En el período de 1845 a 1852, aproximadamente un millón de irlandeses murieron de hambre, y otro millón se vio obligado a emigrar. La causa, una enfermedad de la patata, tubérculo del que dependía un tercio de la población. A ese periodo le llamamos la Gran Hambruna de la Patata.
Como suele suceder, fueron varias las razones que llevaron a Irlanda a sufrir tal catástrofe. Primero y antes que nada, que la isla era tratada como una colonia por los ingleses. Segundo, que los católicos irlandeses, la gran mayoría de sus seis millones de habitantes, tenían prohibido ser propietarios de tierras.
A eso se le unía el hecho de que al menos la mitad del territorio estaba en manos de medio centenar de familias, muchas de ellas residentes en Gran Bretaña. El tiro de gracia lo dieron las llamadas “leyes del grano”, que limitaban la importación de cereales para proteger a los agricultores ingleses.
En resumen, la hambruna de la patata fue provocada por el proteccionismo, protestantismo y latifundismo, a los que se sumó una peligrosa tradición, plantar sobretodo una sola especie de patata.
Protestantismo
El movimiento reformista de Martín Lutero alcanzó a todos los países de Europa. En la mayoría de países, con el tiempo, los protestantes aprendieron a vivir en paz con los católicos. Si bien, Inglaterra fue la excepción. Ahí, el odio a los católicos fue la norma.
Los normandos, que habían invadido Inglaterra en 1066, y desde entonces reinaban en Gran Bretaña, invadieron Irlanda al año siguiente. Fue el primer intento de borrar la identidad irlandesa de la población. Los locales no pudieron hacer mucho, más que obedecer.
Poco a poco, los reyes ingleses se hicieron fuertes en la isla, obligando a los señores irlandeses a jurarles lealtad a cambio de favores, tierras y títulos, algo parecido a lo que más tarde harían en Escocia.
Las leyes anti-católicas
En 1536, tras la rebelión del Conde de Kildare, Enrique VIII, consumada ya su separación de Roma, convirtió a Irlanda en reino, bajo su corona. No tardó en intentar imponer su nueva iglesia anglicana.
A partir de 1607, Westminster aprobó más leyes para limitar los derechos de los católicos:
- Ningún católico podría acceder a un empleo público
- Los católicos no podrían casarse con protestantes
- Se les prohibió portar armas o servir en el ejército
- Se les prohibió acceder a la entonces única universidad irlandesa, el Trinity College
- Ningún católico podría ejercer la carrera de abogado o juez
- Ningún católico podría ser elegido al Parlamento de Irlanda o al inglés
- Se prohibió a los católicos comprar tierras o heredar tierras de protestantes
- No se permitió la construcción de iglesias católicas de piedra, sólo de madera, y alejadas de los caminos principales
- Ningún católico podría dar clases a niños, ni en público ni en privado.
El rigor con el que se aplicaban estas leyes variaba, dependiendo de los magistrados locales. Además, muchas de estas leyes fueron gradualmente revocadas, especialmente en 1793, y hasta que se permitió a los irlandeses católicos entrar en Westminster en 1829.
Pero el daño ya estaba hecho, y a mediados del siglo XIX, los católicos, un 80% de la población, vivían en los límites de la pobreza.
Latifundismo
En aras de conseguir un mejor control de la colonia, los reyes ingleses mantuvieron una política de divide y vencerás. Algunos señores locales, aceptaron regalos de tierras, a cambio de su lealtad a la corona.
Ya en el siglo XVI, tres cuartas partes del territorio de la isla estaba en manos de un reducido grupo de señores. Algunos eran irlandeses, otros ingleses, otros de etnia mixta. Se habla de 50 familias, dueñas de Irlanda.
Los católicos, como hemos visto, no podían comprar tierras, sólo alquilarlas por un periodo de 11 meses. No les protegía ninguna seguridad jurídica, y a menudo los terratenientes es negaban un nuevo arriendo si no pagaban su cuota al completo.
La mayoría de las familias irlandesas apenas sacaba para subsistir. Por ello, cuando la patata llegó a Irlanda, su popularidad se extendió rápidamente.
La Patata
En 1532, los españoles conquistaron Perú y conocieron la patata. A España y el resto de Europa, el tubérculo llegó en la segunda mitad del siglo XVI. En un principio no tuvo mucho éxito entre los consumidores y, en algunos casos, la intervención política fue crucial. .
Pero su alto contenido nutritivo poco a poco ayudó a la patata a hacerse un hueco en la dieta del viejo continente. Por si fuera poco, la patata es una planta que se adapta muy bien a diferentes tipos de clima.
Por ejemplo, durante la Pequeña Edad de Hielo, que abarcó desde finales de la Edad Media y hasta el siglo XIX, muchas otras cosechas fracasaron, y la resistente patata cubrió las necesidades de buena parte de la población.
A Irlanda la patata llegó vía la isla vecina, y pronto se convirtió en un alimento básico. En un pequeño terreno, una familia podía cultivar patatas, y mantener una vaca o un cerdo. Con eso podían subsistir todo un año.
Desafortunadamente para los más pobres, la patata les daría una desagradable sorpresa.
Proteccionismo
Grupos de agricultores terratenientes en Gran Bretaña, reclamaron a su gobierno protección contra productos importados. En 1815, el gobierno cedió a la presión y aprobó las Leyes del Grano (o del Maíz).
Se aplicaron cuotas e impuestos de importación, lo que provocó el incremento de los precios en el mercado local. Los agricultores sí que mejoraron su situación pero el pueblo llano perdió buena parte de su poder adquisitivo.
Las Leyes del Grano se aplicaron también en Irlanda. A la pobreza ya existente, se le sumó el proteccionismo. Hacia la década de 1840 los irlandeses católicos se movían en los límites de la hambruna. Y entonces llegó la roya.
La enfermedad de la patata
A principios del siglo XIX, se detectó en América la roya, también conocida como mildiu. La roya es una enfermedad causada por la protista Phytophthora infestans, que ataca a la planta y la destruye rápidamente.
En 1845, la roya llegó a Irlanda, y aunque no acabó con la cosecha, si la redujo considerablemente. Por si fuera poco, la variedad de patata más cultivada en Irlanda, la llamada “lumper”, era la más propensa a sufrir la roya.
En Londres, el gobierno británico tomó nota de la epidemia. El Primer Ministro Robert Peel, compró secretamente en Estados Unidos maíz y harina de maíz para distribuir entre los más necesitados en Irlanda. El problema fue que los molinos de la isla no estaban preparados para moler un grano tan duro, y la ayuda tardó en llegar a los ciudadanos.
En Noviembre de ese año, Peel intentó revocar las Leyes del Grano, pero no obtuvo los apoyos suficientes. Cuando lo logró al año siguiente, ya era demasiado tarde.
Reacción política
El gobierno conservador de Peel fue reemplazado en junio de 1846 por una coalición de whigs, radicales y proteccionistas. Los whigs, originalmente republicanos, favorecían el Laissez Faire, esto es, dejar que las fuerzas del mercado resolvieran la situación.
Para entonces cientos de miles de irlandeses sufrían ya las consecuencias de la hambruna de la patata. En ningún momento pensaron que dicha situación había sido creada por el intervencionismo y el proteccionismo del mismo gobierno.
Al darse cuenta de que los beneficios de sus políticas no llegarían a tiempo para muchos irlandeses, el gobierno aprobó un programa de obras públicas en 1847.
En muchas zonas de Irlanda, aún existen caminos construidos en la época. Parten de la nada y se dirigen a ninguna parte (¿alguien dijo Plan E?).
También se establecieron comedores gratuitos para los más necesitados, iniciativa que sí funcionó, alimentando a más de tres millones de irlandeses. Sin embargo, divisiones en el gobierno le llevaron a cancelar el programa tres meses después.
Al mismo tiempo que miles morían de hambre, en las tierras de los latifundistas se seguía cosechando grano y produciendo ganado, pero sólo para su exportación. Hubo protestas, pero fueron acalladas por las fuerzas públicas.
La hambruna de la patata
Es difícil establecer el número exacto de muertes durante 1845 y 1852, pero se puede hacer un cálculo. En 1830, Irlanda tenía una población de más de ocho millones. El 1851, el número se había reducido a seis millones y medio, y para inicios del siglo XX, a cuatro millones, aproximadamente la población actual.
Al menos un millón de irlandeses pudo haber muerto en el periodo, aunque la mayoría falleció por enfermedades como la difteria, el cólera y la disentería. A diario la gente moría en las calles, sin que sus familiares pudieran enterrarlos. Muchos fueron enterrados en fosas comunes.
Otros más afortunados, dejaron sus tierras para emigrar, principalmente a Estados Unidos, pero también a Australia, Canadá y México. Se calcula que otro millón de irlandeses eligieron la diáspora al hambre.
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Epílogo
Sin contar la tragedia de millones de irlandeses, la pérdida de población marcó la historia futura del país. Mientras que en la isla la población se reducía a la mitad en menos de un siglo, en Gran Bretaña se duplicó.
Curiosamente, la patata se mantuvo como el alimento preferido de los irlandeses. La hambruna de la patata traía malos recuerdos, pero la pobreza continuó durante décadas. En un censo de finales del siglo XIX, los irlandeses lideraban la clasificación mundial de consumo de patatas con dos kilos per cápita al día.
La hambruna de la patata fue el resultado de una combinación de políticas discriminatorias, intervencionistas y proteccionistas. La impresión negativa que los ingleses tenían de sus vecinos (vagos, sucios y borrachos), frenó las pocas iniciativas de ayuda recomendadas por los gobiernos.
La hambruna de la patata fue una de las catástrofes humanitarias más importantes de la historia. Lo peor, que ocurrió bajo las mismas narices del Imperio Británico, la única potencia mundial del momento.
De hecho, la hambruna de la patata fue provocada por el Imperio Británico y sus políticas colonialistas a lo largo de seis siglos. Un ejemplo más del hacer inglés en el mundo.
Como siempre, un estupendo artículo muy bien explicado.
Solamente una puntualización (como bióloga): cuando dices «plantar sobretodo una sola especie de patata» o «la especie de patata más cultivada en Irlanda, la llamada “lumper”…», deberías decir «variedad», ya que todas las patatas pertenecen a la misma especie, Solanum tuberosum, aunque hay distintas variedades o subespecies.
Entiendo que tu intención era utilizar la palabra «especie» como «tipo», pero en biología tiene un significado mucho más «específico», si me permites el juego de palabras.
Un saludo,
Marta
Hola Marta,
tienes razón, me he equivocado, debería decir «variedad». 😛 Ahora mismo lo corrijo. No sé qué haría sin vosotros!
Mil gracias y un saludo!
Excelente síntesis.
¡Felicitaciones!
Muchas gracias Juan Carlos! Un abrazo!
Buen artículo. Muy didáctico. aporto una pequeña corrección: la conquista del Perú se produjo en 1532. La domesticación de la papa, efectivamente, fue un logro de los antiguos peruanos. Hasta hoy Perú, mi país, tiene, de lejos, la mayor variedad de papas del mundo. Saludos.
Hola Jorge,
Muchas gracias por hacérmelo notar. Lo siento, pero lo corrijo enseguida…. 😛 (por cierto, hoy ceno patatas, me encantan!)
Mil gracias nuevamente y un abrazo!