A los humanos nos fascinan los mitos. Aparte del toque romántico o trágico que suele acompañarlos, intentan explicar fenómenos y orígenes desconocidos para nosotros. Supuestamente nos ayudan a entender aquello que no podemos explicar. Eso sí, todos sin excepción, son creaciones humanas, como el llamado Triángulo de las Bermudas.
Disfruté de mi infancia en una de las épocas más raras y paranoicas del siglo XX. Los años 60 y 70 fueron pasto de la Guerra Fría; fueron también el periodo de apogeo de avistamientos de OVNIs y la cuna de una revolución cultural sin parangón.
No por coincidencia, los 60 y 70 fueron testigos del nacimiento y zenith del supuesto misterio del Triángulo de las Bermudas, cuyo origen muchas veces fue presuntamente explicado con fenómenos paranormales, visitantes extraterrestres, o el enemigo soviético.
Pero como en muchas otras ocasiones, el misterio del Triángulo de las Bermudas apenas y merece el adjetivo. No hay mucho misterio, y el Triángulo de las Bermudas apenas y existe en la mente de algunos. El misterio es una invención, una creación humana.
Que han sucedido eventos sin explicación en la zona, es innegable. Son varios los aviones y buques que han desaparecido, llevándose a decenas de personas de las que nunca se supo nada. No obstante, dichas desapariciones no son nada anormales en el resto del planeta.
El Triángulo de las Bermudas no tiene nada de especial. Es famoso porque es famoso.
La creación del Triángulo de las Bermudas
En diciembre de 1945, seis aviones de la marina estadounidense se perdieron frente a las costas de Florida. No desaparecieron así como así. No. Los tripulantes del Vuelo 19 se perdieron por errores de navegación, y no pudieron volver a su base.
A pesar de que un incidente como el del Vuelo 19 no era tan raro en aquella época, a un periodista le llamó la atención. Un lustro después, en 1950, Edward van Winkel Jones publicó un artículo en el Miami Herald en el que listaba una serie de desapariciones de aviones y barcos en la zona.
Dos años después, en la revista de fenómenos paranormales Fate, George X. Sand volvió a referirse a las desapariciones, incluida la del Vuelo 19. El artículo de Sand es crucial en esta historia, pues fue el primero en hablar de una zona de forma triangular.
Sand también fue el primero en sugerir que las desapariciones podrían deberse a fenómenos paranormales. Como no, si trabajaba para Fate. Curiosamente, la misma revista publicó años después un reportaje sobre el fraude del Triángulo de las Bermudas. Más vale tarde que nunca.
Sin embargo, fue otra revista la que lanzó al estrellato y selló la fama del Triángulo de las Bermudas.
Bautizo
Vincent Hayes Gaddis era un escritor estadounidense que había hecho su carrera en el mundo de la publicidad y las relaciones públicas. A principios de los años 60 no obstante, pasó a formar parte del equipo de la revista Argosy.
Argosy había sido fundada en 1898 por Frank Munsey. Era una revista dedicada a la naciente rama de la Ciencia Ficción, impresa en papel barato. Argosy fue la primera revista conocida como “Pulp Fiction”, precisamente por estar impresa en papel de baja calidad.
En 1964, Gaddis publicó en Argosy un artículo en el que volvía a las misteriosas desapariciones ya tratadas por van Winkel y Sand. Pero Gaddis fue más allá, delimitando la zona y bautizándola como el Triángulo de las Bermudas.
Dicho triángulo tendría sus vértices en la Isla de Bermuda, en San Juan de Puerto Rico y en Miami. ¿Qué parámetros utilizó para elegir estos puntos? nunca lo explicó. El nacimiento del Triángulo de las Bermudas fue una decisión aleatoria.
De hecho, no todos los autores y promotores del triángulo usan los mismos puntos. Depende de quién y sobre qué desapariciones se hable, el Triángulo de las Bermudas puede ocupar desde 1,300,000 hasta 4,000,000 de km cuadrados.
Crece el misterio
Otros autores siguieron e imitaron a Gaddis, publicando en años subsecuentes más “historias” sobre presuntas desapariciones. John Wallace, en “Limbo de los Perdidos”; Richard Winer, con “El Triángulo del Diablo”, y Charles Berlitz, en “El Triángulo de las Bermudas”.
Todos ellos aumentaron el número de las supuestas desapariciones de barcos y aviones en la zona en cuestión. Ninguno de ellos, sin embargo, lo hizo desde un punto de vista periodístico o científico. Ficción era lo que buscaban sus lectores, y ficción era lo que recibían.
Las listas que comenzaron a circular incluían desapariciones documentadas, como la del Vuelo 19 y las también reales desapariciones de dos aviones comerciales de la British South American Airways.
Pero también se comenzaron a incluir presuntas desapariciones, o algunas reales que no ocurrieron en la zona del Triángulo de las Bermudas. Para incluirlas, se utilizaron las tácticas usuales de los conspiranoicos.
Exageraciones, medias verdades y mentiras
Entre los extraños eventos que supuestamente han ocurrido en el Triángulo de las Bermudas, menciona Berlitz en varios de sus libros, nos retrotraen al primer viaje trasatlántico. Es verdad que en la bitácora de Colón se pueden leer tres “extraños sucesos”.
El 15 de septiembre de 1492, marinos y almirante observaron una bola de fuego en el cielo. Bien podría ser un meteorito, decenas de los cuales se pueden ver en una noche normal. No sabemos a ciencia cierta qué era esa bola de fuego.
Dos días después, las brújulas de las carabelas dejaron de funcionar. Al menos dejaron de apuntar al norte verdadero, algo que ahora todos los navegantes conocen como Declinación Magnética, cuando las brújulas apuntan al Polo Norte Magnético, y no al geográfico.
Finalmente, la expedición Colombina observó una luz extraña muy cerca de la superficie. No obstante, el Almirante no se extrañó, y la explicó como una posible muestra de que La Pinta, La Niña y La Santa María estaban ya muy cerca de encontrar tierra.
Ahora bien, lo que no te dicen los promotores del fraude, es que el 15 y el 17 de septiembre, cuando Colón observó las primeros fenómenos, la expedición aún estaba en mitad del Atlántico, muy pero muy lejos del Triángulo de las Bermudas.
La última luz, la que Colón pensó provenía de tierra, fue observada la noche del 11 de octubre, horas antes de que Rodrigo de Triana gritase “¡Tierra¡” O sea, Colón tenía razón, y no había nada de extraño en la luz.
Otros ejemplos
El Carroll E. Deering
Uno de los más célebres misterios de la navegación es el del Carroll E. Deering. Esta Goleta de cinco mástiles, partió en su último viaje, de la Isla de Barbados. Era mediados de diciembre de 1920, y su destino final era Norfolk, en carolina del Norte, Estados Unidos.
El 28 de enero de 1921, el Carroll E. Deering fue avistado desde el faro del Cabo Lookout, ya en Carolina del Norte. El farero, no obstante, informó que no pudo hablar con su capitán, sino con otro miembro de la tripulación.
Finalmente, el Carroll E. Deering apareció varado en la costa del Cabo Hatteras, el 31 de enero. El 4 de febrero, cuando el clima lo permitió, las autoridades abordaron el velero, y encontraron que la tripulación había desaparecido.
Los sucesos de este barco aparecen en todas las listas de desapariciones del Triángulo de las Bermudas. Sin embargo, no hace falta ser un cerebrito para confirmar que no es más que una exageración.
Primero, porque el barco no desapareció. Segundo, porque aún si su tripulación hubiese desaparecido misteriosamente, no podría haber sido en el Triángulo de las Bermudas, sino cientos de kilómetros más al norte.
En cualquier caso, las autoridades concluyeron que la desaparición de la tripulación del Deering se debió muy posiblemente a un motín, o a un acto de piratería. De hecho, cuando el Deering pasó por el Cabo Lookout, estaba siendo perseguido por otro barco no identificado.
Aún hay más…
El 2 de febrero de 1963, el carguero SS Marine Sulphur Queen, partió de Beaumont, Texas. Dos días después, se perdió el rastro del barco y sus 39 tripulantes. El informe de la Guardia Costera concluyó que el Sulphur Queen estaba en muy malas condiciones para navegar.
Lista de supuestas desapariciones en el Triángulo de las Bermudas. (en inglés).
Gaddis y Berlitz lo incluyen como víctima del triángulo, pero el SS Marine Sulphur Queen se hundió en una tormenta, en el Golfo de México, más de 300 kilómetros al oeste del borde del Triángulo de las Bermudas.
Lo mismo sucede con el vuelo KB-50 51-0465 de la Fuerza Aérea estadounidense. El Boeing 50 Superfortress despegó de Maryland en 1962, pero nunca llegó a su destino en las Islas Azores. A pesar de que el avión se perdió miles de kilómetros al norte de las Bermudas, aparece en la lista de desapariciones “misteriosas”.
Hay más casos como estos, en los que la desaparición tuvo lugar muy lejos del Triángulo de las Bermudas, e incluso algunos en los que no hubo tal desaparición. Aún así, muchos autores los incluyen en la lista para darle más morbo.
Las “teorías”
Como muchos aún creen que en Triángulo de las Bermudas ocurren cosas extrañas, han intentado darles explicación. Por supuesto, ninguna de esas teorías está basada en ningún tipo de evidencia.
Hay gente que piensa que en el Triángulo de las Bermudas convergen una serie de factores geográficos, magnéticos o paranormales que no se pueden explicar. No se han encontrado pruebas de dichos supuestos factores.
Otros muchos sospechan que el triángulo es una “puerta” en el tiempo, donde a través de un presunto agujero negro las naves se transportan a otra dimensión. Ya. También podría estar ahí Darth Vader destruyendo todo con su espada láser.
No faltan los que achacan las desapariciones a los extraterrestres, como se sugiere en Encuentros Cercanos. No se dan cuenta de que es una película. Por supuesto, tampoco hay un gramo de evidencia.
Una explicación más curiosa, y creíble, es que los soviéticos estaban secuestrando aviones y barcos estadounidenses. Es verdad que la época de auge del triángulo coincidió con la Guerra Fría, pero no entiendo para qué querrían los comunistas arriesgar una guerra caliente por secuestrar naves que fácilmente podrían comprar.
¿Qué pasa realmente en el Triángulo de las Bermudas?
Que se pierden barcos, aviones y personas en el Triángulo de las Bermudas, nadie lo niega. Algunos de los casos arriba mencionados son ejemplos. Sin embargo, no hay nada especial o misterioso en dichas desapariciones.
Los barcos se hunden, en todo el mundo; los aviones se caen, en todo el mundo. ¿Por qué no iban a hacerlo en el Triángulo de las Bermudas? ¿Qué hay más casos que en otras zonas? Es posible, pero tiene una explicación.
El triángulo que se se suele asociar con las desapariciones, es una de las regiones con más tráfico marítimo y aéreo del mundo. Con más vuelos y barcos, es normal que haya más accidentes. Estadística pura.
La región del Triángulo de las Bermudas, es también una de las zonas más afectadas por fenómenos meteorológicos extremos. Cada año, varios huracanes pasan por la zona, algunos muy destructivos, pero también otros menores que no llaman tanto la atención.
Además, la Corriente del Golfo, capaz de mover cualquier barco de su ruta, pasa precisamente por el triángulo. Es muy posible que la Corriente del Golfo sea responsable de que, en ocasiones, no aparezcan restos de los accidentes.
No hay misterio
Ningún gobierno, ninguna institución estatal o científica, admite siquiera la existencia del Triángulo de las Bermudas como una zona de peligro. Todos los días, decenas de aviones y barcos pasan por la zona, sin ningún percance.
Ninguna autoridad marina o aérea prohíbe a sus naves cruzar la zona. Tampoco lo prohíben las compañías de seguros, que algo saben de riesgos. Si lo permiten, es porque saben que no hay nada especialmente peligroso en esos mares.
Yo mismo he volado varias veces sobre el Triángulo, y lo haré, casualmente, mañana por la mañana. Tentando a la suerte, te garantizo que llegaré sano y salvo a mi destino, y si no lo hago, no será por alguna razón esotérica.
El Triángulo de las Bermudas es como la Atlántida. Ambas son invenciones humanas, y ambas se han convertido en mitos. También en ambos casos, todo lo que les rodea está basado en exageraciones, medias verdades y mentiras.
(Curiosamente, una de las ridículas “explicaciones” del supuesto misterio del Triángulo de las Bermudas, es que la Atlántida está sumergida bajo esas aguas)
El Triángulo de las Bermudas, o del Diablo, no tiene nada de especial. Ni desaparecen en él más barcos ni aviones que en otras zonas, ni suceden cosas extraordinarias. Todo es un negocio inventado y mantenido por algunos personajes muy vivos.
Pero bueno, así es el ser humano. Siempre habrá quien se aproveche de la ingenuidad e ignorancia de otros. Siempre habrá quien quiera hacer negocio con el miedo del prójimo. El Triángulo de las Bermudas es sólo un ejemplo más.
Por cierto, dos Avengers fueron encontrados en el fondo del mar en 1986 cuando se buscaban los restos del malogrado Transbordador Challenger. Sin embargo, dichos aviones no pertenecen a los del Vuelo 19. Seguiremos buscando…
Hola Jesús. En el apartado sobre el Carroll E. Deering haces referencia a Norfolk, Carolina del Norte, pero Norfolk está en Virginia.
Te pregunté en facebook lo de la profundidad de las aguas donde desapareció el Vuelo 19 precisamente para relacionar ese dato con el “presunto” hallazgo de los restos de dos de aquellos TBM durante la misión de rescate de los restos del Challenger en 1986. Un “presunto y supuesto” hallazgo del que nada dijiste hace una semana en tu artículo sobre ese Vuelo 19 (publicado el pasado 18 de marzo). No quiero creer que le hicieras caso al “gasofas” sin haber contrastado esa información.
La profundidad máxima a la que se realizó la búsqueda de lo que quedara del Challenger fue de 370 metros. Si el Vuelo 19 desapareció en una zona de mayor profundidad el encuentro de los restos de los TBM es una patraña. Si tienes algún enlace al respecto, por favor, envíamelo.
Yo creo a pies juntillas que los “poderes mágicos” del Triangulo de las Bermudas son un cuento chino, y que las desapariciones se producen en todo el mundo, también en zonas mucho menos transitadas por mar y aire. Sin embargo, en todas las webs que he consultado sobre el Vuelo 19 se afirma que jamás apareció resto alguno de los Avengers, y en todas estas páginas se atribuye la desaparición a los fallos humanos del teniente Charles Taylor, no a causas esotéricas o conspiranóicas.
Sinceramente, dudo mucho que una búsqueda de otros restos (Challenger) a 370 metros de profundidad y sólo en un área de 1.600 kms cuadrados (una baldosa comparada con todo el famoso “Triángulo de las Bermudas”) diese con los restos de dos de los TBM, y mucho menos partiendo de las coordenadas donde estalló el Challenger (28°38′N y 80°17′O), o lo que es lo mismo, a 40 kms al sureste del Centro Espacial J.F. Kennedy.
Espero esos enlaces. Yo no los he encontrado. Quiero saber cómo dieron con los Avengers, si es que dieron con ellos, como tú dices: “en el fondo del mar”.
Un fuerte abrazo.
Estimado Dr. Udet,
Tienes mucha razón en que Norfolk está en Virginia, y no en Carolina del Norte. Conozco la base, así que no sé en qué estaría yo pensando…
Sobre el hallazgo de los Avengers, como te decía en Facebook, ninguno de ellos pertenece al Vuelo 19. Reconozco que en un principio yo también me lo creí, pero rascando, rascando me di cuenta de que no era así. Esos dos aviones que han sido hallados en la zonas cercanas a la costa, uno de los cuales si fue encontrado durante el rescate de los restos del Challenger, habían caído al mar en otros accidentes. Hubo muchos en aquellos años y en aquellos mares, pero los del Vuelo 19 no se han vuelto a encontrar.
También como te decía en Facebook, es muy difícil buscar esos Avengers, pues nadie sabe dónde se perdieron. Además, sucedió hace mucho tiempo, y a pocos o a nadie Le interesa.
Nunca se sabe, puede que algún día los encuentren, pero ya te digo, no en el desierto de Sonora…
Mil gracias por tu valiosa colaboración. Un abrazo.
Espero que disfrutes de tus vacaciones.
Buenos días Don Ernst,
Ya estás al tanto de la situación con el blog, pero se me ha ocurrido responder a los comentarios antiguos desde el móvil…
Las vacaciones geniales, intensas, sin un minuto para leer o escribir. No había estado tanto tiempo sin siquiera conectarme desde que empecé a publicar el blog.
Eso sí, he vuelto con muchas ideas que espero pronto pueda convertir en artículos.
Muchas gracias como siempre por tu colaboración.
Un abrazo.
Hola Jesus, tambien fui en su momento lector de Charles Berlitz y de algunos mas que escribieron sobre el famoso Triangulo… y coincido contigo en que a los seres humanos (o por lo menos a los que nos pica alguna curiosidad intelectual) nos encantan los misterios. Y muchos habiles escritores aprovechan esa condicion (preguntar si no a Erich Von Däniken, por citar uno..) Mas alla de la rigurosidad cientifica, muchas veces escasa, hay que reconocer en su obra una gran fuente de entretenimiento y el despertar en mentes inquietas la necesidad de explicaciones creibles. En mi opinion el mito del Triangulo cayo debido al desarrollo de los sistemas de navegacion y comunicaciones. Ya los aviones y barcos no “desaparecen” como antes, mas alla de que la zona puede tener condiciones particulares que pueden hacerla riesgosa…
Y aprovecho para sugerirte un tema para un futuro articulo, si es que ya no has escrito sobre el: Alan Turing.
Un abrazo desde Montevideo!
Hola Carlos, antes que nada, quiero pedirte disculpas por haber tardado tanto en contestar. Primero estuve de vacaciones, y luego se me rompió el ordenador, el único desde el que puedo acceder al blog. Por lo mismo verás que no he publicado nada en un mes. Hoy te respondo desde el móvil, aunque es cuestión de días para que me devuelvan el ordenador reparado…
Sobre el Triángulo de las Bermudas, puedo contarte que hace un mes volé sobre la zona, y aquí estoy…. Tienes mucha razón al sugerir que, muy probablemente, el hecho de que «desaparezcan» menos barcos y aviones se debe a los mejores sistemas de navegación y comunicación..
Rrspecto a Berlitz y Daneken, qué te puedo decir que no sepas ya. Dos entre otros muchos autores de ciencia ficción que van de legítimos. Se ganan la vida muy bien, aprovechándose de los millones de incautos que hay en el mundo.. Lo único bueno es que nis Dan mucho material para escribir artículos… 🙂 En fin.
Muchas gracias como siempre por tus palabras, y nuevamente mil disculpas.
Un saludo cordial.