En España y otros países de nuestro entorno, existe el llamado Boletín Oficial del Estado. Es una especie de periódico que anuncia nuevas leyes, regulaciones, el resultado de procesos legales y otras noticias. Pues bien, Roma también tenía su BOE, el acta diurna.
Cualquier gobierno, incluso los autoritarios, necesitan informar a sus ciudadanos, y nada mejor que un diario. En épocas anteriores a internet y los medios masivos de comunicación, la letra impresa era la más eficiente y sencilla manera de llegar a ellos.
Sinceramente desconozco el dato exacto, pero sospecho que todos los gobiernos del mundo tienen una especie de BOE. Como muchas otras cosas, es muy posible que la Antigua Roma haya creado el precedente.
Gestionando una república
No es fácil gestionar una ciudad, menos aún un país o imperio. Si quieres que haya orden, los ciudadanos deben conocer las leyes. Así, la República Romana decidió en el segundo siglo a. de C., publicar el acta diurna, o las “minutas diarias”.
El ejemplo más antiguo que hemos encontrado de una acta diurna aparece en el año 131 a. de C. En ese ejemplo, se publican los resultados de juicios y otros procedimientos legales y algún anuncio.
Más tarde se añadirían noticias de otras provincias de la república, civiles, legales y militares. También se incluían temas más mundanos, como bodas, bautizos o compromisos. En su versión local, acta diurna urbis, se publicaban acontecimientos de una ciudad.
Julio César y el acta diurna
Pero en sus inicios, el acta diurna era un documento que sólo se repartía entre los líderes del gobierno, el Senado y el ejército. Más tarde, en su periodo como Cónsul, Julio César ordenó que se hicieran públicas en el 59 a. de C..
Durante un tiempo, sin embargo, Cesar Augusto volvió a hacer del acta diurna un documento confidencial. Más tarde, algunos emperadores las hicieron públicas, y otros las censuraron. El acta diurna se colocaba en puntos con gran tráfico de personas, en el foro, el mercado, o cruces de caminos.
Solían labrarse en piedra o placas de metal. En ocasiones, escribas los copiaban en papiros para repartirlos en otras ciudades. Se mantenían durante dos días, antes de cambiarlos por una nueva publicación.
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El primer periódico
Todos conocemos el Código de Hamurabi, una estela de piedra con leyes grabadas, siglos antes de que existiera Roma. Sin embargo, dicho código, que sepamos, fue una cuestión puntual. Lo mismo con la Piedra de Rosetta.
El acta diurna, por otra parte, se convirtió en la primera publicación periódica de este tipo. Acta diurna está considerada como el primer diario, tanto en su vertiente política como en la de interés general.
Desgraciadamente no han sobrevivido muchos ejemplos. Los de piedra eran muy difíciles de archivar; los de metal probablemente los fundían para hacer nuevos, y los de papiro no resisten bien el paso del tiempo.
Pero alguno queda, aunque ninguno intacto. También tenemos referencias al acta diurna en otros documentos y libros. Plinio el Viejo, por ejemplo, menciona una anécdota que leyó en el acta diurna. Cicerón, se queja de sus contenidos.
Por cierto, el Senado tenía su propia acta, el acta senata, y de esas si se han preservado algunas copias.
Así que ya sabes. Cada vez que leas un diario, aunque sea electrónico, acuérdate de los romanos. Otro invento suyo, y van…
muy instructivo estoy enterandome de muchas cosas que no sabìa
Muchas gracias Sara! Hay muchas cosas que la mayoría desconocemos, pero nos gusta aprender. Por eso me apasiona la divulgación… 😛 Mil gracias por tu comentario. Un besín!