El asesinato de Baby Lindbergh: El Crimen del Siglo XX.

A las 19:30 del 1 de marzo de 1932, la nanny Betty Gow acostó al bebé en su cuna. Sus padre, el aviador Charles Lindbergh, estaba en la biblioteca; su madre, Anne Morrow, también estaba en la mansión. A las 22:00, Gow entró en la habitación del niño de 20 meses de edad. Pero Baby Lindbergh no estaba.

Rápidamente avisó a Charles padre y este entró en el cuarto de cuna. Revisó en todas partes y sólo encontró una nota pidiendo 50,000 dólares en billetes de diversas denominaciones. El autor advertía de no llamar a la policía, y firmó con una serie de símbolos, un círculo flanqueado por dos líneas rectas verticales, dos curvas, y dos agujeros en los extremos.

Lindbergh notificó inmediatamente a la policía de Nueva Jersey, que inició la investigación. También llamó a sus amigos y a su muchos e influyentes contactos. A algunos les pidió que movieran sus hilos con el crimen organizado.

Como vimos en el artículo anterior, Charles Augustus Lindbergh era uno de los hombres más famosos de Estados Unidos y del mundo. Su hazaña de cruzar el Atlántico en solitario, acometida cinco años antes, le había conseguido fama y fortuna, y una esposa. Ahora Baby Lindbergh había sido secuestrado, sin duda debido a su estatus de “celebrity”.

Charles Baby Lindbergh

Investigación

Veinte minutos después de la primera llamada, miembros de los cuerpos de policía del condado y estatales se presentaron en la mansión. Un experto en huellas digitales buscó en la nota y en la habitación, pero no encontró nada, ni siquiera huellas de los padres o de la nanny.

Lo que sí encontraron fue dos trozos de una escalera de madera. Aparentemente de hechura casera, se había roto en dos. También se encontró lodo en la habitación, pero no se identificó ninguna huella, pues el secuestrador probablemente había cubierto sus suelas con algún trapo.

La residencia de los Lindbergh, y la escalera hallada.

La residencia de los Lindbergh, y la escalera hallada.

Otra pista fue que la nota que exigía el rescate, estaba mal redactada, con faltas de ortografía y errores gramaticales. Muy posiblemente, la había escrito un extranjero.

Las sospechas

Entre los muchos investigadores que acudieron a la residencia Lindbergh había policías, y militares amigos del piloto. Dos de ellos serían famosos en el futuro: William “Bill” Donovan, que durante la Segunda Guerra Mundial crearía la OSS, precursora de la CIA, y Herbert Norman Nota de resctae de Baby LindberghSchwarzkopf, padre de quien lideraría las fuerzas aliadas en la Guerra del Golfo.

Ambos creían que el secuestro de Baby Lindbergh bien podría ser un trabajo de la mafia. Con ello en mente, se pusieron en contacto con Mickey Rosner, un neoyorquino al que se le conocía su relación con algunos capos.

Algunos de ellos, principalmente Al Capone, encarcelado por evasión de impuestos, se ofrecieron a ayudar a cambio de su libertad o rebajas en sus condenas. La ayuda fue rechazada.

En cualquier caso, un análisis de la nota de rescate concluyó que el autor era probablemente alguien cuya lengua materna era el alemán. La policía ofreció una recompensa de 25,000 dólares a cambio de información. Lindbergh añadió 50,000 dólares más.

Negociación

Dos notas más de rescate llegaron el 6 y el 9 de marzo, las dos selladas en Brooklyn.  John F. Condon, un maestro retirado del Bronx, escribió una carta en un periódico local, ofreciendo 1,000 dólares si el niño era entregado a un cura católico.

Al poco tiempo, Condon recibió una carta de los secuestradores, pidiéndole que fuera él el enlace durante las negociaciones. Lindbergh aceptó la petición y, siguiendo las instrucciones de la carta, puso un anuncio clasificado en el New York American:

“El dinero está listo: Jafsie”.

Al día siguiente, Condon acudió a una cita secreta en un cementerio. Ahí pudo hablar con el secuestrador, definitivamente un extranjero, pero no pudo ver su cara. Condon le pidió una prueba de vida, y el trajecito de Baby Lindbergh llegó por correo el 16 de marzo.

Pago del rescate

Lindbergh aceptó entonces pagar el rescate. La policía mandó construir una caja especial de madera, para que pudiera ser identificada posteriormente. En su interior, los agentes metieron una cantidad de certificados de oro, instrumentos de pago que estaban a punto de ser retirados por el gobierno, y el resto en efectivo.

Los billetes no estaban marcados, pero sus números de serie sí fueron registrados. El 2 de abril, Condon recibió una nota de un taxista, indicandole dónde se haría el intercambio, Cuando entregó el dinero a un hombre con la cara cubierta que se hacía pasar por “John”, este le dijo que Baby Lindbergh estaba al cuidado de dos mujeres que no conocían su identidad, y que lo entregarían pronto.

Hallazgo macabro

Pero el bebé no apareció, ni en los días ni en las semanas siguientes. Algunos billetes del rescate fueron recogidos en Nueva York y uno más en Chicago, sin dejar más pistas. La investigación dio un giro el 12 de mayo.

Un camionero circulaba por una carretera secundaria a las afueras de Mount Rose, a unos siete kilómetros de la residencia Lindbergh. El conductor se detuvo un momento a hacer sus necesidades en una huerta, y ahí descubrió el cuerpo de un infante.

Baby Lindbergh

El cadáver tenía la cabeza medio destrozada por un fuerte golpe, y el resto del cuerpo había sido mordisqueado por animales. Gracias a la ropa del niño, sus padres pudieron identificarlo. Lindberg ordenó que el cuerpo de su hijo fuese incinerado.

Baby Lindbergh, el Crimen del Siglo XX

Para entonces la nación entera seguía las noticias con atención. Lindbergh era uno de sus más grandes ídolos, y el hecho de que el asesinado hubiese sido un bebé añadió interés y rabia. Todos los periódicos y radios hablaban del crimen a diario, especulando, sin más.

También a diario llegaban a la mansión de los Lindbergh y a las comisarías, cartas con supuesta información, sospechas de vecinos, conocidos, o criminales comunes. No obstante, y como en muchos otros casos, la policía creía que se trataba de un crimen cometido por alguien del círculo íntimo de la víctima.

Una de las principales sospechosas resultó una de las sirvientes de los Lindbergh. Violet Sharp, británica, se había puesto nerviosa durante los interrogatorios,y había dado versiones presuntamente contradictorias de sus actividades aquella noche.

Justo antes de que se le hiciera un cuarto interrogatorio, Violet Sharp apareció muerta en su habitación. Había ingerido un abrillantador de plata que contenía cianuro de potasio. Aparentemente, la presión de la policía y el miedo a perder su empleo la llevaron al suicidio. La policía fue criticada por sus malos tratos a los sospechosos.

Siguiendo el rastro

Pasaron los meses y la policía seguía sin encontrar pistas. Más billetes aparecían, la mayoría en Nueva York, pero también en otras ciudades. Finalmente, y tras mucho trabajo, la policía encontró un patrón. Muchos de esos billetes y certificados se registraban en comercios y bancos a lo largo de una línea de metro.

Dicha línea, la de Lexington Avenue, conectaba al distrito de Manhattan con el Bronx. Para la policía la clave estuvo en que en dicho trayecto se encontraba el vecindario de Yorkville, conocido como un enclave de inmigrantes, principalmente de lengua alemana.

Las sucursales bancarias de la zona recibieron la visita de agentes de la policía, pidiéndoles que mantuvieran los ojos abiertos. Finalmente, una pista prometedora llegó por ese cauce.

Un empleado bancario encontró un certificado de oro, en cuyo borde estaba escrita con lápiz la matrícula de un vehículo: 4U-13-41-N.Y.

El billete había sido depositado por el gerente de una gasolinera cercana. Cuando fue interrogado por la policía, les dijo que había anotado la matrícula porque el cliente le pareció sospechoso. El vehículo estaba registrado a un tal Richard Hauptmann, del Bronx.

Más que sospechoso

Bruno Richard Hauptmann había emigrado a Estados Unidos desde su nativa Alemania en 1923, a los 24 años. Llegó como polizón, y se introdujo en el país ilegalmente. Veterano de la Primera Guerra Mundial, Hauptmann había sido detenido en diversas ocasiones por robo, y al momento del asesinato de Baby Lindbergh, estaba en búsqueda y captura en su país natal.

Bruno Richard Hauptmann durante el juicio

Bruno Richard Hauptmann durante el juicio.

El 19 de septiembre de 1934, Hauptmann se dio cuenta de que alguien le seguía. Al intentar esquivar a sus seguidores se saltó dos semáforos en rojo, por lo que la policía inició la persecución. Al norte de Manhattan, Hauptmann fue detenido, y en un primer registro se le encontró un certificado de oro de 20 dólares.

Cuando la policía entró en su casa, encontró 14,000 dólares del dinero del rescate. Además, había un croquis para construir una escalera de madera, y el teléfono de John Condon estaba anotado en la puerta de un armario.

La defensa

Cuando fue interrogado, y presuntamente torturado, Hauptmann dijo que el dinero se lo había dejado un antiguo socio y compatriota, Isidor Fisch, aunque él no sabía que en la caja había dinero. Fisch murió en Alemania de tuberculosis, poco antes del arresto de Hauptmann, y fue entonces cuando este descubrió el dinero.

Si lo gastó, insistió, fue porque supuestamente Fisch le debía dinero de un negocio pasado. Hauptmann negó cualquier conexión con el crimen de Baby Lindbergh. Su abogado esgrimió que no había ninguna prueba certera, ni huellas, ni ningún testigo.

Pero la evidencia circunstancial era abrumadora. Estaba la escalera, construida con el mismo tipo de madera del que estaba hecho el ático de la casa de Hauptmann. Su caligrafía coincidía con la utilizada en las notas del rescate. Dos días después de que se pagara dicho rescate, Hauptmann renunció a su empleo.

Sentencia

Hauptmann fue juzgado por secuestro en Nueva York y por asesinato de Baby Lindbergh en Nueva Jersey. EN ambos casos el veredicto fue de culpable. La sentencia por el asesinato fue la pena capital. Bruno Richard Hauptmann fue condenado a morir en la silla eléctrica.

Sin embargo, durante ambos juicios, Hauptmann insistió en su inocencia. Incluso rechazó que se le conmutara la sentencia a muerte por cadena perpetua a cambio de su confesión. Finalmente, fue ejecutado el 3 de abril de 1936.

Pero en la mente de muchos, el proceso legal estaba lleno de lagunas. Periodistas y otros autodenominados expertos alegaban que la popularidad de Lindbergh había obligado a la policía a encontrar un culpable rápidamente.

El que aún es considerado como “el crimen del siglo” en Estados Unidos, derivaría en decenas de investigaciones privadas, y una multitud de libros. Anna Hauptmann, la viuda de Bruno, denunció al Estado de Nueva Jersey por la injusta ejecución de su marido, sin éxito.

Consecuencias

La tragedia personal de los Lindbergh y el inevitable circo mediático en el que se convirtió el caso de Baby Lindbergh fue demasiado para la pareja. Tímidos y reservados, Charles y Anne no resistieron el constante acoso de la prensa y el público.

Los Lindbergh también tenían por la vida de su segundo hijo, de tres años. Por ello, en 1935, antes del juicio contra Hauptmann, se mudaron a Inglaterra, donde pasarían tres años. Ese periodo, confesaría Lindy más tarde, serían sus años más felices.

Los Lindbergh llegan a Liverpool con su segundo hijo.

Los Lindbergh llegan a Liverpool con su segundo hijo.

A pesar de la intensidad vivida en sus 34 años, del éxito y de la tragedia, a Charles LIndbergh aún le quedaban episodios muy controvertidos que vivir. De vuelta en Norteamérica, sería criticado por su defensa del aislacionismo, y por haber hablado positivamente del “resurgir de Alemania” durante los primeros años del Tercer reich.

Pero Charles LIndbergh se guardaba un as en la manga, y volvería a servir a su patria durante sus momentos más difíciles.

2 thoughts on “El asesinato de Baby Lindbergh: El Crimen del Siglo XX.

  1. Me ha gustado mucho este relato del secuestro y asesinato del hijo primogénito de Charles Lindberg.

    En el primer renglón del artículo hay un error, pues el secuestro se produjo el 1 de marzo de 1932, y no el 1 de mayo.

    Un fuerte abrazo Jesús.

    • Muchas gracias Don Ernst, por mas que lo intento, sigo cometiendo este tipo de errores. Menos mal que os tengo a vosotros… Ya lo he corregido, y por cierto, me decidí a escribir estos artículos cuando me puse a estudiar aviones de guerra. Mañana verás a lo que me refiero..
      Un abrazo!

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