Si hay un juego de mesa por excelencia es el Monopoly. Dudo mucho que haya entre mis lectores alguien que no haya pasado tardes o noches enteras comprando y vendiendo sus propiedades, y cobrando el alquiler a los que ahí caen.
Este invento de una anti-capitalista estadounidense es uno de los juegos de mesa más jugados en el mundo. En cualquiera de sus muchas versiones, es entretenido y pedagógico. Eso si, cada uno aprende lecciones diferentes, dependiendo de su ideología.
En su larga y extendida historia, no es de extrañar que el Monopoly se hiciese un hueco en el evento más importante de la historia: la Segunda Guerra Mundial.
Para ser exactos, el Monopoly tuvo una participación destacada en el rescate de prisioneros de guerra aliados. Gracias al juego, a sus fabricantes y al ingenio de varios oficiales de inteligencia, varios elementos de ayuda llegaron a manos de los prisioneros.
Esta es la historia…
A los caídos
Como es bien sabido, los aliados, principalmente el Reino Unido y Estados Unidos, mantuvieron una intensa campaña de bombardeos sobre Alemania desde 1940 y hasta finales de la guerra.
Naturalmente, las misiones eran enormemente peligrosas para los pilotos. Sólo entre los británicos, de 125,000 aviadores participantes, 57,205 murieron y más de 7,000 resultaron heridos. Casi 10,000 fueron hechos prisioneros por los alemanes.
Los números de soldados de infantería fueron mucho mayores: 200,000 británicos (incluyendo canadienses, australianos, neozelandeses e indios), 94,000 estadounidenses y casi medio millón de franceses.
Todo esto sin contar los prisioneros de guerra rusos, la mayoría de los cuales fueron encerrados en campos fuera de Alemania, y tratados mucho peor que los occidentales.
La obligación de escapar
Por regla general, los soldados que caen en manos del enemigo siguen siendo combatientes y mantienen sus salarios y beneficios como si estuvieran en activo. Muchos de ellos incluso recibieron ascensos durante su estancia entre rejas.
Eso sí, para mantener su estatus de activo, los soldados tienen la obligación de intentar escapar. Lo hemos visto en las películas. Apenas entran, ya están buscando maneras de salir. No obstante, a pesar de los intentos, sin embargo, pocos lo logran.
El gobierno británico decidió echarles una mano. Dentro de la Dirección de Inteligencia Militar de la Oficina de Guerra, se creó la Sección 9, llamada MI-9. Christopher Clayton Hutton se encargaría del proyecto.
Lo primero que averiguó Hutton fue que los alemanes, en un guiño a la Convención de Ginebra, permitía que los prisioneros de guerra recibieran paquetes de ayuda. Dichos paquetes contenían cartas, comida, ropa y, en ocasiones, algún paquete de naipes.
Clayton también averiguó que los guardias de los campos no revisaban los paquetes a fondo, lo que le dio una idea: enviar información y ayuda a los prisioneros dentro de los paquetes. Para no dañar la reputación de la Cruz Roja, se crearon varias agencias ficticias de ayuda.
Relacionado: Campo de Concentración Vs Campo de Exterminio.
El Gran Monopoly
Uno de los principales elementos que el MI-9 quería hacer llegar a los prisioneros eran mapas. En ocasiones, lo difícil no es escapar del campo, sino del país. Los soldados necesitaban mapas para poder situarse y buscar la mejor ruta de escape.
Pero los mapas suelen imprimirse en papel o cartón. Ambos materiales tienen el problema de dañarse con el agua. Además, el segundo no es fácil de esconder, y el primero hace ruido al doblarse. Clayton buscó otro material.
Entonces se enteró que una empresa imprimía mapas y otros documentos en seda. La suave tela era el material perfecto. No se dañaba con el agua, no hacía ruido al doblarse y, por si fuera poco, era muy ligero.
El MI-9 decidió contactar con la empresa Waddingtons, en Leeds, con esa tecnología especial para imprimir en seda.
Casualmente, Waddingtons era el distribuidor de Parker-Brothers en el Reino Unido, y de su juego más famoso: el Monopoly.
Monopolio de trucos
El equipo de Clayton no tardó en llegar a su momento ¡Eureka! Por qué no esconder mapas y otros elementos para ayudar a los prisioneros en el juego de mesa. El Monopoly era ideal, llevaba un tablero, muchas piezas, tarjetas, y dinero.
En el tablero podían esconder los mapas de seda; una de las fichas llevaba una pequeña brújula; en las tarjetas más información. Y así lo hicieron. Lo primeros Monopoly trucados llegaron a los prisioneros en 1940.
Al ver que los guardias no revisaban bien las cajas, Clayton decidió ir más allá. Algunas de las fichas se hicieron de oro puro, para que los prisioneros sobornaran a los guardias o para pagar medios de transporte. Pronto se añadió dinero de verdad entre los billetes de juguete.
El sistema llegó a refinarse tanto que los soldados, antes de marchar a la guerra, ya sabían cómo distinguir un Monopoly “tuneado” de uno normal. La diferencia era un pequeño y aparentemente inocuo punto de tinta roja en la casilla del Parking.
Se hicieron Monopolys con mapas para varios países: Alemania, Francia, Italia Noruega y Suecia. Aquellos donde los nazis tenían campos de prisioneros. Para que el M-19 no se confundiese y enviara el Monopoly con el mapa correcto, los juegos se marcaban.
Por ejemplo, para cajas de Monopoly con mapas de Alemania y Escandinavia, el nombre de la Casilla de “Estación de Mayfair” llevaba un punto y aparte; los de mapas de Italia añadían un punto al final de “Estación de Marylebone”. Los Monopoly normales, un punto después de la frase “Patent applied for” (Patente Pendiente).
El éxito del Monopoly
De los aproximadamente 35,000 prisioneros que lograron escapar, unos 20,000 se ayudaron de los mapas y brújulas escondidos en el Monopoly. Los alemanes nunca se enteraron, a pesar de los casi 100,000 juegos que entraron en sus campos.
Por cierto, el Monopoly no fue el único juego tuneado para ayudar al escape. Juegos de cartas, de ajedrez o de damas también incluían pequeños juguetes para ayudar a escapar a los prisioneros.
Pero sin duda el Monopoly fue el campeón en la Segunda Guerra Mundial. Su creadora original, Elizabeth Maggie, nunca pensó que su invento llegaría tan lejos.
Seguramente, tampoco se le ocurrió que la carta de “Salir de la Cárcel” podría ser usada literalmente. Así es la historia…
No te olvides de visitar www.ducbelli.com, y si te apetece comprar una Camiseta con Historia, utiliza el código CHISTORICA1217.
Excelente tema!
Mil gracias Charo! Siempre me pareció una historia curiosa, merecedora de unas líneas en estas páginas. Me halaga que te haya gustado… Un besín!