En cada visita a Roma, además de pasármelo en grande entre ruinas romanas y sus maravillosas catedrales, me gusta fijarme en los romanos modernos. Rodeados de pizzerías, turistas y chavales que buscan impresionar con la moda, los italianos rinden culto a un invento local que hace mucho les sacó del agujero: la Vespa.
Las hemos visto en todas las calles del mundo, si no las originales, sus copias. Gregory Peck y Audrey Hepburn las llevaron a la cúspide de la fama en “Vacaciones en Roma”, y millones de adolescentes han conseguido sus primeros ligues montados en una de ellas. La Vespa ha hecho historia.
Sin embargo, cuando nació, pocos podían imaginar que la pequeña motocicleta se convertiría en un icono nacional que traspasaría fronteras. Todo un éxito comercial y cultural, la Vespa sigue zumbando por calles y carreteras, vivita y coleando a sus 70 años.

La Vespa original de 1946.
El panal aereonáutico
En 1882, Enrico Piaggio compró un terreno a las afueras de Génova y abrió una maderería. Dos años después, el negocio se había transformado en una fábrica de vagones para el ferrocarril.
Para 1917, el hijo de Enrico, Rinaldo, había convertido a la empresa en una fábrica de aviones, debido a la demanda creada por la Primera Guerra Mundial. En un principio, Piaggio construyó aviones bajo licencia, pero a mediados de los años 20 ya creaba sus propios diseños.
Una década después, Piaggio ya era una de las compañías aeronáuticas más grandes e importantes de Italia, y sus aviones rompían récords y ganaban todo tipo de premios.Rinaldo murió en 1938 y su hijo Enrico (imagen Dcha.) tomó las riendas de la empresa.
Entre 1938 y 1943 todo fue bien para la familia Piaggio. La compañía se diversificó para producir muchos de los productos que requería el esfuerzo de guerra. Pero, como bien sabemos, Italia terminó entre los perdedores, y después de dos décadas de dictadura y cinco de guerra, su industria estaba devastada.
Buscándose la vida
Al igual que otras empresas que producían material militar en Alemania, como BMW, las instalaciones de Piaggio fueron muy bombardeadas. Su planta central en Pontedera quedó completamente destruída.
También como BMW, a Piaggio se le prohibió construir aviones. Yno sólo eso, Enrico Piaggio creía que el mercado de la aeronáutica militar no tendría muchas posibilidades en el futuro próximo.
Por el contrario, la Italia de la posguerra tenía una urgente necesidad de un modo de transporte práctico y asequible para las masas. Enrico decidió construir una motocicleta.
En un principio, pidió a dos de sus diseñadores, Renzo Spolti y Vittorio Cassini, que le mostraran un prototipo. El llamado “Paperino”, o patito, ya tenía algunos de los elementos que harían célebre a la Vespa. Su cuerpo ya era de una sola pieza, y tenía un guardafangos muy alto. Pero el Paperino no convenció a Enrico, y este buscó una segunda opinión.
Nace la Vespa
Corradino D’Ascanio era uno de los ingenieros aeronáuticos más capaces del mundo. Antes y durante la guerra, había trabajado para Piaggio Aereo, y sus diseños estaban entre los más buscados. Sin embargo, era en el área del desarrollo de helicópteros donde D’Ascanio destacaba.
No obstante, la prohibición a los italianos de desarrollar una industria aeronáutica durante diez años dejó a D’Ascanio vestido y desempleado. Entonces, en 1944, Ferdinando Innocenti lo contrató para que diseñara una motocicleta sencilla y práctica.

Corradino D’Ascanio.
Corradino diseñó entonces su primer modelo, con el guardafangos alto y un motor pegado a la rueda trasera, lo que eliminaba la cadena de transmisión (para los italianos eso de ensuciarse es un pecado).
Pero Innocenti y D’Ascanio no estuvieron de acuerdo en el método de fabricación del vehículo, y el diseñador se llevó su idea a Piaggio. Cuando Enrico vio por primera vez la MP6 exclamó: “Sembra una vespa!” (“Parece una avispa”). Vespa es “Avispa” en italiano.
Y es que con su cuerpo en tres partes dividido por una delgada cintura, y su manillar a modo de antenas, la Vespa recordaba al insecto. Piaggio decidió comercializarla con ese nombre.
Éxito casi inmediato
Piaggio patentó la Vespa el 23 de abril de 1946, y la presentó a los medios en el Club de Golf de Roma ese mismo año. Además del importantísimo guardafangos y que la carrocería cubría todas las partes “sucias” de la Vespa, el hecho de que la carrocería fuese monocoque llamó mucho la atención.
La Vespa comenzó a venderse poco después de la feria de Milán de 1946. Los primeros modelos tardaron en encontrar dueño, pero cuando Piaggio introdujo un sistema de compra en mensualidades, las ventas se dispararon.

Los protagonistas de Vacaciones en Roma sobre su Vespa.
El primer año completo en el que se vendió la Vespa, 1947, se vendieron 2,500 unidades. Un año después fueron 10,000. Para 1950 Piaggio estaba vendiendo 60,000 al año. En 1952, cuando “Vacaciones en Roma” mostró la Vespa al mundo, se vendieron más de 100,000.
Desde entonces Piaggio ha vendido casi 20 millones de unidades, en decenas de modelos, Además de las clásicas “scooters”; Vespa ha fabricado un coche, el Vespa 400, una Vespa miliar, encarada por el Ejército de Francia, y una moto-helicóptero-submarino, para la película “Dick Smart: Agente 2007”.
También se han producido Vespas de carreras, aunque es Aprilia, una subsidiaria de Piaggio, la que actualmente maneja la división de motos rápidas.
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Icono
Pero la Vespa es más que una moto, más que un vehículo. La Vespa es un modo de vida, un icono cultural. Sus fans se cuentan por millones, y sus coleccionistas no paran de buscar y restaurar sus modelos favoritos.
Muchos adolescentes, aún se inician en el mundo del motor con una Vespa. Como no puede ser de otra manera, esto es más cierto en Italia que en ningún otro país. Si la Vespa es querida y respetada en el extranjero, en su país natal es un tesoro nacional.
Yo nunca he tenido una Vespa, no por falta de ganas, sino porque cuando he tenido moto he ido a por las grandes cilindradas, pues las necesitaba para largas distancias. Pero no me desanimo.
Algún día, probablemente cuando ya me vea jubilado en algún pueblo de Asturias, y si la salud me lo permite, me veréis en una Vespa. Si así sucede, seguro que ligo.
Agradable comentario sobre un vehículo que debería de ser considerado por muchos que se mueven solos en sus grandes coches, quemando combustible y sin percatarse del gusto único de despeinarse con la brisa montando una Vespa.
Hola Armando,
muchas gracias por comentar. En verdad creo que la Vespa es un gran vehículo, y también creo que pronto, su versión eléctrica, se popularizará. Como ben dices, es mejor ir en una de ellas que en un mastodonte contaminante, al menos en las ciudades. La verdad es que ya se me está haciendo agua la boca con una Vespa eléctrica… 😛
Mil gracias nuevamente y un saludo.