Tiberio, el emperador que no quería serlo.

Algunos nacen para ser reyes o emperadores; a otros les cae la tarea sin buscarla, por eso de las carambolas de la historia. Este es el caso de Tiberio Claudio Nerón, quien sería el segundo emperador de Roma.

Tiberio era hijo del general del mismo nombre, quien luchó al lado de Julio César, y de Livia Drusila, una mujer que alcanzaría grandes cotas de poder. En las guerras civiles tras la muerte de César, Tiberio padre se enfrentó a Octaviano, quien resultó vencedor.

De vuelta en Roma tras un breve exilio, con el pequeño Tiberio de tres años, Octaviano quedó prendado de Livia, y obligó a Tiberio mayor a divorciarse. Cuando Livia y Octaviano se casaron, el pequeño Tiberio se fue a vivir con su padre.

Tenía nueve años cuando su padre biológico murió, aunque él mismo presidió los funerales. Tiberio y su hermano menor, Nerón Claudio Druso, fueron a vivir al palacio con su madre. Octaviano, el futuro César Augusto, los adoptó como propios.

Tiberio

General Tiberio

En el año 15 a. de C., Augusto permitió que Tiberio entrara en la carrera política, como abogado. Era su hijo adoptivo y algo tenía que hacer. No duró mucho el empleo. Poco después, Augusto lo envió al este, a apoyar a su lugarteniente, Marcus Vipsanius Agrippa, contra los partos.

Tiberio destacó como líder militar, y estuvo a punto de lograr una victoria contra los armenios, que habían confiscado un estandarte romano. Pero el César finalmente negoció con ellos, y Tiberio se quedó sin victoria.

Ya en Roma, Tiberio se casó con Vipsania Agripina, la hija de Marcus Vipsanius. Ya como praetor, volvió al frente, esta vez a apoyar a su hermano Drusus en la Galia. Nuevamente destacó como general, y en el año 13, ascendió a Cónsul.

Sucesor sin querer

Hasta ese momento, Marcus Vipsanius era considerado como el sucesor de César Augusto. Era su mejor general, y amigo de la juventud. Pero el destino metió la mano, y en el año 12 Vipsanius murió de una enfermedad.

Tiberio y su hermano Drusus, quien posiblemente era hijo natural de Augusto, pasaron a ser candidatos a sucesores. El primero, no obstante, no quería serlo. Además, su relación con Augusto se había tensado.

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A la muerte de Vipsanius, César Augusto obligó a Tiberio a divorciarse y a casarse con la viuda, que casualmente era su hija. El matrimonio acercaba a Tiberio al trono, pero este no quería divorciarse, pues estaba muy enamorado.

Livia, su madre, y esposa del César, le obligó a aceptar la boda. Tiberio se divorció de Agripa, y se casó con la madre de esta. Julia la mayor.

Autoexilio

En el año 6 a. de C., Tiberio volvió al combate, frente a los marcomanni, en Germania. Cuando ya estaba a punto de conquistarlos, Augusto lo cambió de destino, a proteger la frontera este de la Galia.

No por mucho tiempo. César Augusto pronto cambió de opinión, y llevó a Tiberio de vuelta a Roma, y le dio más poderes, apuntalando su candidatura como sucesor al trono. Pero Tiberio no estaba contento.

Todavía estaba resentido de que le hubiesen obligado a divorciarse de su amada. Peor aún, Julia, su nueva esposa, hija del emperador, le ponía los cuernos constantemente, y todo el mundo lo sabia. Era una situación humillante para tiberio.

Entonces, cuando políticamente todo parecía irle bien, Tiberio renunció a la carrera política, y decidió exiliarse a Rodas. Augusto intentó detenerlo, sin éxito. Sin Tiberio, el Cesar tendría que preparar a otro sucesor.

Curiosamente, y ya en Rodas, Tiberio se arrepintió. Quiso volver a Roma, pero esta vez fue augusto quien se lo impidió. Para entonces ya estaba preparando a sus nietos Lucius y Gaius.

Nuevamente sucesor

La muerte se interpuso una vez más en el caprichoso rumbo del destino. En un espacio de dos años, entre el 2 y el 4 de nuestra era, los jóvenes Lucius y Gaius sucumbieron. El primero por enfermedad y el segundo herido en combate.

César Augusto, ya con 67 años, no tuvo otro remedio que devolver a Tiberio el título de sucesor. Para evitar cualquier crisis de gobierno en caso de su muerte, Augusto incluso nombró a Tiberio co-príncipe en el año 12.

El hecho biológico llegó en el año 14. Al tiempo que Augusto era declarado Dios por el Senado, Tiberio fue confirmado como emperador.

Emperador Tiberio

Al igual que Augusto, Tiberio actuó como si no quisiera el poder. De hecho, rechazó varios de los títulos que le corresponden. No quiso ser Pater Patria, ni Imperator ni Augustus. No sabemos si su rechazo era sincero, o pose.

Además, desde un  principio de su reinado, Tiberio delegó buena parte de sus competencias en el Senado. Una muestra más de su poco interés en gobernar. Curiosamente, para el recién ascendido emperador, el senado no era más que un grupo de “esclavos más que hombres”.

Pero la jugada no le salió bien. En lugar de aparecer ante el pueblo como un humilde servidor del pueblo, fue criticado por obstruir el trabajo legislativo. No quedó claro quién tenía tal o cual competencia, y la Curia quedó atascada.

Irónicamente, para ser un emperador que no quería serlo, Tiberio se esforzó en defender su trono.

El ascenso de Germánico

Como vimos anteriormente, Tiberio luchó en Germania poco antes de ascender al trono. La campaña fue exitosa y Augusto prometió a las legiones un bonus. Cuando Tiberio tuvo que volver a Roma para ser nombrado emperador, su relevo fueron su sobrino Germánico y su propio hijo, Drusus Julius Caesar.   

Pero pronto surgió un problema. Nadie se preocupó por cumplir la promesa de Augusto, y pagar el bonus a los soldados. Apenas se había coronado Tiberio, cuando varias legiones en Germania e Iliria, protestaron.

Germanicus Julius Caesar

Germanicus Julius Caesar.

Germánico se desplazó rápidamente para aplacar a las tropas. No sólo consiguió su cometido, pagando las deudas pendientes de su propio bolsillo, sino que además las llevó a atacar a los marsi, una tribu germánica. Los marsi fueron arrasados y a los legionarios se les permitió saquear la zona.

Durante dos años Germánico continuó atacando y subyugando a los germanos. De paso, recuperó dos de las águilas perdidas por Varo en el Bosque de Teutoburgo. Su manera de ser, y las victorias, le ganaron la admiración y cariño de sus soldados.

Los celos de Tiberio

La popularidad de Germánico no sentó muy bien a su tío. Suele suceder que a los políticos poderosos provoca miedo, o celos, que otro sea más famoso y querido que ellos. Para un hombre tan inseguro como Tiberio, no sería diferente.

Probablemente para apartarlo de su fieles tropas, Tiberio envió a germánico a Asia. La excusa era poner orden en la zona, aunque también podría haber sido que en realidad el emperador estuviese preparando a su sucesor.

Sin embargo, el que fuera un de los generales más populares del ejército romano, no duraría mucho en el cargo. En el año 18, germánico se quejó con su antiguo amigo Piso, de que este lo estuviera envenenando.

El 10 de octubre del 19, Germánico murió, y los dedos acusadores apuntaron a Piso. Este fue llamado a Roma y acusado formalmente, pero mientras esperaba el juicio, se suicidó. Hubo quienes ya en aquellos días, vieron la mano de Tiberio en la muerte de ambos.

Juego de Tronos

Tiberio fue un emperador ausente. Odiaba Roma y el politiqueo, y más aún al Senado. Buena parte de su reinado lo paso en su refugio en la Isla de Capri. Mientras más alejado de los políticos, creía, más a salvo estaría de sus conspiraciones.

Tiberio estaba convencido de que nadie lo quería (probablemente tenía razón), y que muchos querían matarlo. Su lugarteniente, Lucius Aelios Sejanus, Comandante de la Guardia Pretoriana, era quien llevaba las riendas del gobierno.

Sejanus, mano derecha de Tinerio

Sejanus era también quien informaba o se inventaba de conspiraciones para quedar bien con su jefe. Entre las víctimas de Sejanus estuvieron la esposa y los hijos de Germánico, sobrino e hijo adoptivo de Tiberio.

No era ningún secreto que Sejanus quería suceder a su jefe, el emperador. En al menos dos ocasiones, Sejanus intentó entrar en la familia reinante, la Julia, a través de su propio matrimonio o el de su hija con miembros de la familia real.

Germánico había muerto de manera sospechosa en Siria. Agripina, su esposa, nieta de César Augusto, culpó a Tiberio, su primo. Sí, ya sé, esto parece un Juego de Tronos familiar, pero así eran las cosas en Roma.

Eligiendo un sucesor

A pesar de todo, y tras la muerte de su propio hijo, el emperador comenzó a considerar a los hijos de Germánico como sus sucesores. Sejanus temió que los niños, Nerón César, Druso César y Julio César, conocido como Calígula, eran obstáculos en su camino al poder.

Agripina la Mayor, nieta de Augusto y viuda de Germánico, no culpaba directamente a Tiberio del asesinato de su marido, pero la relación entre ellos se agrió con el tiempo. Además, AgripinaAgripina la Mayor se unió a un grupo de senadores que intentaba limitar el poder de Sejanus.

El líder de la Guardia Pretoriana, sugirió a Tiberio que Agripina conspiraba contra él. Después de una cena en la que Agripina rechazó una manzana del emperador, ante el temor de que estuviera envenenada. Tiberio dio por terminada la relación.

En el año 29, el emperador dio la orden de arrestar a Agripina y sus hijos Druso y Nerón. Los primeros fueron exiliados a una isla en el Mar Tirreno, donde se dejaron morir de hambre. Nerón se suicidó estando detenido en una celda del Palacio en Roma.

Sólo queda Calígula

Con el tiempo, Tiberio se cansó de Sejanus. El pretoriano había acumulado mucho poder e incluso en su retiro en Capri llegaban al emperador historias de sus abusos. Cuando también le llegaron rumores de que Sejanus organizaba un golpe de estado, Tiberio mandó ejecutarlo.

Era el año 21, y el emperador ya pasaba de los 70 años. Su preocupación por tener un sucesor aumentó. Entonces se acordó del único hijo varón sobreviviente de Germánico, Gaius Julius Caesar, mejor conocido como Calígula.

Desde la detención y muerte de su madre y hermanos, Calígula había mantenido un perfil bajo. No le quedaba de otra, pues él y sus hermanas permanecían vigilados por hombres de su tío abuelo. Tras la ejecución de Sejanus, no obstante, su tío abuelo lo mandó llamar a Capri.

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El palacio de la perversión

Calígula tenía 19 años cuando llegó a la corte del emperador. Hasta entonces su vida personal había sido muy tranquila. Todo cambiaría muy pronto.

En Capri, Tiberio había convertido su refugio en una guarida de placer. Las paredes estaban decoradas con escenas sexuales, algo nada especial en Roma. Había más.

Ruinas del palacio de Tiberio en Capri

Ruinas del palacio de Tiberio en Capri.

Jóvenes de ambos sexos, menores la mayoría, vivían en el palacio, y el emperador les obligaba a realizar actos sexuales para su propio deleite. Día y noche eran una bacanal constante, sin pudor, sin relajación.

Ahí llegó Calígula, pero no para unirse a la juerga, sino para recibir instrucción preparativo como sucesor. El no muy tonto joven, pronto entabló una buena relación con el sucesor de Sejanus, Naevius Sutorius Macro.

Muerte de Tiberio

El segundo emperador del Imperio Romano murió el 16 de marzo del 37, en cama, y aparentemente de causas naturales. Sin embargo, hay quienes creen que fue asfixiado con una almohada, ya fuese por Macro, o por el propio Calígula.

El emperador que no quería serlo, no dejó un gran legado, ni militar, ni político ni cultural, a pesar de sus 23 años de reinado. Sí dejó una herencia que Roma siempre le reprocharía, cuatro años de terror bajo su sucesor, Calígula.

Calígula

Calígula.

Árbol genealógico de los Claudio-Julios