Por si la tragedia de los campos de concentración nazi no fuera poco, hay que añadirle un elemento más: burdeles, donde las mujeres eran prisioneras de los mismos campos y estaban obligadas a trabajar. Difícil de creer, podrás decir, pero es algo más que probado.
Fue tanta la podredumbre, tanta la miseria en los tiempos del Tercer Reich, que este detalle suele perderse en los libros y documentales de historia. También puede ser que el tema se haya ocultado a propósito, para proteger la intimidad de las víctimas.
De hecho, algunas de esas mujeres, sobrevivieron, pero no han querido hacer público su testimonio, al menos no con sus nombre. Lo que sí tenemos son los documentos, y el testimonio de algunos de los “clientes”.
No es un tema agradable, como casi todo lo que ocurrió en aquellos años. Aún así, creo que la historia debe conocerse, por mucho asco que nos produzca. Si no contáramos la historia desagradable, nadie hablaría de los nazis.
Sin más, esta es la historia de los burdeles en los campos de concentración nazi.
Reichsführer SS
Curiosamente, aunque tampoco es de extrañar, la idea de abrir burdeles en los campos de concentración y exterminio surgió de la perversa y vacía cabeza de Heinrich Himmler, jefe supremo de las SS.
La intención del Reichsführer era mejorar la moral de los empleados de los campos. La mayoría de los “clientes” eran kapos, prisioneros con un estatus especial debido a su colaboración con los nazis. En algunos campos se permitió a los guardias de las SS hacer uso de los burdeles.
Eso sí, los judíos no tenían acceso, sin dinero y emaciados. Además, sólo aquellos kapos en buen estado físico, y sin enfermedades, recibían los cupones que les permitían el acceso al burdel.
El primero de los burdeles nazis se abrió en el campo de Mauthausen, en 1942. Le siguieron los de Auschwitz, el 30 de junio de 1943, Buchenwald, 16 de julio del mismo año, Dachau, en mayo de 1944, y Sachsenhausen en agosto. Estos entre otros.
Las mujeres de los burdeles
La gran mayoría de las mujeres que trabajaron como prostitutas en los burdeles nazis salieron del campo de concentración de Ravensbrück. Sólo en Auschwitz se utilizaron mujeress del propio campo.
A las candidatas, sanas y nunca judías, se les ofrecía un mejor trato por parte de los guardias, y mejores raciones. Otras mujeres que no tuvieron la opción, en ocasiones agredieron a las prostitutas por los favores que recibían a cambio de sexo.
Mensualmente, las mujeres debían someterse a un examen médico. Si no lo aprobaban, eran inmediatamente devueltas al campo. En ocasiones también fueron gaseadas tan pronto salieron de su infierno.
Cada burdel tenía aproximadamente 20 trabajadoras, vigiladas por una supervisora kapo. Los edificios de los burdeles estaban normalmente dentro del campo, pero separados por alambre de púas y custodiada por guardias con perros.
Se sabe muy poco de la experiencia de las mujeres, pues aquellas que sobrevivieron no han querido hablar del tema. En general, la existencia de los burdeles se ha mantenido oculta por ser considerada un tabú.
Debido a la naturaleza de su trabajo, las mujeres eran reemplazadas constantemente, por enfermedad o cansancio, y por lo general las dejaban morir al poco tiempo. Al menos 34,000 mujeres fueron obligadas a prostituirse en el Tercer Reich.
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«Terapia» para homosexuales
Himmler dio la orden en 1943 de que los homosexuales, no judíos, de los campos fuesen obligados a acudir semanalmente a los burdeles. Según él, la práctica del sexo con miembros del sexo opuesto serviría para “curar” su homsexualidad.
No está claro si alguien debía ser testigo de dichos encuentros para asegurar que tenían lugar. Al igual que en el caso de las mujeres, los homosexuales sobrevivientes no han querido hablar del tema.
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Burdeles sin efecto
Pero algunos hombres sí han hablado de ellos Además, a partir de los años 90 los historiadores han tenido acceso a los documentos de los campos, y de los burdeles.
Según los documentos nazis confiscados después de la guerra, al parecer los burdeles en los campos de concentración no tuvieron el efecto esperado. Sus usuarios, que en cualquier caso tenían pocas opciones de sobrevivir, simplemente lo veían como un premio, y no como motivación.
Algunos de ellos han dicho que, en muchas ocasiones, no tenían relaciones con las mujeres. Sólo buscaban compañía, algo de calor humano, inexistente en aquellas condiciones. En otros casos, confesaron haberlas maltratado.
Lo que sí sucedió, fue que los cupones que recibían los prisioneros para acudir a los burdeles, se convirtieron en un preciado bien con el que podían comerciar en el mercado negro. Los más valiosos eran los cupones verdes, entregados a los kapos principales, que tenían como ventaja poder visitar a las mujeres más atractivas.
Irónicamente, los cupones verdes en el mercado negro eran controlados por los criminales comunes, que llevaban como distintivo un triángulo verde.
Burdeles militares
En un tema relacionado, y como suele suceder en todas las guerras, los nazis establecieron una red de burdeles en toda Europa, para sus soldados. Muchos de ellos eran burdeles ya existentes, confiscados. En otros, especialmente en el frente oriental, se abrieron nuevos.
Los soldados más jóvenes también eran obligados a visitar los burdeles al menos una vez por semana. Con ello se quería evitar los “excesos sexuales” entre ellos. Curiosamente, la prostitución por libre estaba prohibida, y era duramente castigada.
Todas las mujeres eran obligadas a prostituirse, bajo amenaza de muerte. Las únicas excepciones fueron hechas para aquellas mujeres que ya ejercían la prostitución antes de la guerra. Tampoco en este caso se eligieron mujeres judías.
El dinero proveniente de los servicios prestados iba todo a la caja de las SS, tanto en el caso de los burdeles militares como aquellos en los campos de concentración.
De todo hubo en aquel trágico período. Sólo que, en ocasiones, el tema es tan triste que algunos, especialmente las víctimas, prefieren no hablar de ello. No las culpo.
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Lo leí en una novela que narraba la vida de una persona durante la guerra y lo mencionaba al margen como un hecho más las que fueron a su campo eran polacas
Hola Jorge,a mi me pasó igual. La primera vez que supe del tema fue en una novela, aunque no me acuerdo cual. Luego escuché la historia de una mujer que estuvo en Auschwitz, y ella lo confirmó. Una tragedia dentro de un Holocausto…
Muchas gracias, como siempre, por comentar. Un abrazo y feliz domingo!
<<>> » Chongo » : En el Perú, en los cuarteles militares también existe este servicio de higiene sexual para los soldaditos del Servicio Militar Obligatorio, … allí se llama : venusterio. Por lo menos en 1962 cuando fuí soldadito del Cuartel » 24 de Julio » en Corrales, Tumbes, así era la realidad. FIN. >>>
Hola Pedro,
yo creo que una cosa va con la otra. Ya en tiempos de los romanos, legiones de prostitutas viajaban con las legiones de soldado. Recuerdo hace años, viviendo en San Digo, CA, que era la base naval más grande de Estados Unidos, era una ciudad repleta de prostíbulos y bares de streaptease. También había muchos talleres de tatuaje… Así somos, y no cambiaremos… 😛
Muchas gracias por comentar. Un cordial saludo hasta Perú!