De América a Asia, pasando por Europa y África, la mayoría de pilotos de aerolíneas comerciales llevan uniformes similares. Con algunas adaptaciones dependiendo del clima, dichos pilotos portan uniformes de corte naval. Y como todo, la tradición tiene una historia.
Siendo un adolescente, como ahora, era yo muy fan de los documentales de guerra. Una de las películas que recuerdo de aquella época fue “Hundir el Bismarck”. Luego leí el libro “Persecución y Hundimiento del Bismarck”.
En ambos, había muchas imágenes del Capitán del acorazado, Ernst Lindemann, y del Almirante que le acompañço en su única travesía, Günther Lütjens. Los dos llevaban, claro está, uniformes navales. Al igual que los británicos que buscaban hundirlo.
Por aquel entonces, yo quería ser piloto de aerolínea. Muy pronto supe que esa carrera estaba fuera de mi alcance, por un problema de la vista. Aún así, siempre he sido un fan de los aviones.
Pero entonces me di cuenta de algo, que los pilotos aéreos llevaban uniformes navales. No me cuadraba, y pregunté por ahí. Nadie me supo decir nada, y olvidé la cuestión.
El origen
Años más tarde, y también viendo un documental, me enteré de la razón. El programa versaba sobre la historia de Pan-Am, la ya desaparecida aerolínea que dominó el transporte aéreo mundial durante décadas. Fueron los pilotos de esa empresa los primeros en llevar uniformes navales.
El por qué tiene su respuesta en los aviones que se utilizaban en los primeros años de la aviación comercial. El fundador e impulsor de Pan-Am, Juan Trippe (Juan en honor a la esposa de su tío abuelo, Juanita Terry), era un hombre ambiciosos al que le gustaba tomar riesgos, siempre con el objetivo de mejorar y expandir su servicio.
El primer vuelo de Pan-Am despegó de Key West, Florida, el 19 de octubre de 1927, con destino a La Habana. El vuelo no llevaba pasajeros, sino bolsas de correo. Prácticamente todas las aerolíneas de aquel entonces hacían lo mismo.
Con el negocio viento en popa, Trippe compró la China National Aviation Corporation, para dar servicio doméstico en ese país. En los años 30, Pan-Am fue la primera línea aérea en dar servicio cruzando el Pacífico. Para ello, utilizó los famosos hidroaviones conocidos como Clippers.
Del mar al aire
Los clippers fueron unos barcos muy de moda en la primera mitad del siglo XIX. Eran buques de madera, impulsados por grandes velas, y más rápidos que cualquier otro barco de la época. Su principal tarea, importar té de China a Gran Bretaña.
El término “clipper” proviene de “clip”, un verbo inglés que por aquel entonces significaba correr o volar rápido. Los clippers eran rápidos, y de ahí su nombre. Cuando Boeing comenzó a construir sus grandes hidroaviones para servicio trasatlántico, los bautizó como Clippers, tras una sugerencia de Juan Trippe.
El innovador
Trippe fue uno de los grandes innovadores de la naciente industria aérea. Fue él quien dio a Pan-Am un sistema de comunicaciones por radio entre todos los aeropuertos que servía. También le debemos el concepto de “clase turista”; pues Trippe creía, como buen hombre de negocios, que volar debería ser un servicio para las masas.
Además de preocuparse por el balance comercial de la empresa, Trippe impulsó la tecnología aérea, involucrándose directamente con las constructoras de aviones para mejorarlos.
Trippe fue el primero en pedirles que construyeran un jet comercial, y fue él también quien dio a Boeing las especificaciones de un avión que cambiaría el negocio de las aerolíneas, el Boeing 747.
Los uniformes de los pilotos de aerolíneas
En los albores de la aviación comercial, después de la Primera Guerra Mundial, los pilotos llevaban las típicas cazadores del tipo “bomber”. Muchos de ellos, naturalmente, eran veteranos de la guerra, y en los aviones de la época hacía mucho frío.
Juan Trippe buscaba siempre mejorar el servicio y la comodidad de sus pasajeros, pero fue su jefe de mecánicos quien sugirió un cambio en el uniforme. Andre Priester, un holandés que llegó a ser vicepresidente de Pan-Am, sugirió que los pilotos llevaran un uniforme más elegante.
Priester también quería que los pasajeros vieran a los pilotos de aerolíneas con autoridad. Su solución, y ya que la mayoría de sus pilotos volaban hidroaviones, una imitación de los uniformes navales.
Y así surgió este tipo de uniforme, con chaquetas cruzadas de dobles botonadura, charreteras y gorra naval. Las insignias indican el rango del piloto, ya sea Capitán, Primer Oficial o Navegador.
El resto de aerolíneas, queriendo imitar el éxito de Pan-Am, copiaron también el uniforme. El resto es historia. Es verdad que muchas líneas aéreas han cambiado con los tiempos, pero la mayoría aún lleva uniformes de corte naval.
Relacionado: Ases de la Primera Guerra Mundial.
Epílogo
Hace no mucho escuché en un reportaje, que la IATA, (International Air Transport Association), predijo que para el año 2027, harán falta más de 20,000 nuevos pilotos comerciales. Las expectativas están basadas en el aumento de la población, el enriquecimiento de países como China e India, y el despegue del comercio on-line.
No sé si todos esos nuevos pilotos de aerolíneas llevarán uniformes navales. Algunos seguramente sí y otros no. Da igual, al menos ya sé el por qué de esta tradición.
Como siempre muy interesante gracias
Muchas gracias Jorge Luis, hacemos lo que podemos. Un cordial saludo.
jajajajaja, yo creía que era por el mismo motivo que en los vuelos comerciales dan salvavidas en lugar de paracaídas. Cordiales Saludos.
Jeje, pues algo hay de ello. te dan salvavidas y no paracaídas, porque las posibilidades de saltar de un avión comercial, a esas velocidades, son casi nulas. Efectivamente, te lo dan para hacerte sentir más seguro, pero no porque vayan a ayudarte en algo… 😛
Muchas gracias y un saludo!
Hola Jesus. Tus articulos, ademas d ser siempre interesantes, tienen la virtud de provocar en mi cabeza recuerdos y asociaciones a temas conocidos o que me provocan curiosidad. En este en particular haces mencion a la historia del Bismarck, la que me apasiono desde que la lei por vez primera a los 12 años, en una «Selecciones del Reader´s Digest» y luego con la pelicula ( que no dejo de ver cuando la encuentro en Fox Classic u otro canal de esos…)
Lo otro es la mencion a Juan Trippe, lo que me lleva inevitablemente a recordar a Howard Hughes, y a la magistral personificacion de Leonardo Di Caprio en «El Aviador». Si no has escrito todavia sobre Hughes creo que seria un excelente tema para un futuro articulo, te dejo la sugerencia.
Un abrazo desde Montevideo
Hola Carlos,
Tenemos algo en común. En algún otro sitio he escrito que mi interés por la historia nació cuando, en el Reader’s Digest, leí la historia del Bismark. Era un niño todavía, como tú, pero me impactó mucho, y a partir de ah´quise saberlo todo sobre la SGM: No lo he conseguido, pero ahora vivo de la historia.
En cuanto a Trippe, el Aviador y Howard Hughes, habrá más artículos, especialmente sobre el excéntrico millonario. Espero no tardar mucho… 😛
Muchas gracias por tu valiosa aportación. Un abrazo!
Siempre he pensado que para comprender al ser humano hay que comprender el fenomeno de la guerra… forma parte de la naturaleza humana, nos guste o no…
La historia del Bismarck nos enseña que la misma inteligencia que es capaz de crear un artefacto tan formidable, brillantemente concebido y construido, es capaz de condenarlo a su destruccion a las pocas semanas… pero asi eran los nazis.
Sigo leyendote y disfrutando…
Un abrazo desde Montevideo
Hola Carlos,
el hombre y la guerra son inseparables. Es parte de nuestra historia, de nuestra cultura, de nuestra civilización. La guerra saca lo mejor de nosotros, y lo peor, es el enlace superlativo con nuestra naturaleza.
Desgraciadamente, no aprendemos de las grandes tragedias de la guerra. Al menos no todos, y creo que siempre habrá un loco dispuesto a lanzarse a invadir otro país. La avaricia y el poder son irresistibles para los más débiles de mente. Qué le vamoa a hacer! Al menos la guerra me da muchas historias para contar… 😛
Mil gracias nuevamente y un cordial saludo!