El año 69 de nuestra era, fue caótico para el Imperio. El ente fundado por Octavio Augusto poco menos de un siglo antes, se desmoronaba. Las provincias estaban en caos, los generales se rebelaban, y pocos confiaban ya en la figura del emperador. Entonces llegó Vespasiano.
Parecía que Otho traería la ansiada estabilidad el Imperio, y el Senado lo aceptó como Emperador el mismo día que tomó el poder. Sin embargo, otro general insatisfecho, Aulus Vitellius, nombrado Gobernador de germania por Otho, se rebeló. La Guardia Pretoriana, pagada por Vitellius, asesinó a Otho (u Othón) en el Foro.
Mientras tanto, Vespasiano acababa con la rebelión en Judea al tiempo que seguía con tristeza los caóticos eventos en la Ciudad Eterna. Para entonces, Vespasiano era ya el general más poderoso, admirado y respetado de Roma, y a mediados del 69, se decidió a actuar.
Por méritos
Titus Flavius Vespasianus nació el 17 de noviembre del año 9 en una aldea a cien kilómetros de Roma, Falacrine. Era hijo de un recaudador de impuestos de media clase, Titus Flavius Sabinus, que luego se convirtió en banquero en Helvetii (Suiza).
Su madre, Vespasia Polla, era hija de un noble, y hermana de un senador. Cuando Titus Flavius murió en el año 19, fue ella quien se hizo cargo de que su hijo recibiera la mejor educación, y quien lo empujó a hacer carrera política.
Vespasiano tenía un hermano mayor, del mismo nombre del padre. Titus Flavius junior llegó a ser tribunol,cuestor y pretor, todas ellas posiciones de importancia en Roma. Parecía que sería él y no Vespasiano quien llegaría lejos, pero no.
Siguiendo los pasos
La carrera del flavio menor siguió, casi paso por paso, la de su hermano. Titus sirvió en el ejército en Tracia (aproximadamente en la actual Bulgaria), y lo mismo hizo Vespasiano. Titus volvió a Roma como magistrado, y Vespasiano hizo lo propio.
Este último, como vigintisexvirato (veintiséis magistrados), estuvo encargado de la limpieza de las calles de Roma. Tenía entonces 21 años, pero su vida siempre estaba en peligro, al albur de las decisiones del perverso Emperador Calígula.
Al igual que Titus, Vespasiano se presentó como candidato a cuestor, una posición burocrática en el Senado. No obstante, ya que no provenía de ninguna familia importante, Vespasiano tuvo que servir en Creta.
La misma falta de apoyos nobles llevaron a Vespasiano a perder la elección a Edil en su primer intento. Cuando lo consiguió, ya tenía 38 años. Eso sí, el siguiente escalón, pretor, llegó en su primer intento.
Por fin un patrón
La estructura social romana estaba hilada por las redes clientelares. Cada ciudadano romano tenía un patrón, que le financiaba a cambio de apoyo político. A su vez, cada patrón tenía clientes, a los que pagaba por dicho apoyo.
Pero hasta entonces, A Vespasiano la suerte le había eludido, y no encontraba un patrón de alcurnia y poder económico. Entonces, y a pesar de estar casado ya con Flavia Domitila, Vespasiano comenzó una relación con una liberta, Antonia Caenis.
Antonia era una importante asesora de la madre de Claudio, Antonia Minor (hija de Marco Antonio), a su vez abuela de Calígula. Esta relación ayudó a Vespasiano a acercarse al círculo de poder en Roma.
Mejor aún, Vespasiano fue adoptado como cliente por Tiberius Claudius Narcissus, otro liberto, y mano derecha del futuro Emperador Claudio.
Britannia
Calígula fue asesinado por la Guardia Pretoriana en el año 41. El senado había promovido el tiranicidio, cansado de la locura aparente del Emperador, y con la idea de restaurar la República. Pero antes de que los senadores pudiesen hacer nada, la Guardia Pretoriana eligió a Claudio como sucesor.
Con Claudio como Emperador, la influencia de Narcissus llegó a la cúspide. Vespasiano se benefició cuando Claudio le nombró legado de la Legión II Augusta, estacionada en Germania. Poco después, en el año 43, Claudio decidió intentar de nuevo la invasión de Britannia.
Bajo el mando de Aulus Plautius, Vespasiano se distinguió en la guerra, siendo crucial en las batallas de Medway y el Támesis, y en la pacificación de la región suroeste de la isla. Fue tal se desempeño en Britannia que le ganó un Triunfo a su vuelta a Roma.
En el zenith de la fama y el poder, Vespasiano fue elegido Cónsul en el 51 d. de C., y al término de su legislatura un año después, se retiró de la vida política. Dicho retiro se debió principalmente a que se echó de enemiga a Agripina, la esposa de Claudio.
Claudio fue asesinado por Agripina en el 54, una vez que aquel había adoptado al hijo de ella, Nerón. Agripina a su vez murió en circunstancias extrañas, aparentemente asesinada por su hijo. Nerón entonces acudió nuevamente a Vespasiano.
África
En el año 63 de nuestra era, Vespasiano fue nombrado gobernador de Cirenaica, la provincia del Norte de África, que incluía partes de Argelia y Libia.
Se esperaba que, como la mayoría, el Gobernador Vespasiano aprovechara su posición para enriquecerse ilegítimamente. Pero en lugar de hacer dinero, Vespasiano se esforzó en mejorar el gobierno de su provincia, y en hacer amigos.
Tal fue su esfuerzo, en el que gastó su propia fortuna, que el Gobernador tuvo que pedir dinero prestado a su hermano cuando volvió a Roma. Durante un tiempo, y siguiendo la tradición familiar en su pueblo, Vespasiano se dedicó a vender mulas al ejército. Ahí se ganó el mote de “el mulero”, o “el arriero”.
En ese periodo, Vespasiano fue invitado por Nerón para acompañarlo por una gira en Grecia. En una de las típicas veladas en las que el emperador se puso a cantar con la lira, Vespasiano presuntamente se quedó dormido, y volvió a perder el favor de Nerón.
La revuelta de Judea
Un Emperador como Nerón, inestable y paranoico, veía enemigos en todas partes. Después de varios complots para asesinarlo, Nerón sospecho de quien era en aquel momento su mejor general, Gnaeus Domitius Corbulo.
Entonces, a finales del año 66, Nerón obligó a Corbulo a suicidarse, cosa que el general hizo sin rechistar. Un mes después, llegó a Roma la noticia de que los judíos se habían levantado en abierta rebelión contra Roma.
Necesitado de un líder capaz y respetado, Nerón acudió nuevamente a Vespasiano. Con dos legiones, en las que dos de los hijos de Vespasiano también servían, este acudió a la llamada, y durante los próximos dos años acabó poco a poco con la rebelión.
Estando precisamente en Judea, en el año 68 llegaron las noticias del asesinato de Nerón. Por si acaso, Vespasiano envió a su hijo Titus a ofrecer su lealtad a Galba, pero cuando Titus llegó a Roma, Galba ya había sido sustituído por Otho.
La decisión
Ante todo, Vespasiano era un romano cabal. Como tal, le entristecía y molestaba la caótica situación política. En un principio, ante las noticias que llegaban de Roma, sólo quiso comportarse como un leal general, al servicio del Emperador, quienquiera que fuere.
Sin embargo, llegó un momento en el que temió por el futuro del Imperio. Además, sus allegados comenzaron a presionarlo para que hiciera algo. Vespasiano tenía que tomar una decisión, y en la primavera del año 69 la tomó.
Alguien que conocía tan bien los entresijos de la política romana, como Vespasiano, sabía que debía conducirse con sumo cuidado. Más de un general se creía candidato al trono, lo que significaba que cualquier intento de auparse a lo más alto quería decir guerra.
Vespasiano tenía las legiones, su prestigio, y los muchos amigos que había hecho en su carrera. Harían falta todos esos elementos para alcanzar el éxito.
La estrategia
La rebelión en Judea aún no había sido totalmente aplastada, pero casi. Vespasiano encargó a su hijo Titus de acabar con los últimos reductos, incluida Jerusalén. Mientras tanto, él marchó a Egipto, y envió mensajes a otros generales para recabar su apoyo.
Lo que probablemente no se esperaba Vespasiano, fue que, al llegar a Egipto, los soldados romanos ahí lo eligieron Emperador. Ya no había marcha atrás. Vespasiano no podía defraudar a sus hombres, aunque es muy posible que todo fuera parte de su misma estrategia.
Y nada era por casualidad. Egipto era el granero de Roma, y quien dominase la tierra de los faraones también controlaba los ánimos del pueblo romano. Cuando Vespasiano llegó a Egipto, lo primero que hizo fue controlar el suministro de trigo, reduciéndolo al mínimo. Las revueltas en Roma por la escasez se focalizaron en Vitellio, y no en él.
Al mismo tiempo, uno de los aliados de Vespasiano, Antonius Primus, general de las legiones en Pannonia, avanzó sobre Roma y venció a Vitellio. Las buenas noticias para el nuevo Emperador fueron empañadas por el asesinato de Sabinius, hermano mayor de Vespasiano, durante la batalla.
Vespasiano Emperador
Ya que la rebelión judía no había terminado, antes de volver a Roma, ya como Emperador, Vespasiano volvió a Judea. Una vez consolidada su victoria, y recogido el botín, entró en la capital del Imperio a mediados del año 70.
Mientras tanto, uno de sus confiados asesores, Mucianus, se encargó de aplicar las reformas ordenadas por Vespasiano. Todas las leyes de Nerón fueron revocadas y, principalmente, se reorganizó y reforzó el cobro de impuestos.
De hecho, durante el periodo Vespasiano, buena parte de las estructuras organizativas de Roma fueron reformadas. Se eliminó la autonomía de los griegos, por ejemplo, y se extendió la ciudadanía a casi cualquier habitante del Imperio (claro, los ciudadanos pagan impuestos).
Pero si por algo es célebre Vespasiano, es por haber sido quien reconstruyó Roma, y le dotó de uno de sus más importantes monumentos, el Coliseo.
Reconstrucción
Roma llevaba muchos meses en guerra civil, a lo que debía añadirse el gran incendio de Roma del año 64. En el mismo centro de la ciudad, Nerón había levantado su Domus Aurea, un fastuoso palacio que se distinguió más por ser grotesco y hortera (falto de gusto) que por su alto coste.
Vespasiano decidió que la Domus Áurea tenía que desaparecer, y al mismo tiempo, que la ciudadanía de Roma necesitaba algo con que entretenerse, panem et circensis. En su lugar, Vespasiano ordenó la construcción del Anfiteatro Flavio, el más grande de todo el Imperio.
Todas las obras, incluida la remodelación de varios acueductos, serían pagadas con el dinero que Vespasiano recogió de su campaña en Judea. Los judíos, entonces, pagaron por la reconstrucción de Roma.
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Conclusión
Funcionario, político y general de Roma, Vespasiano pasó por prácticamente todos los niveles del poder. Sobrevivió a purgas y a dos inestables emperadores, y estaba en el lugar y momento correctos para acudir al rescate de Roma en sus más aciagos días.
Vespasiano murió en el año 79, poco antes de que se terminaran las obras del Coliseo. Su hijo Titus le sucedió, y tras el asesinato de este, Domiciano, su otro hijo. Estos tres emperadores componen la Dinastía Flavia, que gobernó Roma hasta el año 96.
Vespasiano, como muchos otros emperadores, tuvo sus luces y sus sombras, pero por lo general se le considera uno de los mejores gobernantes del imperio. Sus hijos tuvieron menos suerte, en parte debido a catástrofes naturales, como la erupción del Vesubio en el 79, y dos epidemias.
El niño de clase media rescató, reorganizó y reconstruyó Roma, y de paso fundó una dinastía. Quién sabe cuál hubiese sido el destino del Imperio sin su aportación. Probablemente Roma hubiese tenido el mismo final, sólo que tres siglos antes.
Gran artículo, solo una objeción, el zenith es un equipo de fútbol. 😉
Jajajaja, es verdad Fran. Ahora bien, si lo dices por la ortografía, si no me equivoco, la RAE permite escribirlo de ambas formas… 😛
Mil gracias y un saludo!
Como acertadamente expones, la Dinastía Flavia no se prolongó mucho en el tiempo, pues Vespasiano y sus dos hijos no llegaron a los 30 años al frente del Imperio Romano, pero qué duda cabe de que, sin su concurso, muy distinta habría sido la suerte que habría corrido el más importante imperio de la Historia Antigua.
No conocía a fondo la contribución de Vespasiano a la reconstruccion del Imperio Romano. Siempre se le dio más importancia al hecho de sofocar la revuelta en Judea y al capítulo de la toma de la fortaleza de Masada, que no deja de ser un hecho aislado en la larga trayectoria de su «cursus honorum». Corrupción había, como la ha habido siempre que hay políticos de por medio, pero qué duda cabe de que en la Roma republicana e imperial, el «cursus honorum» exigía una preparación que aseguraba la tecnocracia.
Cómo ha cambiado el cuento, 2000 años después. Mucho tienen que aprender los mangantes de ahora, en estos tiempos en los que el «cursus honorum» se puede reducir a terminar una carrera en 11 años, como la «Presi» de mi tierra, que no sabe hacer ni la «o» con un canuto.
Como siempre, encantado de leerte y de aprender de ti y de tu blog. Un fuerte abrazo Jesús.
Muy buenas tarde Don Enrst,
Es bien conocida la tradición de que, una generación construye algo, la siguiente lo expande, y la tercera lo dilapida. Cre que algo parecido sucedió con los Flavios. Vespasiano fue un general muy eficaz, y un mejor administrador. Su hijo Tito, que le sucedió, no lo hizo tan mal, pero Domiciano era un desquiciado, y acabó con la dinastía.
Como bien dices, Vespasiano alcanzó la gloria venciendo a los judíos, una gran hazaña que costó mucha sangre. La recomoensa fueron los inmensos tesoros, especialmente el de Jerusalén.. Pero no hizo lo que harían otros romanos, o los políticos nuestros, id est, llevárselo crudo, sino que lo utilizó para reconstruir Roma.
Y ya no hablemos de tu «presi» o de la mía, que acabo de comer y me puede sentar mal… 😛
Un abrazo, caballero!