Soluciones desesperadas para situaciones desesperadas. Bien podríamos considerar así a la Operación Vegetariano, el planeado envenenamiento de territorio alemán durante la Segunda Guerra Mundial.
La idea tuvo su origen en la hiperactiva mente de Winston Churchill, cuando Gran Bretaña se encontraba en sus horas más bajas, en su hora más oscura. Alemania había arrasado media Europa y estaba a punto de hacer lo mismo con las Islas Británicas.
Con la experiencia de la Primera Guerra Mundial, el Premier británico temía que los nazis utilizaran armas biológicas y químicas, y dio la orden de preparar un contraataque de la misma naturaleza.
Desde cualquier punto de vista, el sólo planteamiento de una acción de este tipo resulta aterrador. Si se hubiese implementado, miles de personas podrían haber perecido, si no millones. Afortunadamente, Operación Vegetariano no fue necesaria.
En solitario
Tres semanas después de la rendición de Francia, la Luftwaffe comenzó el bombardeo de bases británicas previa a la invasión. Inglaterra se enfrentaba en solitario a los nazis, y muchos creían que no podría evitar la derrota.
Pero el recién llegado Primer Ministro no estaba dispuesto a rendirse, sino a luchar. Ya lo dijo en sus primeros discursos, ninguna negociación con los nazis. Si estos invaden Gran Bretaña, dijo, siempre quedan las colonias, desde donde se organizaría la resistencia.
Aún así, no estaba dispuesto a caer sin luchar. Como decía antes, ante el peligro de que el enemigo utilizara armas químicas o biológicas, Churchill dio la orden de preparar armas similares.
La orden llegó a Porton Down, unas instalaciones científicas en el sur de Inglaterra. Dicho laboratorio se había fundado durante la Gran Guerra para estudiar el uso de gases venenosos. Churchill sugirió que estudiaran el uso de ántrax (carbunco).
Bacillus anthracis
Seguramente has oído hablar de esta bacteria. Sus esporas, si entran en contacto con la piel, pueden causar importantes infecciones cutáneas que pueden ser letales. Si son inhaladas, el peligro es aún mayor, hasta el 95% de tasa de mortandad.
Por otra parte, si las esporas entran en el sistema digestivo, la posibilidad de que el humano o animal que las consuma mueran pueden llegar al 50%. Dicho esto, en las últimas décadas estos porcentajes se han reducido gracias a tratamientos modernos.
No obstante, en la década de los 40 no se conocían antídotos eficaces contra el ántrax. Si pudiesen extenderse esporas de la bacteria sobre el territorio alemán, el resultado sería catastrófico. Eso era lo que quería Churchill.
Operación Vegetariano
Los científicos en Port Down idearon una estrategia, a la que llamaron Operación Vegetariano. El objetivo era bombardear Alemania, especialmente las zonas productoras de carne, con ántrax. La bacteria entraría en contacto con el suelo del que comen los animales.
La idea era que el ganado muriese por las infecciones. Si no moría, su carne tampoco podía ser consumida. Cientos de miles de reses serían afectadas. Así, Alemania sufriría escasez de carne. De la falta de carne surgió el nombre de Operación Vegetariano.
Los hombres en Port Down diseñaron unos pastelitos de semilla de lino, a lo que inocularon las esporas. Aviones aliados dejarían caer los pastelitos sobre las zonas productoras de carne en el norte de Alemania.
Se produjeron cinco millones de pastelitos, y en Port Down esperaron la orden. Eso sí, Churchill puso una condición para activar la Operación Vegetariano: que los alemanes utilizaran antes armas biológicas o químicas.
Las pruebas
Como cualquier experimento que se precie, sus diseñadores necesitaban hacer pruebas. Para ello, eligieron una isla en el noroeste de Escocia. La Isla de Gruinard fue comprada a sus dueños al principio de la guerra. El gobierno también les compró unas ovejas.
En 1943, se dejaron 50 ovejas en la isla, y se detonó una bomba con esporas de ántrax. En pocos días, todas las ovejas estaban muertas. Un problema surgió cuando quisieron deshacerse de los cadáveres.
Los hombres enviados a la tarea, probablemente desconocedores del peligro, simplemente los dejaron caer por una acantilado y luego detonaron dinamita esperando que las rocas resultantes cubrieran los cadáveres.
El plan no funcionó, y al menos una oveja contaminada de ántrax llegó a la costa. Ahí, un perro se comió los restos. El perro murió, pero antes contaminó y mató a otras 50 ovejas, dos caballos, tres gatos y siete vacas.
El gobierno indemnizó a los granjeros con mucho sigilo, pero se dio cuenta de que la contaminación en la isla duraría más tiempo. No fue sino hasta los años 80 que, después de muchos esfuerzos para limpiarla, fue devuelta a sus dueños.
Adiós Operación Vegetariano
Al final, entre pruebas y pruebas, la Operación Vegetariano estaba lista para activarse en 1943. Para entonces, sin embargo, la marea de la guerra había cambiado. Gran Bretaña ya no se veía amenazada y el Tercer Reich se consumía lentamente.
El plan para envenenar Alemania, la Operación Vegetariano, nunca vio la luz, afortunadamente. De lo contrario, los alemanes hubiesen sufrido la contaminación de ántrax, ya no sólo durante la guerra, sino décadas después.
La Operación vegetariano fue planificada como una medida extrema. Sólo se activaría en caso de que los nazis hicieran algo parecido. Gracias al cielo, Hitler perdonó la vida de muchos aliados, y todo quedó en un susto. Hasta ahora.
Como siempre es interesante conocer algunos detalles. Mil gracias y un fuerte abrazo.
Gracias a ti Cristina, como siempre, por tus amable palabras y por los ánimos que me insuflas…:P Un besín!