Cutty Sark: historia de una leyenda y su curioso nombre.

Antes de ser una conocida marca de Whisky, el Cutty Sark fue uno de los barcos más célebres del siglo XIX. No por nada su imagen aparece en las etiquetas de la bebida. Pero Cutty Sark ya era algo antes de dar su nombre al barco: era una prenda de ropa.

Si has estado en Londres, es muy posible que te hayas subido al “Clipper” (del verbo to clip-cortar, en este caso el viento). En la actualidad es un barco museo atracado en Greenwich, en el sureste de la capital inglesa. En los últimos años dos incendios han causado diversos daños, pero estos han sido reparados, y en estos momentos el museo se encuentra abierto.

Es un barco espléndido, elegante, y lleno de historia. Es uno de los últimos representantes de un periodo dorado de la navegación. En su momento, el Cutty Sark fue el más rápido de su especie, lo que le llevó a ganar una de las carreras más prestigiosas del mundo.

Cutty Sark fue construido con el único objetivo de ser el más rápido, y lo consiguió. No a la primera, y no en la ruta para la que fue construido, pero sí en una más difícil. En cualquier caso, incluso desde su primer y fallido intento se ganó el respeto y admiración del público.  

El Cutty Sark

El Cutty Sark.

La carrera del té

Hacia principios del siglo XIX, los ingleses se habían aficionado, por decirlo suavemente, al té. En un principio la importaron de China, y después de conquistar la India, del subcontinente. El té era la droga más preciada por los británicos, e importarla era todo un negocio.

Eso sí, había que transportarlo lo más rápido posible. Ser el barco más rápido en traer té no sólo comandaba los precios más altos, sino que llenaba de prestigio al barco y a la empresa. El público apostaba por un ganador, y seguía la carrera en los diarios como si fuera la liga de fútbol actual.

La ruta de la Carrera del Té.

La ruta de la Carrera del Té..

En 1866, tres barcos hicieron el trayecto Shanghai-Londres en un récord de 113 días, y con apenas unas horas de diferencia. La carrera, no oficial, llevó a los constructores navieros a innovar para conseguir barcos aún más rápidos.

Nacido para ganar

El año 1868 vio nacer a otro gran Clipper, el Thermopylae. El que sería el némesis del Cutty Sark, pronto rompió todos los récords de velocidad. En su primer viaje, por ejemplo, navegó el trayecto Londres Melbourne en 61 días, 29 días antes que la anterior marca.

El guante había sido lanzado. John Willis, hijo del fundador de la línea Jock Willis Shipping Line, lo recogió. Ese mismo año ordenó la construcción de un barco con especificaciones casi idénticas a las del Thermopylae.

El Thermopylae

El Thermopylae.

Un casco de madera de 64.77 m de eslora (88 m incluyendo el foque), y 10.97 m de manga, soportaba los casi 3,000 metros cuadrados de velas, que le daban una potencia de 3,000 caballos de fuerza, y una velocidad máxima de 32.4 km/h.

COPY CODE SNIPPET

Tanto el Thermopylae como el Cutty Sark tenían una capacidad de carga de más de 1,500 toneladas. Probablemente la única diferencia entre los dos barcos era que el primero llevaba una tripulación de 45 hombres y el segundo un máximo de 35.

Si el Thermopylae había sido construido para ganar la carrera del té, el Cutty Sark nació para vencer al Thermopylae.

El bautizo del Cutty Sark

Yo creo que cada vez que tuve una botella de Cutty Sark en mis manos, me pregunté de dónde había salido el nombre. Siempre pensé que tenía algo que ver con “cutty”, que en inglés es algo así como “cortadito”, en alusión al hecho de cortar el viento y las aguas. Pero no.

El nombre de Cutty Sark salió de un poema. En Tam o’Shanter el escocés Robert Burns cuenta la historia de Tam, un borracho conocido del pueblo de Shanter. En una noche de juerga, cabalgando a casa, se encuentra con una iglesia, donde un grupo de brujas baila al son de la música.

Tam huye de la bruja

Tam huye de la bruja Nannie Dee.

Tom se acerca, y se fija en una de las brujas, cuyo vestido es muy corto. Tom le grita “Weel done cutty-sark!”. Cutty-sark es “camisón corto” en inglés o escocés antiguo.

Las brujas se alertan y dejan de bailar, y comienzan a perseguir a Tam. En un momento dado, la bruja del cutty-sark logra agarrarse de la cola del caballo de Tam. Esa figura, aparecida en la primera edición del poema, será copiada para el mascarón de proa del Cutty Sark.

Mascarón de proa del Cutyy Sark

Mascarón de proa del Cutyy Sark.

Primer encuentro con el Thermopylae

En 1872, el Cutty Sark y el Thermopylae se disponían a competir en la carrera del Té por primera vez. Ambos barcos zarparon de Shanghai el 18 de junio. Dos semanas después, el Cutty se había adelantado a su rival unas 400 millas náuticas, 760 km. Entonces, la mala suerte golpeó.

Cruzando el Estrecho de la Sonda, entre Java y Sumatra, una tormenta rompió el timón del Cutty Sark. En lugar de parar en un puerto a repararlo, el capitán pidió a un carpintero a bordo que construyera uno nuevo. Aunque rudimentario, el timón funcionó.

Lo malo es que, para entonces, el Thermopylae ya se había adelantado. Además, otra tormenta en el Cabo de Buena Esperanza rasgó varias de las velas del Cutty, y lo retrasó aún más.

Thermopylae y Cutty Sark

Thermopylae y Cutty Sark.

A pesar del valeroso esfuerzo de su tripulación, el Cutty Sark llegó a Londres en 122 días, una semana después del Thermopylae. Aún así, el público premió al barco con su apoyo. El Cutty Sark se convirtió en leyenda y en el favorito del pueblo.

El acero y el Canal de Suez

Dos elementos externos cambiaron la suerte y el futuro, no sólo del Cutty Sark, sino el de todos los clippers que hacían la ruta del té. El mismo año en el que el Cutty fue botado, se abrió el Canal de Suez a la navegación.

Este recortaba en miles de kilómetros la ruta de China a Inglaterra y podría considerarse una ventaja. Pero la realidad es que el pasaje del canal reducía la capacidad de los clippers para aprovechar los vientos.

Además,es que en los mismos años, los constructores navales se estaban atreviendo cada día más con cascos de acero, y con el vapor. De hecho, antes incluso de la apertura del canal los vapores ya estaban compitiendo con los clippers.

A mediados de la década de 1870, los comerciantes dejaron de contratar a los veleros, para decantarse por los vapores. Si querían mantenerse en activo, el Cutty Sark, el Thermopylae y sus primos, deberían reciclarse.

El renacido Cutty Sark

El Cutty Sark se mantuvo un par de años más en la ruta Shanghai-Londres, pero cada vez con más problemas, incluyendo el asesinato de uno de sus capitanes y el suicidio de otro. Para más inri, en 1877 llegó a Shanghai, pero no encontró ninguna carga que transportar.

Durante los próximos años el Cutty se mantuvo a flote transportando diversas cargas desde diversos puntos del mundo. Lo que fuera, con tal de ganar lo suficiente para pagar los costes de la tripulación y mantenimiento.

Foto del Cutty Sark tomada por el Capitán Woodget

Foto del Cutty Sark tomada por el Capitán Woodget.

Una luz de esperanza se encendió en 1883. En diciembre de aquel año, el Cutty Sark partió de Newcastle, Nueva Gales del Sur, Australia, con 4,300 balas de lana y 12 barriles de sebo. Llegó a Londres en 85 días, 25 días más rápido que cualquier otro barco en esa ruta.

El récord despertó las ansias de competición del público y los armadores, que se prepararon para una nueva carrera. Esta vez fue el Thermopylae quien recogió el guante, y se presentó en Australia dispuesto a competir con su vieja némesis.

Segundo encuentro

Era octubre de 1885, y la lana debía estar en Londres en enero, lista para las subastas. Los dueños del Cutty se sentían seguros, habiendo contratado a un nuevo capitán, Richard Woodget, experimentado y dispuesto a tomar riesgos.

Su idea era navegar por el sur de Nueva Zelanda, cerca del Círculo Polar Antártico. Ahí, los famosos “Bramadores Cuarenta”, los poderosos vientos que soplan entre los 40 y 50º grados de latitud sur, impulsarían con fuerza al barco.

El riesgo estaba en que los mismos poderosos vientos podrían rasgar las velas. Además, las tormentas en esa zona son tan caprichosas como fuertes, y existe la posibilidad de toparse con icebergs. Pero valió la pena.

Desde el principio el Cutty se adelantó al Thermopylae, y nunca miró hacia atrás. Hubo momentos de peligro, si. Icebergs y violentas tormentas hicieron que, por momentos, el barco estuviese a punto de desbaratarse.

Al fin, victoria

En sólo 23 días, el Cutty Sark daba la vuelta en el Cabo de Hornos, un tiempo récord. Lo mismo sucedió con el tiempo final: 73 días de Australia a Inglaterra, una marca que aún pervive entre los barcos de vela.

Si el Cutty Sark ya era un barco querido y admirado, después de su victoria ante el ThermopylaeCutty Sark whisky se convirtió en leyenda. Se hicieron homenajes, y se vendieron modelos de madera para que los niños los armaran y jugaran con ellos.

No importaba ya el pasado. Se olvidaron las tribulaciones. El Cutty Sark ya era el velero más rápido del mundo, y asi se quedó. La preponderancia de los vapores, y luego de los barcos impulsados por diesel, pusieron fin a la época de los clippers.

Durante una década más el barco más famoso de su época cruzó los siete mares, transportando todo tipo de mercancías, Al menos hasta que dejó de ser rentable. Finalmente, en 1895, sus dueños lo vendieron por 1,250 libras a una naviera portuguesa.

Sus nuevos dueños lo bautizaron con el nombre de la empresa, Ferreira, pero los tripulantes le llamaban “Pequeña Camisola”, Cutty Sark, en portugués.

Relacionado: La peor tragedia naval de la historia, y no es el Titanic.

Epílogo

El Cutty Sark continuó surcando los mares hasta 1922, cuando ya era el último clipper en activo. A pesar de que sus mejores años habían pasado, su impresionante silueta con el velamen abierto seguía cautivando a las multitudes.

Cuando se cruzaba con otro barco, la tripulación de este se asomaba a cubierta para saludar y admirar al majestuoso velero, cortando grácilmente las olas. Verlo en acción era un evento que los afortunados contaban como si hubiesen conocido a una celebridad.


Pero todo por servir se acaba. El Cutty Sark fue vendido a otra naviera portuguesa que lo bautizó como María do Amparo. Pero no duró mucho en esas manos. Un capitán británico, Wilfred Dowman, lo compró, lo restauró y lo abrió como museo en Falmouth.

Cuando Dowman murió en 1936, el Cutty Sark pasó a ser propiedad del Thames Nautical Training College, que lo utilizó como barco escuela. Finalmente, en 1954 el Cutty Sark fue llevado a su localización actual, en Greenwich.

El Cutty Sark en la actualidad

El Cutty Sark en la actualidad.

Desafortunadamente, en su actual estado, el Cutty Sark no refleja toda su grandeza. Está casi todo, menos las velas. Las restauraciones después de los dos incendios lo dejaron en una plataforma a un lado del Observatorio, como un esqueleto sin piel.

Aún así, vale la pena visitarlo. Si tienes la suerte de pasar por Londres un día de estos, intenta visitar el Cutty Sark, barco legendario, remanente de una época dorada de la navegación, que nunca volverá.

Nota: El Thermopylae fue comprado por la Marina Portuguesa, que lo usó para prácticas de tiro de torpedo. En dichas prácticas, fue hundido en 1907, con la reina Amelia de testigo. Y por si queda alguna duda, el whisky se llama así en honor al barco.

6 thoughts on “Cutty Sark: historia de una leyenda y su curioso nombre.

  1. Fantástico artículo Jesús. Lo comparto con uno de mis cuñados, que tiene un velero y es un amante de la navegación. Un fuerte abrazo.

    • Muchas gracias caballero! Cömo quisiera yo tener un velero! aunque fuese de juguete… 😛 Espero te invite de vez en cuando, aunque sé que Vd. es más del aire… Feliz Fiesta de la Hispanidad! Un abrazo!

  2. Hola Jesús. Coincido plenamente en que si fuera aficionado a la navegacion (no lo soy…por ahora) me encantaria tener un velero. Lo que me deja pasmado es que con todo ese impresionante velamen la tripulacion se redujera a 35 pèrsonas…
    Supongo, en mi ignorancia sobre el tema, que en el Siglo XIX ya la tecnologia naval habia avanzado lo suficiente y permitia esto, pero no deja de asombrarme…
    Un buen tema para investigar… te mando un abrazo desde una, ahora sí, hermosa y primaveral Montevideo.

    • Hola Carlos,
      tienes la suerte de vivir en una maravillosa ciudad, con un amplio mar al lado. Ya sólo por eso estoy seguro tienes alma de navegante… 😛
      La verdad que también a mí me llamó la atención el reducido número de tripulantes que esos veleros llevaban. Sin embargo, durante el trabajo de documentación para este artículo aprendí lo que mencionas, que la tecnología naval había avanzado tanto que muchas coas ya estaban mecanizadas. No se me hubiera ocurrido antes, pero ya sabes, siempre aprendemos algo nuevo.
      Y bueno, si no tienes un velero, espero que tengas suerte y un amigo ricachón te invite a navegar, el mar es increíble!
      Mil gracias como siempre, y un cordial saludo!

  3. Yo he navegado en un par de veleros (de ocupante) y lo recomiendo. No entiendo de náutica, pero me encantó.

    • Hola Ernst,
      a Vd. se le da mejor el aire, pero veo similitudes en volar con navegar por el agua. No sé, probablemente Vd. podría tener también éxito diseñando veleros… 😛
      A ver si un día volamos o navegamos en la misma nave.
      Gracias y un abrazo!

Comments are closed.