Calígula: cuatro años de terror.

No todos los emperadores romanos organizaban orgías, ni bacanales, ni mandaban ejecutar a cualquiera. Hay un poco de mito en todo ello. Pero si hay uno que hizo todo eso, y más, fue Gaius Julius Caesar Augustus Germanicus, alias Calígula.

Su apodo, el diminutivo de caligae, las sandalias de los legionarios, se lo habían puesto las tropas cuando el pequeño hijo de Germánico se disfrazaba de soldado para pasearse por el .campamento. Él odiaba el mote, pero no se lo pudo quitar de encima.  

El tercero de los emperadores de la dinastía Julio-Claudia, se distinguió por su crueldad, por su perversidad y por sus estrafalarias acciones y decisiones. Algunos podrían considerar a Calígula como un personaje enfermo; por otra parte, simplemente pudo haber sido un malvado.

Que se lo digan a aquellos que sufrieron su aleatoria perfidia. Muchos, casi toda Roma. Su reinado sería cruel, aunque corto. En apenas cuatro años, Calígula dio ejemplo de todo aquello que no debe hacer un gobernante.

¿Alguna excusa? Puede. Calígula no tuvo una infancia feliz, todo lo contrario. A pesar de ser hijo de uno de los generales romanos más queridos, Germánico, Calígula sufrió la destrucción de su familia, y la malicia de su tío abuelo, el emperador Tiberio.

Calígula

 

Criado para odiar

Es muy posible que Tiberio hubiera instigado el envenenamiento de Germánico, padre de Calígula. No lo sabemos  ciencia cierta, pero si fue así, seguramente se debió a los celos que el emperador sentía por su popular sobrino.

Además, instigado por su Jefe de Pretorianos, Sejanus, Tiberio envió al exilio a la viuda de Germánico, madre de Calígula y a uno de sus hermanos. Al otro lo encerró. Tanto Agripina como Nerón murieron en el exilio; Druso murió de hambre en prisión.

Caligae romanas

Caligae romanas.

Al aún adolescente Calígula no le quedó otra opción que mantener un perfil bajo. Enfrentarse al emperador podría terminar mal. La táctica funcionó. Al quedarse Tiberio sin hijos, Calígula elegido como su sucesor.

Escuela de placer

En el año 31 de nuestra era, cuando Calígula tenía 19 años, Tiberio lo mandó llamar a su mansión en la Isla de Capri. Ahí, el joven fue testigo de las muy liberales prácticas de su tío abuelo. Fue también testigo de cómo el emperador se volvía paranoico.

Capri era un palacio de la perversión sexual, y del despotismo. Bien se puede decir que fue una escuela de placer y poder para el futuro emperador. A decir por su actuación posterior, Calígula fue un buen estudiante.

Ruinas del palacio de Tiberio en Capri

Ruinas del palacio de Tiberio en Capri.

El sobrino aprendió a sobrevivir. A pesar de sentir desprecio por el emperador, ponía buena cara. Más le valía. Sus allegados decían que era un buen actor. Por otra parte, Suetonio decía que ya era un personaje vil que sólo buscaba el poder.

Tiberio preparó a su pupilo para heredar el trono. Después de cinco años, el hecho biológico sucedió, y Calígula se convirtió en emperador. La otra versión, es que Calígula sofocó a su tío en la cama, y que el jefe de la Guardia Pretoriana, miró hacia otro lado.

Calígula: la gran esperanza blanca

El nuevo emperador llegó a Roma el 28 de marzo del 37, y fue vitoreado por la plebe. Enseguida acudió al Senado, donde acarameló a sus ocupantes con promesas de buen gobiernos. Estos le mostraron su confianza otorgándole títulos, entre ellos el de Pater Patriae.

Tanto el pueblo como los senadores pusieron sus esperanzas en Calígula. A decir verdad, cualquiera que no fuera Tiberio hubiese despertado su ilusión. Más, el joven y aparentemente tranquilo hijo de Germánico. Todo eso sin haber hecho nada al servicio del Estado.

Calígula también hizo un esfuerzo importante por ganarse al público, repartiendo dinero a mansalva. Eso sí, su forma de repartir el dinero, arrojando monedas de oro desde el techo de la Curia, ya dejaba entrever su comportamiento estrafalario.

Por supuesto, no se olvidó de los militares, a quienes también repartió bonuses. Para ser exactos, a la Guardia Pretoriana les duplicó los dineros ofrecidos por Tiberio. Todos quedaron satisfechos y esperanzados con el nuevo gobernante.

Blanco y negro

Apenas seis meses después de su ascensión al trono, Calígula cayó gravemente enfermo. Es posible que hubiese sido envenenado, pero no hay evidencia al respecto. Mucho creyeron que moriría, incluyendo Quintus Naevius Cordus Sutorius Macro, el jefe de la Guardia Pretoriana.

Macro había sido instrumental en la llegada al poder del emperador, pero cuando lo vio Tiberus Gemelluscercano a la muerte, puso sus esperanzas en Tiberius Gemellus (imagen), primo, hijo adoptivo y sucesor designado de Calígula.

No obstante, el emperador se recuperó. Es posible que el haber visto la muerte de cerca, o la reacción de sus allegados, cambiaran su actitud. De pronto, el inocente joven se convirtió en uno de los personajes más perversos en la historia de la Roma Antigua.

Macro y Gemellus fueron sus primeras víctimas, obligados a suicidarse. Pronto le siguieron su suegro y su cuñado. Marcus Lepidus. A sus hermanas Livia y Agripina la Joven las envió al exilio a la misma isla en la que su madre había sido exiliada.

El único que se salvó fue su tio Claudio, más que nada, porque el sobrino gustaba mofarse de sus defectos físicos.

Brutalidad sadística

No había pasado un año de su reinado cuando Gaius Julius Caesar Augustus Germanicus ya había demostrado su verdadero ser. Quien había sido la gran esperanza blanca de su pueblo se convirtió en su peor pesadilla.

El miedo se apoderó del Senado. Cualquier pretexto era bueno para enviar a la muerte a los senadores. Precisamente eso buscaba el emperador. En sus propias palabras, “que me odien, mientras me teman.”

Pero mantener estresados a sus oponentes no era suficiente, había que humillarlos, y a ello se dedicó. Calígula obligó a los senadores a postrarse ante él, a seguirlo dos pasos atrás si querían hablar con él.

Una noche, invitó a un grupo de políticos al palacio. Creían que el emperador quería hablar con ellos sobre la situación en Germania. Aquel apareció ante ellos vestido con una túnica, y bailó ante los extrañados senadores. Al final, los obligó a que le aplaudieran.

Una vez conseguido ese objetivo, Calígula se dedicó a lo que más le gustaba, igual que un jugador de fútbol novato con un salario millonario: la juerga.

Dejando el listón muy alto

No cabe duda que los romanos son famosos, entre muchas otras cosas, por sus fiestas. Las llamadas bacanales, aunque menos comunes de lo que se suele creer, llenaban los palacetes de Roma de música, comida y bebida.

Las fiestas de Calígula elevaron el listón. Con cientos, y en ocasiones, miles de invitados, el emperador no escatimaba en gastos. Se traían manjares de todas las provincias del Imperio, siempre a cargo del erario público. Sexo, vino y música no faltaban, ni los escándalos.

Bacanal de Calígula, la película

Al pueblo y a los senadores, siempre y cuando no estuvieran entre los invitados, el desenfreno y libertinaje del emperador causaban vergüenza ajena. Pero nadie se atrevía a rechistarle, so pena de sufrir la pena capital.

En una ocasión, el Senado rechazó otorgarle un Triunfo al emperador, por sus supuestas “hazañas” en Germania y la Galia (sólo se paseó con sus tropas). Calígula decidió entonces celebrar una gran fiesta en Baiae, el “resort” de los ricos y famosos.

En la actualmente denominada Bahía de Nápoles, el dolido monarca mandó a construir un puente de pontones con barcos hundidos, de extremo a extremo, casi cinco kilómetros. Después lo mandó pavimentar como si de una vía se tratara.

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Una vez terminados los trabajos, Calígula montó en un caballo cubierto sólo de hojas de roble, y marchó sobre el puente seguido de una legión. Por la noche, emperador y soldados montaron una fiesta épica que duró dos dias.

Vuelta a Roma

En el año 39, después de varios meses de ausencia, Calígula volvió a Roma. Lo hizo con ganas de venganza, después de que su Triunfo le fuese negado. Las conspiraciones contra él, ciertas o inventadas, sirvieron de excusa para más purgas.

En una ocasión, durante un banquete, el emperador hizo traer a tres prisioneros. Eran los hijos de aristócratas a quienes se les habían escuchado quejas sobre el gobierno. Enfrente de sus invitados, los jóvenes fueron golpeados hasta la muerte. Después, Caligula mandó a un grupo de soldados a ejecutar a sus padres.

En uno más de sus perversos episodios, convirtió el Palacio Real en un prostíbulo, obligando a las esposas e hijas de hombres importantes a trabajar en él. Su motivación, recaudar fondos para las arcas reales, ya exiguas.

¿Loco o malvado?

Para entonces, el pueblo de Roma ya pensaba que su emperador estaba loco. Ninguno de sus predecesores había demostrado un comportamiento tan estrafalario. Sin embargo, es muy posible que sus actuaciones hayan sido sólo una forma más de humillar a sus rivales.

La fiesta de Baiae, por ejemplo, bien pudo ser una manera de molestar a los aristócratas que disfrutaban de la paz en sus casas de veraneo. Nadie quiere ver borrachos y prostitutas llenando las calles donde sus familias descansan.

Está también el célebre episodio en el que, aparentemente, Caligula quiso nombrar Cónsul a su caballo Incitatus. Más que una muestra de demencia, bien pudo ser un intento de humillar a los senadores, haciéndoles ver que un animal era más apto que ellos.

Calígula montando a Incitatus

Calígula montando a Incitatus.

Muy posiblemente, Calígula era merecedor de los dos adjetivos, loco y perverso. Aunque sabemos que las fuentes contemporáneas no son muy fiables, hay suficiente evidencia para apoyar ambas doctrinas.

Calígula el inolvidable

El que fuera la gran esperanza para enderezar el rumbo de Roma, se convirtió en su mayor plaga. Calígula recibió un imperio rico y relativamente en paz. Después de cuatro años de terror, Roma estaba asustada, y en la quiebra.

No es de extrañar que muchos quisieran acabar con él, empezando por el Senado y los militares, a quienes había humillado y purgado en diversas ocasiones. El problema es que, aquellos que se atrevían, lo pagaban con su vida.

Finalmente, el propio emperador se encargó de darles la mejor y más pesada razón para el tiranicidio. En diciembre del 40, Calígula anuncio que se mudaría a Alejandría, en Egipto, donde sería adorado como un Dios.

Pero había otra razón. Augusto había decretado que ningún senador podía poner pie en la tierra de los faraones. Así, su descendiente pensaba escapar de cualquier intento de asesinato. A nadie le gustó la idea.

Por una parte, los senadores perderían su poca influencia en el gobierno. Por otra, la Guardia Pretoriana se quedaba sin su valedor, sin su patrocinador, pues el emperador no pensaba llevar a la Guardia, sino a sus guardaespaldas germanos.

Alguien tenía que hacer algo.

Fin de la pesadilla

Un oficial de la Guardia, Cassius Chaerea, de quien Calígula se burlaba por su tono de voz, organizó el complot. Una noche que volvía al Palacio por el cryptoporticus, un pasadizo secreto, Chaerea le dio la primera de 30 puñaladas. No fue el único.

Con el mismo número de puñaladas que recibió Julio César, la vida de Gaius Julius Caesar Augustus Germanicus, alias “botitas”, y sus cuatro años de terror, llegaron a su fin el 22 de enero del 41. Era el adiós de un tirano, de un loco, al que Roma jamás olvidaría.

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2 thoughts on “Calígula: cuatro años de terror.

  1. Un auténtico demente el amigo Gaius Julius Caesar Augustus Germanicus. No puedo olvidar la magistral actuación de John Hurt en «Yo, Claudio» haciendo de Calígula. Ahora en enero hará un año de la muerte de Hurt. Qué gran actor.

    Una dinastía de grandes contrastes la Julio-Claudia. Excelentes emperadores por un lado y dementes megalómanos por otro. Creo que ocurrió con todas las dinastías del Imperio Romano, tal es el caso de los Flavios o los Antoninos. Y estoy seguro de que lo mismo sucedió en otras civilizaciones, como por ejemplo la egipcia, que conoció XXXII dinastías desde el Período Arcaico hasta la Dinastía Ptolemáica, a lo largo de más de 3.000 años.

    • Guten Morgen Herr Udet,
      Casualidad, o no, que mi primer contacto con Calígula, fuese la serie Yo, Claudio, ya mencionada en este blog varias veces. Grande, como bien dices, la actuación de John Hurt (recuerdo que me llamó la atención lo amanerado de sus gestos, cuando yo ni sabía lo que significaba… ) Poco después lo veríamos en El Hombre Elefante. Pero hablamos aquí de Calígula.
      El otro día fui al Museo Nacional de Arqueología con un amigo, y le comenté que iba a publicar este artículo. Hablamos de la perversidad de Calígula, innegable. Pero coincidimos en que buena parte de su comportamiento no era culpa suya. Así lo educó Tiberio. Además, su juventud no fue precisamente un camino de rosas. Era un tipo estresado que sabia que la muerte le podía llegar en cualquier momento. Estoy seguro que eso le afectó, y que es uno de los orígenes de su comportamiento.
      Lo siento por aquellos que sufrieron el periodo de Gaius Julius Caesar Augustus Germanicus, pero sin duda la historia de Roma nos dejó en Caligula uno de los personajes más representativos de su época.
      Felicidades por haber terminado la misión en Tulagi. Ahora queda libre el camino para Guadalcanal, y para muchas otras batallas…
      Mil gracias, un abrazo y Feliz Año!

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