En tiempos de guerra suelen suceder cosas muy extrañas. Hay sucesos terribles, que dejan por los suelos la reputación del ser humano. También hay acciones curiosas, hasta graciosas. En una de ellas, España, o mejor dicho, sus representantes en Guam, nos dejaron una anécdota que creo merece la pena contar.
Todo sucedió durante la Guerra Hispano-Americana. En 1898, el gobierno de Estados Unidos aprovechó el accidente del Maine para declarar la guerra a España, con la intención de despojar a nuestro país de lo que quedaba del imperio americano.
Pero no sólo en América teníamos posesiones, también en Asia, y en especial en el Océano Pacífico. Entre ellas, claro está, podemos incluir una de las joyas de la corona, el archipiélago de las Filipinas. Otra posesión era la Isla de Guam.
Posesión a corto plazo
Guam es una isla de apenas 500 kilómetros cuadrados. Es la más grande del archipiélago de las Marianas, bautizado así en honor de la reina de España Mariana de Austria. Guam es también la isla más grande en esa zona del mar, entre las Filipinas y Hawaii.
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El primer europeo, que sepamos, en visitar Guam fue Fernando de Magallanes. Durante su célebre circunnavegación en el siglo XVI, el portugués, acompañado de Juan Sebastián Elcano, desembarcó y contactó con lo nativos. Entonces las cosas se torcieron.
En lugar de conseguir pertrechos para continuar el viaje, los marineros vieron cómo los indígenas de las islas, subieron a los barcos y robaron todo lo que pudieron. Poco después, una partida de hombres armados desembarcó y atacó la población, y recuperó lo robado. Por ello, el primer nombre occidental dado a las Marianas fue el de Islas de los Ladrones.
Magallanes reclamó las islas para la corona española. Sin embargo, para los nativos, ahora llamados “chamorros”, la situación no sufrió ningún cambio. Pasarían muchos años hasta que otro barco español soltara anclas en sus aguas.
En 1667 España las reclamó formalmente y estableció una colonia en Guam. Poco después llegaron los misioneros y algunos comerciantes. Durante los siglos XVI, XVII y XVIII, Guam serviría de escala para los galeones que hacían la muy rentable ruta de Manila-Acapulco.
1898 España Vs. Estados Unidos
Como ya vimos en otro artículo, el 15 de febrero de 1898, el acorazado estadounidense Maine explotó en la Bahía de la Habana. Había sido enviado ahí por el presidente William Mckinley con la excusa de proteger a sus ciudadanos en el conflicto de independencia.
La explosión fue un accidente, pero la prensa amarillista norteamericana culpó a los españoles de sabotage, lo cual sería razón suficiente como para declarar la guerra a España. Estados Unidos declaró un bloqueo a Cuba a partir del 21 de abril. La declaración de guerra llegó dos días después.
Mientras tenían lugar algunas escaramuzas en Cuba y las Filipinas, Henry Glass, el Capitán del Crucero Charleston, en travesía de Honolulu a Manila, abrió sus órdenes. Glass, junto con el Charleston y tres buques transporte, el City of Pekín, el City of Sydney y el Australia, debía dirigirse a Guam.
Ahí, debía capturar el puerto de Guam y arrestar al gobernador español, a los oficiales y a los soldados que pudiesen encontrar. Debía también hundir cualquier nave que enarbolara la bandera de España, y destruir las fortificaciones dela isla. No debía tardar más de uno o dos días en cumplir su misión.
Llegada a Guam
Las órdenes de Glass estaban fechadas el 10 de mayo, aunque ya era principios de junio cuando las leyó. A mediados de ese mes, el convoy ya estaba en camino, y el Charleston aprovechó el tiempo para prácticas de tiro con sus cañones.
Glass había sido advertido de las fortificaciones españolas en Guam, supuestamente bien equipadas, podrían representar un peligro. Lo mismo, le dijeron, sobre una posible fuerza militar española en la isla, especialmente en San Luis D’Apra, el puerto más importante de Guam.
La realidad era muy diferente. Menos de cien soldados formaban la guarnición española, y las fortificaciones, muy antiguas, estaban prácticamente abandonadas.
En cualquier caso, cuando el Charleston y su séquito naval llegó a Guam, el Capitán Glass ordenó una andanada de artillería contra los fuertes en la costa.
Bienvenido Mr. Glass
Era la mañana del 20 de junio, y algunos curiosos se agolpaban en el puerto de Piti, para observar las naves estadounidenses. Entre ellos estaban el Capitán del Puerto, un comandante de la Armada, Don Francisco Gutiérrez, y el Médico Naval, Don José Romero.
Les acompañaban un par de oficiales más, el Capitán Pedro Duarte de los Marines, y el Habilitado José Sixto. También estaban los hermanos Francisco (Imagen Izqda.) y José Portusach, dos hombres de negocios españoles afincados en la isla.
Cuando se escucharon los cañonazos del Charleston, y al no ver ningún daño causado a la fortaleza, Don Pedro Duarte se volvió hacia el resto y les dijo que el crucero estaba saludando al puerto, y que ellos debían devolver el saludo.
Duarte envió a uno de sus ayudantes a la capital, Agana, para informar al Gobernador de Guam, Don Juan Marina. Mientras tanto, Gutiérrez, Romero y José Portusach abordaron una embarcación y se dirigieron hacia el Charleston para darle la bienvenida.
Cuál sería su sorpresa cuando, subiendo a bordo del navío americano, se les informó que España estaba en guerra con Estados Unidos y ellos eran ahora prisioneros.
Aislacionismo
Como ya habrás imaginado, nadie en Guam sabía que España le había declarado la guerra al gigante norteamericano. Guam estaba tan aislada del mundo, que el último telegrama se había recibido el 9 de abril, 12 días antes de que empezara la guerra.
Durante los dos meses siguientes, ningún barco visitante se había preocupado por informar a los habitantes de la isla. Pocos días antes del Charleston, había llegado a Guam un carguero japonés, pero por lo visto sus marineros tampoco sabían que España estaba en guerra con los yanquis.
Los sorprendidos prisioneros de guerra convencieron al Capitán Glass (Dcha.) para que los dejara volver a tierra y avisar al gobernador. Recibido el permiso, y justo cuando volvían a su embarcación, llegó al lugar Francisco Portusach en otro barco, enarbolando la bandera de Estados Unidos.
Entonces, un hombre gritó desde el Charleston – “¡Frank! Sube a bordo”. Era el Capitán Marcus Hallet, quien conocía a Portusach desde hacía tiempo. Una vez a bordo del crucero, a Portusach se le acercó un teniente para preguntarle por qué navegaba con bandera estadounidense, y aquel le mostró sus papeles de naturalización. Portusach, a pesar de haber nacido en Barcelona, se había nacionalizado en Chicago una década antes.
Rendición de Guam
Mientras tanto, la partida de prisioneros amnistiados llegó a donde el gobernador, y le comunicaron el mensaje del Capitán Glass. Don Juan Marina debía acudir al Charleston para firmar la rendición de la plaza.
Marina respondió en una carta que estaba dispuesto a rendirse, pero que tenía prohibido por ley subir a un barco extranjero, así que invitó a Glass a desembarcar para firmar las capitulaciones. Glass temió una emboscada y envió a un emisario.
Para no hacer el cuento largo, tuvo lugar un rifirrafe entre oficiales españoles y estadounidenses. Finalmente, y ante el poder de los buques yanquis, Marina firmó y se entregó al enemigo. Los 54 soldados españoles en la isla fueron detenidos y transferidos a uno de los buques de transporte. Todos fueron llevados a Manila hasta que un mes después la guerra terminó. Nadie resultó herido.
Curiosamente, antes de partir, el Capitán Glass nombró a Francisco Portusach Gobernador de la Isla. Era el único ciudadano estadounidense. Portusach se mantuvo en el poder sólo unas semanas, hasta que fue derrocado por José Sixto. Sixto sufriría la misma suerte, a manos de un grupo de nativos, pero sería restaurado cuando los yanquis volvieron un año después.
Portusach escribió un libro sobre la Captura de Guam. Aún no lo encuentro, pero estoy en ello. Seguro que está lleno de anécdotas sobre el curioso día en el que España dio la bienvenida al enemigo yanqui.
Una curiosa anecdota. Nos muestra las realidades de las comunicaciones en un pasado no tan lejano…
Así es Juan Carlos, una curiosa anécdota, en un tiempo, no tan lejano, en el que darle la vuelta al mundo se tardaba meses. Al leer tu comentario, me acordé de un momento en 1998, cuando llamé a mi madre a través del Atlántico, desde la playa, con un teléfono móvil. Me pareció toda una hazaña, y sólo justo 100 años de la guerra Hispano-Americana…lo que avanza la tecnología. 😛
Imagina dónde andaremos en otros cien años…
Muchas gracias por comentar. Un cordial saludo cordial.
genial el articulo, lo pongo en mi pagina de facebook
Muchas gracias amigo José Luis! Un abrazo! (Que por cierto, hace años que nos debemos unas frías… )
Está claro que el tal Francisco Portusach, catalán, era un traidor, un vendepatrias. Vaya miserable.
Hola Fernando,
la verdad es que no tengo idea de los motivos de Portusach. No me atrevería a juzgarlo, pues la verdad es que sabemos muy poco de él. Pero no creo que hubiese sido tan malo. El cáncer del separatismo racista-catalanista no existía en aquel entonces, si a eso te refieres. No veo nada de malo en que se haya nacionalizado estadounidense. Muchos lo haríamos si tuviésemos la oportunidad, y más si tu futuro depende de ello.
Por otra parte, que haya sido elegido Gobernador de Guam, aunque fuese un puesto temporal, fue probablemente una ventaja para los afincados españoles en Guam. Al menos un compatriota dirigió sus asuntos durante unas semanas.
EN cualquier caso,la verdad es que me interesa este personaje, y ya estoy buscando información.
Muchas gracias por comentar y un cordial saludo.