No somos nada, dice el dicho, erróneamente. La realidad es que cada uno de nosotros, somos un insignificante paquete de materia, habitando otro insignificante trozo de materia llamado planeta, y bautizado por Carl Sagan como un punto azul pálido.
Ese es el nombre que le dio el célebre científico y divulgador a una fotografía de la Tierra. Pero Pale Blue Dot (Punto Azul Pálido) no es una foto cualquiera. Se trata de una imagen tomada por la sonda espacial Voyager 1 en 1990. Es la fotografía más lejana que hayamos tomado de nuestro planeta,
No estaba programada, y la idea, como muchas otras, se la debemos a Sagan. Desde entonces, Punto Azul Pálido es una de esas fotografías científicas que han hecho historia. Fan de la ciencia y de la historia que soy, no puedo resistir contarla.
Al infinito, y más allá…
El 5 de septiembre de 1977, hace casi 40 años, los turistas aparcados en Cocoa Beach fueron testigo de un espectáculo reservado a unos cuantos: el lanzamiento de una sonda espacial. Era el Voyager 1 (Viajero 1), cuyo hermano, el Voyager 2 había sido lanzado dos semanas antes.
Ambas naves estaban programadas para viajar al Sistema Solar exterior, esto es, a los planetas más allá del cinturón de asteroides. En pocos años, las hermanas cumplieron con su misión, acercándose por primera vez a Júpiter, Saturno y Titán, satélite del anterior planeta.

Voyager 1.
Miles de fotografías y datos fueron enviados durante años por las Voyager. Dicho material ha sido la base para expandir nuestro conocimiento de los gigantescos vecinos. Ambas sondas aún funcionan, más allá de las fronteras del Sistema Solar, y aún nos envían información.
Quien sabe, es probable que algún día, en algún punto de la galaxia, otras civilizaciones las encuentren y sepan de nuestra existencia. Fue también Carl Sagan quien diseñó y ayudó a crear los célebres discos repletos de cultura humana que viajan en las naves.
Ya que estamos…
Voyager 1 estaba programado sólo hasta su encuentro con Saturno. Ya con ese hito la misión hubiese sido todo un éxito. No obstante, la imaginación y ambición de Sagan le llevaron a sugerir: “Ya que estamos, por qué no hacemos una foto de la Tierra desde ahí”.
Eso fue a finales de 1980. Sin embargo, y a pesar de que la NASA se mostraba favorable a la idea, había algunas pegas. Por ejemplo, que apuntando hacia la Tierra, la luz del Sol podría dañar los lentes de las cámaras.
Por otra parte, tanto la Administración Nacional de la Aeronáutica y el Espacio como Sagan, sabían que una imagen de ese tipo tendría poco valor científico, pero incalculable como muestra de la perspectiva de nuestro planeta en el universo.
La foto tuvo que esperar, pero a Sagan no se le borró la idea de la cabeza. Finalmente, en 1989 la NASA decidió que ya era hora. Se hicieron los preparativos para el próximo invierno boreal terrestre.
Houston, tenemos un Punto Azul Pálido
El 14 de febrero de 1990, y siguiendo las instrucciones enviadas al Voyager desde la Tierra, la cámara angular de 1500 mm de la sonda giró hacia el interior del Sistema Solar. Durante unos minutos, disparó su interruptor para hacer una serie de fotografías conocida como Retrato Familiar.
En esa serie de 60 imágenes se pueden ver seis planetas y el Sol. Una de esas fotos, muestra a la Tierra, a una distancia de 6,054,587,000 Km. (seis mil cincuenta y cuatro millones, quinientos ochenta y siete mil kilómetros). Es tan pequeña que, según la NASA, ocupa apenas el 12% de un pixel.
En una de esas fotografías, nuestro planeta apenas y se puede ver, como un punto azul claro tras un reflejo provocado por los rayos solares y la óptica de la cámara. Se cree que fue el mismo Carl Sagan quien bautizó a la imagen como Un Punto Azul Pálido.
Ciencia Histórica
Junto con Earthrise (Amanecer terrestre), la fotografía tomada por el Apollo VIII, Punto Azul Pálido es la foto más representativa de la historia de la ciencia, al menos de la astronomía. Earthrise fue clave en el inicio del movimiento ecologista, al resaltar la fragilidad de la Tierra.
Punto Azul Pálido nos recordó lo insignificante que es nuestro planeta en la vasta expansión del universo, y lo más insignificante aún que somos nosotros. Somos algo, pero casi nada.
Punto Azul Pálido también inspiró a Sagan a escribir un libro con el mismo nombre. Casi como una continuación de Cosmos, en Punto Pálido Azul el científico estadounidense especula sobre la ciencia conocida, la que nos falta por conocer, y la importancia del ser humano en el universo. Todo un ejercicio metafísico que recomiendo ampliamente.
Punto Azul Pálido fue un hito, y seguro que habrá muchos más. Ya se han hecho otras fotografías lejanas de la Tierra, algunas con mejor resolución. Pero Punto Azul Pálido fue la pionera, y eso ya no se lo quita nadie.
A pesar de que apenas se puede ver, no dejo de mirarla. Punto Azul Pálido es hipnótica. Que la disfrutes.