En tiempos desesperados hacen falta medidas desesperadas, dice el dicho. No hay tiempos más desesperados que una guerra, o casi, y esa fue la consigna para idear y preparar la Operación Antropoide, el atentado contra el líder del Tercer Reich Reinhard Heydrich.
Uno de los hombres más poderosos del régimen nazi, Heydrich era también uno de sus operativos más eficaces. Mano derecha de Heinrich Himmler, Reichsführer y jefe de las SS, fue crucial en la organización de la Solución Final, el Holocausto de millones de judíos.
Y como tal, era uno de sus hombres más peligrosos, y más odiados por el enemigo. Eso debió pensar Frantisek Moravec, cabeza de la inteligencia checa en el exilio londinense, cuando sugirió una operación para acabar con el “Carnicero de Praga”.
La Operación Antropoide fue rápidamente autorizada por el Presidente checo Edvard Benes y por Colin Gubbins, Director de Operaciones de la Ejecutiva de Operaciones especiales británica (SOE), a cargo de las secciones de Polonia y Checoslovaquia. En octubre de 1940, comenzaron los preparativos.
Sin perder el tiempo
La idea del atentado contra Reinhard Heydrich surgió cuando aún no se confirmaba su traslado a Praga. En esos días, su antecesor como “Protector de Bohemia y Moravia”, Konstantin von Neurath, había sido puesto en excedencia por Hitler, debido a su falta de agresividad.
Heydrich se había distinguido como un gran organizador, eficaz, además de frío y calculador. Había que poner orden en Checoslovaquia y eliminar toda resistencia. Hitler y Himmler coincidieron en su nombramiento.
Conocido por sus implacables maneras, Heydrich era el blanco perfecto. Alemania dominaba Europa y aún tenía muchas posibilidades de vencer a la Unión Soviética. De alguna manera, pensaron los aliados, había que enviar el mensaje de que los líderes nazis no estaban fuera de peligro. El problema era cómo.
Relacionado: La desesperada y peculiar invención de Fanta.
Eligiendo hombres y modus operandi
Lo fácil era tomar la decisión. Otra cosa fue idear el método. Heydrich era un hombre muy poderoso, y protegido, por lo que no sería fácil acercarse a él. Además, con casi toda Europa bajo la bota nazi, no sería sencillo llegar a Praga.
El mismo Moravec eligió a 24 entre los 2,000 soldados checos que habían logrado escapar y exiliarse en el Reino Unido. Enseguida fueron enviados a Arisaig, en Escocia, donde se entrenaron en el más estricto secreto.
Dos de aquellos hombres fueron seleccionados para llevar a cabo la Operación Antropoide: Jozef Gabcik, un eslovaco, y Karel Svoboda, checo. A principios de diciembre, Svoboda sufrió un accidente en la cabeza, y fue sustituido por el también checo Jan Kubis.
El grupo practicó técnicas de sabotaje, a manejar armas y explosivos,,y cómo pasar desapercibidos. Estudiaron diversos métodos de asesinato, desde disparos a corta distancia hasta atentados con bomba. Aún así, no se decantaron por un método específico hasta meses después.
Gabcik y Kubis fueron transportados por un bombardero Halifax en la noche del 28 de diciembre de 1941. Por un error de navegación, aterrizaron al este de Praga, y no al oeste como estaba planeado. Aún así, los operativos encontraron a un contacto en Pilsen, quien a su vez los llevó a Praga y los escondió con un grupo de la resistencia.
Los preparativos
Ya en Praga, Kubis y Gabcik se dedicaron a explorar la ciudad para encontrar un buen lugar. Un lugar donde pudiesen atentar contra la vida de Heydrich. No era fácil, pues las fuerzas de ocupación estaban constantemente alerta ante sabotajes, y acosaban a la población sin descanso. Pero la pareja pronto diseñó tres opciones:
- Matar a Heydrich en un tren.
- Hacerlo en un camino forestal que llevaba a Heydrich a su residencia.
- En una calle de la ciudad, camino al Castillo de Praga, Cuartel General de Heydrich.
La primera opción fue rápidamente descartada por su dificultad. La segunda la intentaron. La idea era frenar el coche de Heydrich con un cable en medio del camino, y dispararle. Estuvieron esperando varias horas pero el coche no pasó, y se retiraron.
La tercera opción surgió como la más apta. Gabcik y Kubis estudiaron el trayecto que el chofer de Heydrich utilizaba todos los días, y se dieron cuenta de que había un lugar muy adecuado para el atentado.
Se trataba de una curva donde, para virar, el coche se veía forzado a bajar la velocidad. Era, además, un sitio con poco tráfico. La fecha elegida fue el 27 de mayo de 1942.
Operación Antropoide
El trío iba armado con ametralladoras (o subfusiles) Sten, de manufactura británica, una granada antitanque y pistolas Colt M1903. La Sten era una favorita de los grupos de resistencia por su sencillez de manejo y bajo coste. Ese mismo bajo coste causaba problemas de funcionamiento en ocasiones.
Kubis y Gabcik llegaron acompañados de Josef Vaclík, miembro de la resistencia. Eran las 10 de la mañana, y había poca gente en esa zona del distrito de Liben, al norte de Praga. Gabcik se situó en la esquina, Valcik a unos cien metros, y Kubis enfrente, desde donde podía ver venir el coche a lo lejos.
Poco más de las 10:30, Kubis hizo una señal con un espejo a Gabcik. El Mercedes Benz 320 descapotable se acercaba. Cuando sólo le quedaban unos metros para llegar a la curva, el chofer bajó la velocidad como se esperaba.
Entonces, Gabcik se adelantó y se puso enfrente del coche, e intentó disparar con su Sten. Pero la ametralladora se atascó. Al mismo tiempo, Heydrich se dio cuenta de lo que sucedía y se puso de pie en la parte trasera, y ordenó al Oberscharführer Klein que detuviera el coche.
En eso, Kubis se acercó al Mercedes y tiró la granada, que explotó en la parte trasera del coche. La explosión hirió a Heydrich, pero también dejó sacudidos a Kubis y Gabcik. Aún así, los operativos checos dispararon sus Colt, pero erraron el tiro.
Cuando Heydrich salió del coche a trompicones y se dio cuenta de que estaba malherido, ordenó a Klein que persiguiera a Gabcik. Lo encontró escondido en una carnicería, pero Gabcik le disparó en la pierna y huyó. Los tres atacantes se refugiaron en un piso franco de la resistencia.
Muerte de un carnicero
Una mujer y un policía sin uniforme fueron los primeros en atender al herido Heydrich. Al poco tiempo pasó una furgoneta de transporte que recogió al herido y lo llevó al Hospital Bulovka, no muy lejos de ahí.
Heydrich había sufrido heridas en su costado izquierdo. Además de una costilla rota, había sufrido daños en el bazo, el diafragma y un pulmón. Para los doctores de urgencias que lo atendieron no fue fácil retirar la metralla.
Aquella misma noche, llegó el médico privado de Himmler, quien lo había enviado tan pronto recibió la noticia. Los doctores operaron a Heydrich para curar las heridas. Se le suturaron los tejidos rasgados y se le reinfló el pulmón. Heydrich recibió constantes dosis de morfina para reducir el dolor.
Una semana después, cuando parecía que se recuperaba, Heydrich se sentó en una silla para comer algo. De pronto, se colapsó y entró en coma. Murió a las 4:30 de la mañana del día 7 de junio.
La causa oficial de la muerte del Carnicero de Praga fue septicemia, esto es, una infección bacteriana que entró en el flujo sanguíneo y se extendió por todo el cuerpo.
Según los médicos que han estudiado el caso a posteriori, se cree fragmentos de algún tipo de tejido, o el pelo de caballo, que se utilizaba en la tela del asiento del coche, no fueron retirados y provocaron la infección. También es posible que la causa haya sido un embolismo pulmonar.
Lo que importaba es que la Operación Antropoide había sido un éxito y Reinhard Heydrich estaba muerto. Para unos era momento de celebrar, para otros, de venganza.
Buscando a los responsables de la Operación Antropoide
Operación Antropoide fue el único intento de asesinato con éxito de un líder nazi durante la guerra. Hitler y Himmler no se lo esperaban, aunque el führer dijo que Heydrich se lo había buscado por ser tan descuidado con su seguridad. En cualquier caso, los nazis activaron una búsqueda feroz en todo el país.
Himmler ordenó una cacería sin contemplaciones. Se ofreció un millón de Reichsmarks a quien diera información sobre los culpables. Las consecuencias si no se encontraban antes del 18 de junio serían terribles.
Gabcik, Kubis y Valcik se habían escondido en casa de dos familias checas. Los castigos anunciados contra cualquiera que les diera cobijo y las ofertas de recompensa les obligaron a buscar otro escondite, eligieron la iglesia católica de San Karel y San Methodius.
La traición
Durante días, las presiones alemanas no tuvieron efecto. Entonces, el 16 de junio llegó a una comisaría nazi Karel Curda (imagen), otro operativo checo que había llegado a Praga para otra operación, y que había ayudado a Kubis y Gabcik en la Operación Antropoide.
Curda ofrecía el paradero de los rebeldes a cambio de la recompensa e inmunidad.
El 17 de junio, los nazis entraron en la casa de la familia Moravec. La mujer, Marie, y su hijo ATa, de 17 años, participaban en la resistencia, mientras que el padre, Alois, no sabía nada. Mientras hurgaban en su hogar, Marie recibió permiso para ir al baño, donde se tragó una cápsula de cianuro.
Ata fue torturado, y finalmente confesó. Los rebeldes estaban en la iglesia, lo mismo que había dicho Curda. Ata y Alois fueron ejecutados dos meses después en Mauthausen. Les acompañaron al martirio la novia de Ata, su madre y su hermano.
Batalla
Un escuadrón de las SS tomó posiciones en los alrededores de la iglesia. Dentro, había siete operativos. Además de Gabcik, Kubis y Valcik, estaban Adolf Opalka, que había llegado a Praga con Curda, Josef Bublik, Jaroslav Svarc y Jan Hruby.
Se desató una batalla que duró varias horas. Los alemanes luchaban con ametralladoras y granadas, mientras que los de adentro sólo tenían pistolas de calibres cortos. Aún así, No se rendían.
Los alemanes trajeron bombas de agua de los bomberos, e intentaron inundar la cripta donde se escondían Gabcik, Valcik, Bublik y Hruby. Finalmente, y sólo cuando se les acabó la munición, los cuatro se suicidaron.
Kubis, Opalka y Svarc cayeron en el piso de arriba. También cayeron 14 nazis. El obispo y los curas de la parroquia, junto con media docena de líderes laicos, fueron ejecutados a las afueras de Praga.
Consecuencias de la Operación Antropoide
El precio pagado por los mártires checos en Praga no fue suficiente venganza para Hitler. Era la primera vez que un líder nazi era asesinado por un grupo de resistencia, y el castigo debía ser ejemplar si no querían que se repitiera.
Como ya había avanzado en el post anterior, la venganza fue cruel, incluso para los estándares nazis. Dos pueblos, Lídice y Lezaky fueron arrasados y sus poblaciones aniquiladas por haberse encontrado en ellos indicios de colaboración con los operativos.
Sin embargo, y como decía ayer, estas historias deben contarse por separado, algo que haré en los próximos días. La Operación Antropoide tuvo éxito en su misión, pero desató la barbarie nazi. Así es la guerra.
Un vídeo con la escena del atentado, en dos películas diferentes: