La gran carrera de los grandes trasatlánticos.

La década de 1930 fue la era dorada de los grandes trasatlánticos. Buques de varios países europeos y de Estados Unidos, compitieron en lujo y en velocidad, y para ganar el trofeo más preciado de la industria, el Blue Riband, o banda Azul.

Las experiencias del Titanic y Lusitania no habían hecho mella en el impulso constructor de las navieras. Con la PGM terminada, barcos cada vez más grandes, más lujosos y más veloces salían de sus astilleros. Nadie sabía dónde estaba el límite.

Los grandes trasatlánticos, el Queen Mary y el Normandie

El Queen Mary y el Normandie.

Entre 1910 y 1952 que se entregó la presea al trasatlántico que recorriera el trayecto de Europa a Nueva York en menor tiempo, 35 buques lo ganaron. Sin embargo, dos de ellos se distinguieron sobre los demás: el Queen Mary, británico, y el Normandie, francés.

Los tres años en los que compitieron estos leviatanes del lujo, fueron la cúspide de los viajes trasatlánticos. Dos veces ganó el Normandie el Blue Riband, y dos veces se lo quitó el Queen Mary. Al final, en 1952, el United States se lo quedó, para siempre.

El destino

Hace un par de décadas, cuado estudiaba en la Universidad, en Long Beach, California, salía con una chica muy especial. Desde hacía mucho que quería cenar en el Queen Mary, el trasatlántico retirado convertido en hotel flotante en la Bahía de ese puerto californiano. Y ahí fuimos.

La comida no fue la gran cosa, pero cenar en uno de sus salones, el Winston, fue como volver al pasado, a la era de los grandes trasatlánticos. El barco aún sigue ahí, y prácticamente no ha cambiado nada desde que fue retirado del servicio en 1967.

Lo curioso es que por poco y no sale el plan, y no porque yo no quisiera. Fue más bien cosa del destino del Queen Mary, que a punto estuvo de no convertirse en realidad.

El Queen Mary

Después de las tragedias del Titanic, su hermano el Britannic, y otras pérdidas, la White Star estaba en una situación financiera delicada. A la Cunard, su gran competidora y constructora del Lusitania, le sucedía lo mismo. En 1934, ambas navieras fueron obligadas a fusionarse.

Para entonces, la Cunard ya había empezado la construcción del Casco 534, aún sin nombre. Era el 1 de diciembre de 1930, y para entonces la crisis provocada por el Crash de 1929 comenzaba a causar estragos. No obstante, se creía que sería un bache pasajero, y que pronto la economía se recuperaría.

El Queen Mary en construcción

El Queen Mary en construcción

En los astilleros de Clydebank, en Escocia, había optimismo. Más de 10,000 trabajadores se encaramaban en andamios, martilleaban ribetes y soldaban planchas de acero. Aquel buque sería el orgullo de Gran Bretaña, el más grande y más veloz jamás construido.

Pero la realidad terminó por hacerse patente, Justo un año después de iniciarse la construcción del Queen Mary, la Cunard abandonó el proyecto por falta de fondos. Miles de personas se quedaron sin empleo de la noche a la mañana.

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El Normandie

Ocho semanas después del inicio de los trabajos del Queen Mary, la Compagnie Générale Transatlantique hizo lo propio en los astilleros Saint Nazaire. El casco diseñado por el inmigrante ruso Vladimir Youskevitch, se convertiría en el SS Normandie.

La CGT también se encontró con problemas de financiación, pero a diferencia de lo que sucedió en Gran Bretaña, el gobierno francés decidió subsidiar la construcción del barco. Era también un proyecto que ambicionaba a todo, a ser el más grande, el más veloz y, en especial, el más lujoso.

El Normandie en el dique

El Normandie en el dique.

No se escatimaron gastos en el Normandie. Se contrataron a los mejores arquitectos, a los más prestigiosos artistas para la decoración. Como otros trasatlánticos de la época, el Normandie contaba con todas las comodidades: grandes salones, piscinas, canchas de tenis, cine, y exquisitos restaurantes.

El Grand Saloon del Normandie

El Grand Saloon del Normandie.

La diferencia estaba en los acabados. Todo el metal de color dorado utilizado en la decoración del Normandie, estaba chapado en oro de 24 kilates. Se utilizó marfil y piedras preciosas, además de carísimos cristales para las lámparas y sedas en los sillones. Sin duda el Normandie fue el más lujoso de los trasatlánticos de la historia.

La gran carrera de los trasatlánticos

Poco antes de que el Normandie fuese botado en octubre de 1932, el gobierno británico había cambiado de idea, y apoyó un préstamo a la Cunard White Star Line para terminar el Queen Mary. A ambos barcos aún les quedaba mucho trabajo interno.

Finalmente, el Normandie emprendió su viaje inaugural el 29 de mayo de 1935. Miles de curiosos lo despidieron del puerto de Le Havre, orgullosos de la opulencia y tecnología del Normandie, que esperaban rompiese el récord de velocidad, y ganase el Blue Riband por primera vez para Francia.

El Normandie llega a Nueva York

El Normandie llega a Nueva York.

Y el Normandie lo consiguió. Gracias al diseño de la popa bulbosa de Youskevitch, el Normandie logró una velocidad media de 30 nudos (56 km/h), llegando a Nueva York en un tiempo récord de 4 días, 3 horas y 14 minutos.

El puerto estadounidense se engalanó para recibir al trasatlántico francés. Miles acudieron a hacerle los honores. El barco colgó de uno de sus mástiles un listón azul de 30 pies, uno por cada nudo. Cada pasajero recibió una medalla conmemorativa. Francia entera se enorgulleció.

El turno del Queen Mary

La Cunard- White Star no pensaba quedarse atrás, y menos Inglaterra. El Queen Mary estuvo listo en la primavera de 1936, y fue bautizado por su madrina, la Reina Mary. poco antes, la Cunard había anunciado que el Queen Mary pesaría  80.774 toneladas, 1,500 más que el Normandie.

Para no perder el título de barco más grande, la CGT añadió un salón para la clase turística. Con ello se añadieron 3,000 toneladas más, y mantuvo el título de más grande entre los grandes trasatlánticos. Sin embargo, para evitar que el Queen Mary rompiera el récord, no podía hacer nada.

el R.M.S. Queen Mary

El R.M.S. Queen Mary.

El trasatlántico inglés partió de Southampton el 27 de mayo de 1936. El Queen Mary no contaba con los avances aerodinámicos del Normandie, pero sí con mucha potencia. Cruzando el atlántico a máxima velocidad, parecía que el récord sería fácil presa. Los británicos se preparaban para celebrar.

Pero hete aquí que el Queen Mary se encontró con un obstáculo, no inesperado: la niebla. Cerca ya de Nueva York, el Capitán Edgar T. Britten se vio obligado a reducir la velocidad. La memoria del Titanic aún estaba presente, y no quiso asumir el riesgo de sufrir su misma suerte.

El Queen Mary llegó a Nueva York en cuatro días, cinco horas y 46 minutos, dos horas y media más que el Normandie. Francia respiró con alivio.

Tuyo, mío

El Queen Mary había fracasado en su primer intento, pero no sería el último. En agosto del mismo año, en el trayecto de América a Europa, el Queen Mary consiguió arrebatar el Blue Riband al Normandie. El tiempo total fue inferior a los cuatro días, a una velocidad media de 30.63 nudos.

El Capitán del Normandie envió sus felicitaciones a Britten, pero dejó abierta la batalla. Francia estaba tocada, pero no hundida y, aunque la CGT negó estar enfrascada en una carrera, en 1937 el Normandie entró en los astilleros para recibir nuevas y más modernas hélices.

El Normandie, el Queen Mary y el Queen Elizabeth en Nueva York

El Normandie, el Queen Mary y el Queen Elizabeth en Nueva York.

Recién salido, el Normandie intentó volver a lo más alto del podio. Mientras sus pasajeros disfrutaban del champán a todo lujo, sus nuevas hélices de cuatro hojas lo impulsaron a casi 31 nudos. El orgullo de la marina comercial francesa consiguió el objetivo, y recuperó el Blue Riband.

Pero no por mucho tiempo. Un año después, el Queen Mary hizo lo propio, esta vez rompiendo el récord en ambas travesías, superando con creces los 31 nudos. La carrera se hubiese alargado por muchos años, pero personas ajenas a ellas cambiaron la historia.

Siempre la maldita guerra

El estallido de la Segunda Guerra Mundial en 1939 dio al traste con las aspiraciones de los grandes trasatlánticos. Los dos grandes buques dominaban el tránsito de pasajeros entre los dos continentes, ambos llevando a prestigiosos pasajeros en sus cabinas. Por ejemplo, el Normandie fue el barco elegido por la familia von Trapp en 1938, cuando decidió emigrar a Estados Unidos.

Pero las necesidades de la guerra obligaron a sus respectivos gobiernos a requisarlos como transportes. El Queen Mary se distinguió en el esfuerzo bélico, llevado miles de tropas de un lado al otro del Atlántico. Sir Winston Churchill lo ocupó tantas veces que tenía en el barco una suite especial, además de un despacho..

Pero el Normandie no corrió tan buena suerte. Estando en Nueva York el día que Francia declaró la guerra a Alemania, 3 de septiembre de 1939, el Gobierno de Estados Unidos lo denominó como “internado”, aunque permitió a su tripulación francesa mantener el mando.

Después de la derrota de Francia ante Alemania, el gobierno ordenó que el Normandie fuese convertido en transporte de tropas. Todos sus aditamentos de lujo fueron retirados para su venta.

El fin de un sueño

Tras el ataque a Pearl Harbor y la entrada de Estados Unidos en la guerra, y ya con Francia subordinada a los nazis, el Presidente Roosevelt ordenó la requisición del Normandie. Sin embargo, y mientras se llevaban a cabo los trabajos de reforma, un accidente provocó un fuego.

El Normandie terminó hundiéndose bajo el peso del agua de los bomberos, a un lado del muelle neoyorquino. Mientras tanto, el Queen Mary y su hermano el Queen Elizabeth, trabajaron durante la guerra, y ambos fueron devueltos al servicio trasatlántico en 1946.

El Normandie se incendia en Nueva York

El Normandie se incendia en Nueva York.

Epílogo

El Queen Mary continuó sus cruceros de lujo en la posguerra. Pero el mismo conflicto le había dado un nuevo rival, el avión. El advenimiento de los jets comerciales, que hacían el trayecto trasatlántico en horas, en lugar de días, fue demasiado para el negocio de los cruceros.

Finalmente, la Cunard-White Star Lane decidió retirarlo en 1967. Fue entonces vendido a un consorcio norteamericano, que lo convirtió en hotel flotante. Desde entonces engalana la Bahía de Long Beach.

El Queen Mary en la actuaidad, en Long Beach, california

El Queen Mary en la actuaidad, en Long Beach, California.

Volví en otra ocasión al Queen Mary, esta vez al brunch. El gran salón en el que desayunamos mis amigos y yo es lo más espectacular que he visto en mi vida, en materia de diseño y lujo. Me costó mucho salir de ahí, y lo hice después de visitar las zonas abiertas al público.

Y ahí está. Un recuerdo de una época, un ejemplo del hacer humano, de su ingenio y su ambición. El Normandie y el Queen Mary, los grandes trasatlánticos, tuvieron destinos diferentes, pero sellaron su nombre en la historia con letras de oro.

4 thoughts on “La gran carrera de los grandes trasatlánticos.

  1. Te recomiendo la lectura del libro «Una ciudad flotante» (Une ville flottante), de Julio Verne. Un saludo

    • Ohhh! El Great Eastern y el malo Harry Drake! Inolvidable novela Marta, gracias por recordármelo, pues hace mucho que no la leo…Me acordaré de ti mientras lo hago.
      Muchas gracias y un besín!

  2. saludos desde San Antonio de los Altos , Venezuela, pero falto algo…. y el resto hundido del Normandie…

    • Hola Manuel,
      te refieres a qué sucedió con el barco? Según recuerdo, simplemente fue desguasado.y el metal reciclado… Triste destino para el orgullo francés de los mares.
      Espero haber respondido correctamente.
      Mil gracias y un cordial saludo.

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