en Europa parecía capaz de frenar el avance de la Wehrmacht, en buena parte gracias a la audacia de algunos de sus generales.
Tras la victoria, Rommel fue enviado a Burdeos, para preparar a sus tropas para la Operación León Marino, la invasión de Gran Bretaña. Al mismo tiempo, y como uno de los favoritos del Führer, recibió todo tipo de agasajos en Berlín. Fue presentado al pueblo alemán como uno de los héroes de la campaña.
Pero la guerra continuaba. La Batalla de Inglaterra se celebró sobre los cielos de las Islas Británicas. El Mariscal del Aire, Hermann Goering, había prometido a Hitler acabar con la RAF (Royal Air Force), para permitir entonces la invasión.
Pero el pobre desempeño de la Luftwaffe acabó por retrasar la Operación León Marino varias veces, hasta que fue finalmente suspendida por Hitler.
Mientras tanto, el aliado Mussolini se metía en problemas en África.
Ayuda al amigo Mussolini
Cuando ya la caída de Francia parecía un hecho el 10 de junio de 1940, Mussolini declaró la guerra a los aliados. Además de enviar una pequeña fuerza para atacar Francia, que fue rápidamente rechazada, il Duce se preparó para atacar la colonia británica de Egipto.
El 8 de agosto, Mussolini dio la orden al General Graziani de invadir al país africano con su 10ª División, pero Graziani no se movió. Días después, Mussolini repitió la orden, pero pospuesta hasta el día que Alemania comenzara la Operación León Marino.
Como la invasión de Inglaterra se suspendió definitivamente, se fijó una nueva fecha, el 9 de septiembre. Superior en número de armas y hombres, la fuerza italiana cruzó la frontera y avanzó 130 kilómetros en una semana. Los británicos se limitaron a acosar a los italianos.
Pero una vez conseguido dicho avance, y muy alejados de sus líneas de suministro, Graziani ordenó a sus tropas construir fortificaciones en los alrededores de Sidi Barrani. Durante los meses de octubre y noviembre, las líneas del frente se mantuvieron estables, pero pronto iban a cambiar.
El 9 de diciembre los británicos lanzaron la Operación Brújula, atacando los campamentos italianos por sorpresa. A pesar de su inferioridad numérica, las 36,000 tropas bajo el mando del General Archibald Wavell, desalojaron a los italianos, capturando a 130,000 prisioneros.
En enero, los británicos ya habían empujado al enemigo más allá de las líneas originales, y capturado el puerto de Tobruk. La 10ª División de Graziani fue completamente destruida, y Mussolini se vio forzado a acudir a Hitler para pedirle ayuda.
Afrika Korps
A principios de febrero de 1941, Rommel fue llamado a Berlín. El día 6, Hitler lo nombró Comandante del Afrika Korps, un ejército creado específicamente para apoyar a los italianos en el Norte de África. Ascendido a Teniente Coronel, Rommel llegó a Trípoli, la capital de Libia, el 12 de febrero.
La misión del Afrika Korps era reforzar a los italianos. Las fuerzas dadas a Rommel, dos divisiones panzer recién formadas, eran muy inferiores a las italianas. Al menos en teoría, Rommel estaba supeditado a la autoridad del Alto Mando italiano.
La realidad resultó ser otra. El carácter de Rommel y su prestigio pronto le dieron el protagonismo. Sus acciones posteriores sólo confirmaron su autoridad en el campo de batalla, con los italianos callando y obedeciendo.
Primera Campaña en África.
Ni tardo ni perezoso, en lugar de formar un perímetro defensivo, Rommel se preparó para al ataque. Sabía que las fuerzas británicas en Egipto habían sido mermadas por las transferencias a Grecia. Además, con tan pocas unidades, nadie esperaba un ataque del Eje. Precisamente el mejor momento para atacar.
Con su consabida agresividad, Rommel atacó, y en dos meses ya había sitiado a una división de infantería australiana en Tobruk, y empujado al resto de fuerzas aliadas hasta la frontera con Egipto.
Durante el resto de 1941, los británicos lanzaron tres operaciones para liberar Tobruk, todas fallidas. Sin embargo, Rommel tampoco pudo capturar la ciudad. Churchill puso entonces al General Claude Auchinleck a cargo de la operación. En noviembre de 1941, Auchinleck lanzó la Operación Crusader, que para enero había liberado Tobruk y empujado a las fuerzas del Eje de vuelta a El Alghella.
Segunda campaña en África
Animado por las victorias de Rommel, Hitler decidió ir a por Egipto. Conquistando dicha colonia inglesa, el Eje podría hacerse con el Canal de Suez, cortando una importante línea de suministro a las Islas Británicas.
Rommel recibió refuerzos en febrero de 1942, y pronto se lanzó de nuevo al ataque. En junio los británicos fueron derrotados en Gazala y Tobruk cayó días después. El Afrika Korps continuó su avance hasta cruzar la frontera egipcia, hasta situarse a unos kilómetros de la fortaleza de El Alamein.
El problema de Rommel fue que, para entonces, sus tropas estaban ya a más de mil kilómetros de Trípoli, el único puerto donde podía recibir suministros. Además, Hitler ya estaba preparando una segunda ofensiva en el frente oriental, y ya pocos refuerzos podía enviar a su general favorito.
El avance alemán fue detenido en El Alamein. Del 1 al 27 de julio, ambos ejércitos se enfrentaron en una encarnizada batalla, con pequeñas victorias de cada lado que enseguida eran revertidas.
Al final, la Primera Batalla de El Alamein terminó con un empate. No obstante, la situación era cada vez más delicada para Rommel, especialmente por la falta de refuerzos. Después de la batalla, Churchill nombró a un nuevo general, quien se convertiría en el antagonista más célebre de Rommel.
La Antítesis
Bernard Law Montgomery era muy diferente a Rommel. Nacido en el seno de una familia noble venida a menos, Montgomery tuvo una infancia difícil. Su padre, Henry, un ministro protestante, pasaba largas temporadas fuera del hogar. Maud Montgomery se ocupó poco de los niños, que fueron educados por tutores. Eso sí, los golpeaba.
Nacido en Surrey y criado en Tasmania, El joven Bernard entró en la Academia Militar de Sandhurst de la que se graduó en 1908 con el rango de Subteniente. Cabe mencionar que estuvo a punto de ser expulsado tres veces por mal comportamiento.
Cuando se enfrentó a Rommel, Montgomery era ya un veterano del ejército. Había servido en Irlanda, la India, Palestina y en la Primera Guerra Mundial, en la que fue herido varias veces. Sólo gracias a un general que conocía bien, pudo entrar en el Colegio de Oficiales, el único camino para llegar a un alto cargo.
Al comienzo de la Segunda Guerra Mundial, Montgomery, entonces un general Mayor de la 3ªDivisión, fue enviado a Francia como parte de la Fuerza Expedicionaria Británica (BEF). Tras la derrota de Francia, el general y su división estuvieron entre los rescatados en Dunquerque.
Desde junio de 1940 y hasta el mismo mes de 1942, Montgomery asumió el mando de varias secciones del ejército británico que se quedaron en las islas para defenderlas en caso de invasión. Como ya hemos visto, esta nunca llegó, por lo que “Monty” pasó la mayor parte entrenando a sus tropas.
Nada, hasta ese momento, brillaba en su historial, pero pronto tendría la oportunidad de su vida.
El Zorro del Desierto Vs las Ratas del Desierto
Frustrado con la poca iniciativa de sus generales en Egipto, Churchill decidió dar una vuelta de tuerca. Para ello nombró al General William Gott como Comandante del Ejército del Desierto Oeste, el de Egipto. El destino se interpuso cuando Gott murió a los pocos días en un accidente de aviación. Montgomery fue su reemplazo.
Al hacerse cargo de la defensa en Noráfrica, Monty sabía que Rommel no estaba recibiendo refuerzos, y que muy difícilmente los recibiría en el futuro. Los aliados ya habían tomado el control del Mediterráneo, y pocos suministros alemanes lograban llegar al cuartel del Afrika Korps.
Por ello, antes de atacar inmediatamente, Montgomery decidió esperar, y construir lentamente un ejército que fuese lo suficientemente superior al de su rival. Durante meses, y a pesar del apremio de Churchill, Monty amasó hombres, tanques, aviones, armas, municiones y pertrechos en grandes cantidades.
Por otra parte, Monty inoculó a sus hombres de un gran espíritu de lucha. Hasta ese momento, los soldados británicos sobrevivían en el pesimismo. El mito de la invencibilidad de Rommel había permeado a todos los niveles.
Se cuenta que el recién llegado general, trajo consigo una foto a tamaño natural de Rommel. Cuando le preguntaban sobre ella, él respondía que sólo la tenía para demostrar que el alemán no era ningún gigante, sino un hombre normal.
Por fin, en octubre de 1943, Monty y sus ratas del Desierto estaban listas para enfrentarse al Zorro del Desierto.
Segunda Batalla de El Alamein
Todo comenzó con una poderosa andanada de artillería, en la madrugada del 23 de octubre. Era la Operación Lightfoot (pie ligero), nombrada así por la importancia que tendría la infantería, que atacaría primero.
Durante los preparativos y la batalla, Montgomery disfrutó de una ventaja añadida. La descodificación de los mensajes alemanes por el programa Ultra, le permitía conocer por adelantado casi todos los planes del enemigo.
Por si fuera poco, el día del comienzo de la batalla, Rommel no estaba en África, sino en Alemania, donde se recuperaba de una enfermedad. Cuando volvió a tomar el mando, el día 25, ya era demasiado tarde.
Los ejércitos de Montgomery rompieron las líneas alemanas en 10 días. Rommel ya no tenía gasolina para sus tanques y camiones, y el agua para beber escaseaba. El 7 de noviembre, una tormenta llevó a Monty a frenar el ataque, y buena parte del Afrika Korps pudo escapar.
Aún así, Lightfoot fue un éxito, y los ingleses capturaron a 30,000 prisioneros. Rommel, que había recibido órdenes de Hitler de luchar hasta el último hombre, desobedeció y se retiró a Túnez con su Afrika Korps.
En esos últimos días en Túnez, un miembro del equipo de Rommel, el Coronel Claus von Stauffenberg, fue herido por un avión norteamericano. Stauffenberg jugaría un papel fundamental en la vida de Rommel sólo un año después.
Para evitar la humillación de su general más popular, el Führer ordenó a Rommel volver a Alemania en febrero de 1943, no sin que el segundo diera una paliza de bienvenida a los estadounidenses. Poco después las últimas tropas alemanas se rindieron a Montgomery.
Malas noticias
De vuelta en casa, Rommel disfrutó de unas largas vacaciones. Poco tiempo había pasado el ya Mariscal de Campo con su mujer y su hijo adolescente, Manfred. Las cosas no iban bien para Alemania. El 6º Ejército se había perdido en Stalingrado, y los soviéticos ya preparaban la contraofensiva.
Peores noticias recibió Rommel cuando un amigo general le contó las atrocidades que las SS estaban cometiendo en el Frente Oriental. El General, ya desilusionado porque Hitler no quiso reforzarlo en África, comenzó a tener serias dudas sobre su capacidad para liderar Alemania a la victoria.
Luego, el 25 julio de 1943, Rommel viajó brevemente a Grecia. Ese mismo día, el General Badoglio dio un golpe de estado y derrocó a Mussolini. Rommel tuvo que viajar de vuelta a Berlín esa misma noche, y poco después recibió el mando de tres divisiones en el Lago Garda, al norte de Italia.
Rommel entonces sugirió a Hitler defenderse de la invasión aliada en una línea al norte de Roma. Por su parte, el Mariscal Albert Kesselring, quien llevaba ya un año en Italia, dijo que podía defender la península al sur de Roma. Hitler prefirió este planteamiento, y dejó a Kesselring al mando.
En noviembre de ese año, Hitler encargó a Rommel la construcción de la “Fortaleza Europa”.
Normandía
Era un secreto a voces que los aliados estaban amasando tropas y equipo en el sur de Inglaterra para lanzar un ataque sobre Europa. Tres años después de la derrota de Francia, el General Eisenhower ya tenía el plan de lo que sería la Operación Overlord, el Desembarco en Normandía.
Hitler envió a Rommel a Francia en noviembre de 1942, con el encargo de supervisar las defensas costeras. El Zorro del Desierto quedó horrorizado con la debilidad de dichas defensas. En enero de 1944 consiguió que le otorgaran la posición de Comandante, para supervisar, acelerar y mejorar los trabajos.
A pesar de que para Rommel ya se había perdido tiempo muy valioso, en pocos meses las playas del norte de Francia se llenaron de casamatas de hormigón armado. Se enterraron millones de minas, y se colocaron todo tipo de obstáculos para evitar los desembarcos anfibios.
Rommel creía que la única esperanza del Reich era atacar a los aliados tan pronto llegaran a las playas, antes de que lograran crear cabezas de playa.
El destino nuevamente intervino en la fortuna de Rommel. El día 6 de mayo, su esposa Lucía había cumplido 50 años, pero el Mariscal no pudo encontrar un hueco para pasar unos días con ella. El mal tiempo a principios de junio le dio la oportunidad. El día 6, cuando Eisenhower lanzó a decenas de miles de hombres sobre Normandía, Rommel estaba en su casa de Herrlingen.
Operación Valkiria
Incluso antes de que empezara la guerra, se formó un movimiento anti-Hitler, liderado por el ex general Ludwig Beck. la oposición había planeado un golpe de estado, para lo cual pidió ayuda a Inglaterra. Sin embargo, el Primer Ministro Neville Chamberlain rechazó ofrecerles cualquier ayuda, prefiriendo negociar con Hitler.
El movimiento se mantuvo latente mientras que las fuerzas nazis arrasaban Europa. Los éxitos del Führer dificultaban cualquier levantamiento. Cuando las victorias se convirtieron en derrotas, las posibilidades aumentaron.
Uno de los miembros rebeldes, el Coronel Claus von Stauffenberg, diseñó un plan para asesinar al Führer y hacerse con el poder. Rommel fue informado, aunque rechazó formar parte del complot. Sus remilgos estribaban en el hecho de que no quería al Hitler asesinado, sino juzgado.
Como fue, la Operación Valkiria falló por unos centímetros, y sus organizadores fueron pasados por las armas.
El “suicidio” de Rommel
Para entonces estaba en casa. Se recuperaba de las heridas causadas por un ataque aéreo a su coche, cuatro días antes del atentado a Hitler. Pero en la investigación del golpe, surgió varias veces el nombre de Rommel.
Hitler decidió inmediatamente que Rommel merecía un castigo pero no se atrevía a juzgar y ejecutar a su general más popular. Sin duda, sería un golpe para la ya baja moral de las tropas. Otra solución era necesaria.
El 14 de octubre de 1944, los generales Wilhelm Burgdorf y Ernst Meisel llegaron a la residencia de Rommel en un Opel. Nada más entrar en el estudio del anfitrión, le informaron de los cargos en su contra, y de la oferta del Führer: 1) el suicidio o, 2) un juicio que terminaría con la pena de muerte. La primera opción tenía el añadido de que su familia no iba a ser molestada. Fue la que eligió Rommel.
Después de intentar convencer a los generales de su inocencia, y de enviar sus saludos al Führer, Rommel se despidió de su esposa e hijo. En el Opel, el chofer condujo al Mariscal de Campo y a Burgdorf a las afueras de la población. Mientras que el resto abandonaba el coche para fumarse un cigarro, Rommel tomó una cápsula de cianuro.
Relación con Hitler
Erwin Rommel es sin duda uno de los militares más destacados de la Segunda Guerra Mundial. El éxito de sus tácticas y su carácter, apoyados por el Führer, le convirtieron en el general más querido por su pueblo, y en el más temido y respetado por el enemigo.
Aún así, existen episodios controvertidos sobre la vida de Rommel. El primero, sobre su cercanía y fidelidad a Hitler. Es indudable que el Mariscal tuvo una relación muy cercana, y en cierto modo cálida, entre los dos personajes.
Ambos se utilizaron mutuamente para alcanzar sus objetivos. Hitler conseguía victorias mientras que su Mariscal avanzaba en su carrera. Más aún, Rommel creía en el Führer. En algún momento a principios de la guerra, Rommel afirmó:
“El Führer sabe perfectamente lo que es bueno para nosotros”.
Ahora bien, la mayor parte de los alemanes, civiles y militares, creyeron en las ideas y objetivos del líder nazi. Todos llevan su parte de culpa, pero no podemos olvidar que, la mayoría de nosotros, muy posiblemente hubiésemos caído en la misma trampa.
Controversia
También se han vertido críticas sobre la posible colaboración del General en algunos crímenes de guerra. En África, soldados alemanes supuestamente violaron a mujeres locales, sin ser castigados. No hay evidencia de que Rommel hubiese estado al tanto de esos posibles crímenes.
En Francia, después del desembarco aliado, hubo ejecuciones extrajudiciales en zonas donde aparentemente actuaba Rommel. Igualmente, no hay certeza de que el Mariscal de Campo hubiese tenido algo que ver, o se hubiese enterado de ello.
Por otra parte, también hay instancias en las que Rommel actuó correctamente. Después de la Masacre de Oradour-sur-Glane, Rommel fue uno de los más críticos, y el primero en pedir el castigo para las SS.
Durante el sitio de Tobruk, llegó a oídos de Hitler el hecho de que un batallón australiano formado por judíos estaba atrapado en la ciudad. El Führer envió una orden a Rommel de que los ejecutara si los capturaba. Este destruyó la orden.
En cualquier caso, la opinión de la mayoría, aliados y alemanes, es que Rommel fue un militar respetuoso con el enemigo. Moshe Dayan, el General israelí, incluso lo tenía como modelo. Cometió errores, y ya se le critica por muchas de sus decisiones, pero difícilmente puede ser considerado como criminal de guerra.
Epílogo
Hitler anunció la muerte de Rommel como el resultado de un ataque aliado. Su funeral fue el más grande y pomposo en los 13 años del Tercer Reich. Los ciudadanos de Berlín salieron en masa a las calles para despedir a su ídolo, mientras que Lucía y Manfred lucían caras de resignación.
Antes, durante y después de la guerra, Rommel fue un héroe para los alemanes, y un respetado rival para los aliados.
En la actualidad, la figura de Rommel mantiene una reputación más positiva que lo contrario. Fue un soldado que obedeció sus órdenes, y las rechazó cuando estas iban en contra de sus principios.
Como muchos otros, hizo lo que pudo para sobrevivir en una atmósfera totalitaria, sumergido en su trabajo. Era un hombre con sus virtudes y defectos, como todos. Su trabajo era acabar con el enemigo, y lo hizo mejor que muchos.
El Zorro del Desierto no era un santo, ni mucho menos. Mandó a cielo y al infierno a miles de almas, la mayoría militares como él, que sabían que arriesgaban su vida en cada instante. Después de todo, era un soldado, no una hermanita de la caridad.
Rommel, el soldado leal, apostó por un loco. Se equivocó, pero mantuvo su lealtad.
Ahí está el punto Manolo. A Rommel le tocó nacer en Alemania y trabajar para un loco. Tampoco es que tuvieran que retorcerle el brazo… así acabó.
Muchas gracias por comentar, y feliz domingo!
¿El lugar equivocado o equivocación personal? Ambos, creo.
También creo que ambos Manolo… 😛
Excelente trabajo, mil gracias por La docencia y aunque muchos no estén de acuerdo, y no tienen porque estarlo, este fue, es y será uno de los mejores generales de la historia.
Hola Omar,
Este artículo llevaba en mi cabeza mucho tiempo, y no fue fácil para mí encontrar un equilibrio entre las capacidades tácticas de Rommel y el hecho de que haya trabajado para Hitler. He contado su historia como yo la veo. Cada uno puede sacar sus propias conclusiones.
Mil gracias por tu amable comentario. Un cordial saludo.
Muy interesante, objetivo
Mil gracias Ildefonso! La figura de Rommel es sin duda una de las más conocidas y discutidas de la Segunda Guerra Mundial, y no es por nada. Hizo mucho con lo poco que tenía, y se portó como caballero con sus enemigos. Eso sí, pagó muy caro unirse primero, y luego ir en contra del Führer…
Muchas gracias nuevamente y un saludo.
Todas esas especulaciones finales sobre que Rommel fué un conspirador son falsas. Fueron construídas por decenios mediante hipótesis que luego se tomaban por ciertas y sobre las que se basaban nuevas hipótesis, todas conducentes a crear una conclusión: que Hitler era un loco, que Rommel lo traiciónó, etc, etc. Pero no hay una sola Real en ese sentido. Romeo no fué un conspirador sino que fué un soldado leal y eficiente. Lo que pasó y pesa, es que Alemania perdió la guerra, sus historiadores fueron presos o fueron asesinados, y nos estamos guiando por «versiones» que serán muy oficiales y muy políticamente correctas, pero son fruto de la inteligencia aliada de post guerra.
Hola Horacio,
nadie dice que Rommel hubiese sido un conspirador. Lo que he escrito es que fue informado de la Operación Valkiria, pero no quiso participar en ella. Y eso es un hecho fundamentado con documentos, y por el testimonio de nada más y nada menos que de Manfred Rommel, el hijo del Mariscal. Aquel día de su muerte, Rommel padre informó a su esposa e hijo lo mismo que afirmo, que supo de la conspiración, pero que no quiso ser parte de ella. No es ninguna especulación, ni ninguna versión oficial, son hechos comprobados.
Muchas gracias y un saludo.
Un gran estratega, que con poco lograba inmensas victorias.
Un soldado que respeto, a otros soldados enemigos.
Seria bueno saber los movimientos de Guderian y tambien de Manstein.
Hola Omar,
Rommel logró mucho con muy poco, lo cual es ya una hazaña. Probablemente hubo mejores generales que él, pero pocos o ninguno se coló en el imaginario popular. Los británicos tuvieron mucha culpa de su fama, pero también el hecho de que era uno de los favoritos de Hitler.
En otra ocasión hablaremos de los dos que mencionas, Guderian y von Manstein, otros dos monstruos…
Un saludo y muchas gracias por comentar.
Pero defendio lo indefendible y ademas a un orate como adolfito.perdedores y no inocentes.culpables por agresores.
Totalmente de acuerdo Tulio, Rommel defendió a un idiota, y eso no se le puede perdonar. Allá él y sus consciencia.
Muchas gracias y un saludo.
Estoy de acuerdo con lo expuesto en los anteriores comentarios, salvo con la pamplina esa de los historiadores presos o asesinados. Pero en fin, seré breve:
Adolfo el golfo: loco, asesino y psicópata.
Erwin Rommel: uno de los mejores mariscales de la Historia, asesinado por el loco, asesino y psicópata.
Operación Walkiria: conocida pero JAMÁS apoyada por Rommel.
Y punto pelota.
Estimado Sr. Udet, suscribo lo dicho, de la A a la Z, por si no ha quedado claro…. ;P
Un abrazo.
Este articulo me parecio genial! Sobre todo por el titulo y por una parte del articulo de que cualquiera hubiera caido bajo el hechizo de Hitler. En algun momento vi un discurso de el antes que ocurrieran todas las atrocidades que todos conocemos, luego reflexione, que si viajara en el tiempo desconociendo todo lo ocurrido despues, me hubiera sido muy dificil no ser su partidario. Ojo no soy Nazi ni nada de esa basura, pero hay que reconocer que el tipo tenia oratoria!
Hola Gustavo,
ante todo, muchas gracias por tus amables palabras. Me gusta escribir lo que pienso, y el título fue lo primero que se me ocurrió cuando pensé en dedicarle una entrada a Rommel.
Respecto a lo que hubiésemos hecho nosotros, creo que lo explicas muy bien. Muy probablemente hubiésemos caído bajo el influjo del histriónico manipulador que era Hitler. Era otra época, la gente pensaba diferente, y era más fácil que se creyeran las promesas de los mesías. La prueba es que tipos similares, gritones, extremistas y mentirosos, aún aparecen de vez en cuando en los púlpitos políticos…no aprendemos… 😛
Muchas gracias nuevamente y un saludo!
Que fortuna tenerte y leerte, gracias por compartir! Recién di con tu blog y estoy encantada.. aplaudo tu trabajo!… saludos 🙂 PD. te dejo porque me queda mucho por conocer.
Hola Dinorah,
antes que nada, me siento muy halagado por tus palabras, que no creo merecer. Soy tan sólo un fan de la historia al que le gusta compartir lo poco que conoce, un aficionado que quiere contagiar a todos de su pasión. Espero de todo corazón que encuentras muchos artículos interesantes, y entretenidos, que para eso están. Yo seguiré escribiendo sobre temas que creo te puedan gustar.
Muchas gracias por tu comentario, un besín!