La Isla del Diablo: el País Prisión.

Era una sede más del sistema de prisiones francés; era la cárcel más temida por delincuentes y criminales. La Isla del Diablo era un infierno en la Tierra, un infame campo de encarcelamiento, trabajo y muerte. Más que eso, era un País Prisión.

Por sus celdas pasaron Alfred Dreyfus y Henri Charriere, mejor conocido como “Papillon”. Dos nombres célebres entre los miles de prisioneros anónimos que sufrieron el castigo de cumplir sus sentencias en la Isla del Diablo. Entre 1852 y 1947, aproximadamente 80,000 fueron trasladados a alguno de sus campos, culpables o inocentes.

La Isla del Diablo es parte de un pequeño archipiélago a unos 15 kilómetros de las costas de la Guyana Francesa, en Sudamérica. Las tres islas del grupo acogían a internos de distintas clasificaciones.

Lo mismo en el resto de la colonia en tierra firme, toda ella era una prisión, y toda la colonia era conocida como Isla del Diablo.

Isla del Diablo, Guyana Francesa.

Isla del Diablo, Guyana Francesa.

De cómo una isla dio su nombre a un territorio

La Guyana Francesa es uno de los tres territorios que algún día llevaron el nombre de Guyana. Junto con la holandesa, ahora llamada Surinam, y la Inglesa, ocupa una franja costera al norte de Brasil y el este de Venezuela. Al contrario de Surinam y Guyana, ahora estados independientes, la Guyana Francesa es aún una colonia del país europeo.

Los franceses establecieron su primera colonia en Guyana a principios del siglo XVI, pero esta Mapa Isla del Diablono duró mucho tiempo. Pasaría un siglo y medio hasta que, con la construcción de Cayenne, su capital, se puede hablar de una población europea estable.

En un principio fue utilizada como fuente de esclavos, pero tras la Revolución Francesa y la abolición de la esclavitud, Guyana se convirtió en un departamento francés más. Sin embargo, pocos deseaban vivir en ella.

Fue Napoleón quien primero quiso promover la emigración hacia Guyana. Se les ofreció a los voluntarios tierras y una vida en el paraíso. Unos 12,000 franceses aceptaron. Al llegar, se dieron cuenta de que el territorio estaba muy alejado de ser un paraíso.

La mayoría de los colonos llevados por Bonaparte murieron debido a las enfermedades tropicales, y a los peligros inherentes de una jungla virgen. Los pocos sobrevivientes dejaron la colonia, y se mudaron a una de las islas, a la que llamaron “Salvación”. Al poco tiempo volvieron a Francia.

Penal

A principios del siglo XIX, el mismo Emperador decidió establecer en Guyana una colonia penal. Originalmente sólo transportaban a los prisioneros más peligrosos, y los abandonaban a su suerte, pero no se les permitía salir.

En 1832, el Penal de Guyana quedó establecido oficialmente. Su única misión era alejar a los delincuentes de la sociedad. Ni recuperación ni reinserción. Se trataba de que vivieran sus días en la peor de las miserias hasta que murieran.

Prisioneros camino a la Isla del Diablo

Prisioneros camino a la Isla del Diablo.

A partir de 1840 se construyeron los primeros edificios con celdas. Uno en St. Pierre, y un segundo cercano a Cayenne. Se comenzaron trabajos para limpiar la selva y así tener tierras para el cultivo. Los mismos prisioneros debían producir sus alimentos.

Ya podrás imaginar que las condiciones eran peor que deplorables. Aparte de las enfermedades tropicales comunes, malaria, disentería y cólera, los prisioneros sufrían constantes malos tratos. La mayoría dormía encadenado a un tubo, y muchos pasaban meses y años en confinamiento solitario. Sus únicos visitantes, las ratas. 

A aquellos que cometieran un crimen dentro de la prisión, ya fuese contra un guardia o contra otro recluso, les esperaba la guillotina.

La Isla del Diablo

En las tres islas, se construyeron también instalaciones penales. Sin embargo, la más célebre de Alfred Dreyfusellas, la Isla del Diablo, era tan pequeña que sólo se utilizaba para un tipo específico de prisioneros: los políticos.

Ahí pasó cuatro años de sus exilio el Capitán Alfred Dreyfus, acusado de traición. En esa época él era el único recluso. A pesar de que era prácticamente imposible escapar, Dreyfus pasó la mayor parte de su encierro en una pequeña celda, y con guardias en la puerta. Sólo en ocasiones se le permitía salir.

Otro de los nombres que hicieron famosa a la Isla del Diablo fue René Belbenoit. Veterano de la primera Guerra Mundial, Belbenoit fue detenido por robar una cartera con 400 francos, una motocicleta y las joyas de su empleadora.

Desde 1920 que llegó a la Guyana Francesa, y hasta 1935, en que escapó finalmente, Belbenoit escribió un diario, en el que incluyó múltiples ilustraciones de las férreas condiciones en el penal. FInalmente, en Estados Unidos, le ofrecieron publicar sus memorias, “La Guillotina Seca”, de las que se hizo al menos una película, con Humphrey Bogart.

Papillón

No obstante, el más famoso de los prisioneros en la Isla del Diablo fue Henri Charriere, alias Papillón. Charriere llegó a Guyana después de haber sido sentenciado por el asesinato de un proxeneta, cargo que siempre negó. Él nunca estuvo en la Isla del Diablo per se, sino en el penal de tierra firme que, como digo, también era conocida con el mismo nombre.

Ese mismo año intentó y logró su primer escape. Junto con otros dos prisioneros, Papillón llegóHanri Charriere, Papillón a Colombia, donde fue adoptado por una tribu. A los pocos meses pensó que era hora de seguir su camino, y se despidió de sus amigos.

Sin embargo, fue detenido por las autoridades y devuelto a la prisión.

Entre los muros de St´Laurent-du-Maroni, Papillón fue confinado durante dos años en solitario, en una celda de tres por cuatro metros, en completa oscuridad. Papillon intentó escapar, sin éxito, media docena de veces. Cada vez, su condena fue alargada.

Finalmente, Papillón logró escapar a Venezuela en 1941. El país sudamericano le dio la ciudadanía y, mientras escribía sus memorias, se casó con una mujer local y abrió un par de restaurantes.

Su libro, “Papillón”, fue publicado en 1968, y se convirtió en un éxito de ventas. Charriere pudo por fin volver a Francia, donde ya era una celebridad. En 1973, Steve McQueen y Dustin Hoffman protagonizaron el film que lleva su nombre.

Verdad o ficción

Mientras que las memorias de Belbenoit se consideraron como un documento histórico, el mismo Charriere indicó que su libro era sólo un “75 % verdad”. El resto, eran anécdotas que le habían ocurrido a otros prisioneros.

Ilustración de Belbenoit

Ilustración de Rene Belbenoit.

Además, en el caso de Belbenoit, el relato del terrible tratamiento que recibían los prisioneros fue directamente responsable del cierre del penal. La vergüenza para los políticos franceses fue mayor, y en 1939 dieron los primeros pasos para clausurar la Isla del Diablo.

Sin embargo, la Segunda Guerra Mundial interrumpió el proceso. En 1947 llegó el último prisionero, seis años después salió el último.

De isla a centro espacial

Como mencioné al principio, a pesar de que sí existió un penal en la Isla del Diablo, en realidad la mayoría de los prisioneros vivían en tierra firme. El título de la isla, no obstante, se extendió fácilmente a toda la colonia.

En 1946, la Guyana Francesa se convirtió nuevamente en un departamento francés, esto es, en territorio galo en toda regla. En la actualidad, sus 230 mil habitantes, algunos de ellos herederos de los prisioneros, sobreviven mayoritariamente de los subsidios que llegan desde París.

Centro espacial de la ESA en Cayyenne

Centro espacial de la ESA en Cayyenne.

Curiosamente, la Guyana Francesa es también un centro espacial. Desde ese territorio, la Agencia Espacial Europea lanza sus cohetes Ariane.

El país que un día fue una prisión, en la actualidad parece más el paraíso tropical soñado y ofrecido por Napoleón. Eso sí, los turistas aún pueden pasearse por los edificios y celdas, para recordar a la que fue durante mucho tiempo, la peor prisión del mundo.

2 thoughts on “La Isla del Diablo: el País Prisión.

    • Muchas gracias José Luis!
      Intento que la historia sea, no sólo interesante, sino entretenida. Ambas cualidades no están reñidas… 😛
      Mil gracias por tus amables palabras. Un cordial saludo.

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