El inicio de la expansión romana

Antes de hablar de los inicios de la expansión romana, quiero hablar brevemente de mi larga ausencia. Nada serio, simplemente he estado muy ocupado trabajando, algo bueno, y mantener un blog lleva mucho, mucho tiempo. 

Como podrás adivinar, querido lector, en estos días extraños, si algo me sobra es tiempo.  Bueno, tampoco es tanto, pero algo tengo.

No quiero prometer nada, no sé cuantos más artículos podré escribir. Esto va para largo, pero tengo otras obligaciones. Además, he perdido el ritmo, y no es fácil retomarlo. 

Aclarado el tema, entremos en el asunto de la expansión romana. 

He querido centrarme exclusivamente en los inicios de la expansión romana. Se ha escrito ya suficiente sobre las guerras púnicas, sobre la Guerra de las Galias, y el alcance geográfico del Imperio romano. 

Pocas veces, sin embargo, se toca el tema de cómo una pequeña aldea se convirtió en ciudad, y cómo conquistó la península itálica. Ese es el tema que hoy nos atañe.

Fundación de Roma

Los inicios de la expansión romana

Roma no se hizo en un día. De hecho, fue algo así como un proyecto en constante evolución. Ya conocemos la leyenda de cómo Rómulo y Remo fueron supuestamente amamantados por una “loba”

Sabemos también que el 23 de abril del año 753 A. de C., los gemelos fundaron la Ciudad Eterna, y que Rómulo mató a Remo tras una disputa. Y de ahí poco más hasta que Roma se convirtió en una potencia. Hay que rellenar los huecos. 

La realidad es que Roma, antes que nada, tuvo que establecerse y sentirse segura en una zona dominada por los etruscos, y rodeada de otros pueblos. Como en cualquier otra ciudad de la época, las relaciones con sus vecinas variaban constantemente. 

Dudo mucho que los inicios de la expansión romana se debiesen a un plan. Más bien debió haber ocurrido por las circunstancias, su capacidad militar, y hasta la suerte.

Como fue, Roma tuvo algunos roces con sus vecinos. Poco a poco, las disputas fueron creciendo, hasta convertirse en hostilidades abiertas. Eso fue lo que sucedió con Caenina, la primera víctima de la expansión romana.

Primera expansión romana: los vecinos locales

Cuentan Dionisio y Livio, que escribieron siglos después de los supuestos hechos, que antes de que Roma cumpliera un año de existencia, Rómulo decidió organizar unas fiestas. El fundador de Roma dedicó las fiestas a Neptuno, e invitó a las aldeas vecinos. 

De Custrumerium, Antenmae, Medulia, Caenina y otras ciudades sabinas, acudieron los vecinos de Roma. Cuenta la leyenda que, durante los fastos, los romanos se abalanzaron sobre las mujeres jóvenes y se apoderaron de ellas. 

El repto de las sabinas
El Rapto de las Sabinas. Jaque-Louis David.

Esta historia, conocida como el “rapto de las sabinas”, es apócrifa, estos es, no sabemos si realmente sucedió. Pero algo parecido habrá pasado, pues los vecinos de Roma se alzaron en armas para vengar el rapto. 

El problema es que los nuevos enemigos de Rómulo no se pusieron de acuerdo, y atacó cada uno por su parte. Las milicias de Roma vencieron a todos, y tanto Caenina como Antenmae cayeron bajo el poder y la influencia de Roma. 

El inicio de la expansión romana.

Todo esto, repito, cuando Roma no era más que una pequeña aldea. 

Segunda expansión romana: los vecinos regionales

Como los primeros pueblos conquistados tenían lazos culturales, lingüísticos y religiosos con Roma, no tuvieron muchos problemas en integrarse. A Roma le vino muy bien darles la ciudadanía, porque así obligaba a los hombres al servicio militar.

Así, el poderío y la influencia de la ciudad creció gradual pero rápidamente. Pocas décadas después de su fundación, la zona de influencia de Roma abarcaba unos 5.000 kilómetros cuadrados.

Pero Roma no estaba sola. Al norte aún dominaban los poderosos etruscos, y al sur, la Liga Latina, creada precisamente por pueblos vecinos ante el avance de la incipiente República. Unas treinta ciudades formaban parte de la Liga Latina.

Italia antes de la conquista romana
Italia antes de la conquista romana.

La capital de la Liga era Alba Longa, a sólo 20 kilómetros de Roma. Supuestamente, la familia de Rómulo y Remo era de ahí, al igual que los julios y los servilios. Las relaciones entre Alba Longa y Roma eran cordiales, pero el crecimiento de la primera amenazó a la segunda.

El tercero de los reyes romanos (etrusco, en realidad), era Tullus Hostilius, hizo honor a su cognome. Al contrario que su antecesor Numma Pompilius, Tullus prefirió dedicarse a expander su reino que a organizarlo. 

Guerra contra la Liga Latina

A mediados del siglo VII antes de Cristo, Tullus aprovechó una disputa con Alba Longa para declararle la guerra. El conflicto se resolvió enfrentando a un equipo de tres hermanos de cada bando, con la victoria para Roma.

A partir de ese momento, la Liga Latina pasó a ser una especie de estado vasallo de Roma.Sus ciudades debían enviar hombres en caso de guerra. A cambio, recibieron algunos derechos exclusivos de los ciudadanos romanos.

No obstante, los líderes de la Liga se rebelaron más de una vez, y en cada una, fueron vencidos. Finalmente, y ya en tiempos de la República, la Liga fue absorbida por Roma y configurada como colonia. Era el año 338 a de C y la expansión romana iba viento en popa. 

Movimientos en Italia

Brennus, Breno
Brennus/Breno.

Hacia finales del siglo V a de C, Roma se había convertido en una potencia regional. Aunque los etruscos aún dominaban el centro-norte de Italia, los romanos ya dejaban ver su sensación de superioridad, y los vecinos lo notaban. Hasta que alguien los despertó de su sueño.

Varias tribus celtas, que ya habían llenado la Galia, decidieron buscar mejores tierras en Italia. Una de ellas, los senones, liderados por un tal Brennus, se había medio-establecido en la zona de la actual Veneto, en el noreste de la península. 

Por aquel entonces, las ciudades etruscas habían ido perdiendo poder e influencia, y Roma pronto se presentó como candidata a ocupar ese vacío. De hecho, en el 396 antes de nuestra era, Roma había conquistado la ciudad de Veii, la más cercana a Roma de las ciudades etruscas.

Ahora bien, los senones aún no se habían asentado en ningún sitio, y disfrutaban de una vida semi-nómada. Se habían dado cuenta de que era posible ir de ciudad en ciudad, saqueando, y viviendo de lo robado. 

Primer saqueo de Roma

Se cree que fue en el año 390, cuando Brennus se acercó a la ciudad etrusca de Clusium. Una cuestión de faldas entre dos líderes locales le presentaba al galo la oportunidad de aprovecharse y sacar algún provecho. 

Al ver a los galos, los líderes de Clusium enviaron representantes a Roma, su aliada, a pedir ayuda. Roma envió a tres embajadores para negociar con Brennus. Al preguntarle por qué quería atacar a Clusium, el galo respondió que él hacía lo mismo que Roma hacía con otros pueblos vecinos. 

Los tres romanos, ofendidos, entraron en Clusium e incitaron a los locales a prepararse para la batalla. Hubo alguna pequeña escaramuza, pero en una de ellas, Brennus vio como partícipe a uno de los embajadores, algo prohibido por las costumbres bélicas de la época. 

Brenno decidió entonces dejar Clusium en paz y dirigirse directamente a Roma. En pocos días acampó en los alrededores y exigió que el Senado castigara a los embajadores. Los romanos rechazaron la demanda.  

La Batalla del Río Alia

Es necesario mencionar que en aquel entonces, el ejército romano no era el de las legiones que pronto conquistaría el mundo conocido. No, más bien era una colección de milicias y voluntarios con poca experiencia en el campo de batalla.

Como fue, los romanos, acostumbrados a luchar contra similares e inexpertos vecinos, no pudieron frenar a los guerreros galos. El 18 de julio del 390 a de C., Roma fue vencida, y saqueada por primera vez

Vae victis!

No obstante, al igual que Annibal siglos después, Brennus no supo culminar la faena. Saqueó, amenazó y subyugó a Roma durante unos meses, pero no consiguió que se rindiera. Todo lo contrario. 

Marcus Furius Camillus, antiguo Dictator y conquistador de Veii, había sido expulsado de Roma por un presunto caso de corrupción. Camillus se exilió a la aldea de Ardea, unos 20 kilómetros al sur de Roma, y hasta ahí llegaron algunas tropas de Brennus.

Camillus organizó un a milicia, y con ella atacó a los galos durante la noche. Al oír las noticias, un grupo de soldados sobrevivientes de la Batalla de Alia salieron y se acercaron al campamento de Brennus. 

Segunda Fundación de Roma

Marcus Furius Camilus
Marcus Furius Cammilus

Al verse un poco en problemas, Brennus decidió negociar con Roma un rescate. Pidió 500 kilos de oro, y se le concedieron. Sin embargo, Camillus llegó antes de que el pago se efectuara y lo detuvo. Al día siguiente, los romanos atacaron a los galos, y estos terminaron por dejar la zona.

Asentado como líder y Dictator, Camillus alejó el peligro, reconstruyó y refundó Roma. Pero en el corazón de todos los romanos, quedó la herida y la humillación del saqueo de su amada capital. También quedó el miedo y las ganas de que no volviese a suceder.  

A partir de ese momento, la política de Roma se enfocó en evitar un nuevo saqueo. El Senado pidió a Camillus que buscara construir una especie de franja de protección entre la ciudad y los posibles enemigos. Esto es, aumentar el territorio de la República. 

Roma había encontrado su camino, la expansión.

La lucha decisiva

Si hay un conflicto en el que se decidió el futuro de Roma como un gran ente político y cultural, fueron las Guerras Samnitas. El vencedor sería el dueño de Italia, y lo lanzaría al resto del mundo conocido. Si Roma hubiese perdido, sería tan sólo un paréntesis en la historia. 

Pero este conflicto es tan importante que merece sus propios artículos. Sin embargo, ciñéndome al tema que nos atañe, haré una breve revisión de las tres Guerras Samnitas. 

expansión romana

La entrada de los celtas/galos en Italia y las consiguientes luchas por territorio dejaron la península repartida entre varias naciones, con fronteras muy claras. Ya no era una colección de tribus sueltas, sino que estas se habían unido en aras de la defensa mutua. 

Roma y su Liga Latina seguía siendo una potencia regional, y no la única. Al norte seguían los etruscos, aunque cada vez más dominados por los celtas. Al este, y hasta el mar Adriático, mandaban los umbrías. 

La Liga Latina tenía su límite meridional en el río Liris, al borde de Campania. Y sobre los Apeninos, la cordillera que recorre toda la península, era el dominio de los samnitas, una colección de tribus unida sólo por intereses comunes. 

Los samnitas eran conocidos por ser capaces, y agresivos guerreros. Ya habían tenido roces con los romanos, con sus vecinos al este, los apulios, y con las colonias griegas del sur. Además, ya habían tomado nota de los planes romanos. 

Las Guerras Samnitas

Al ver que Roma crecía y amenazaba con quedarse con todo, los samnitas fueron los primeros en decidir que alguien tendría que enfrentarse a ellos. De hecho, los samnitas decidieron ser ellos los que conquistaran la península.

Pero claro, para establecer su hegemonía, este pueblo tendría que bajar del monte y enfrentarse a Roma. Y eso hicieron. Entre los años 343 y el 290 a. de C., los romanos tuvieron que enfrentarse a los samnitas, y a sus aliados, en tres guerras. 

Expansión romana
La expansión romana en cuatro siglos.

Venció Roma, por supuesto, tras mucha sangre, sudor y lágrimas. Y con los samnitas, cayeron los umbrías, los etruscos, los apulios y los campanios. Al final de dichas guerras, a Roma sólo le quedaban las colonias griegas en el sur, y los celtas/galos en el norte. 

El centro, de costa a costa, estaba bajo su control. La expansión romana dio un salto cuantitativo.

Guerras Pírricas

Rey Pirro

Al igual que con las Guerras Samnitas, las Guerras Pírricas merecen su propio artículo. El Rey Pirro es un personaje tan interesante, que no puede despacharse en unas líneas. Sin embargo, una breve introducción es necesaria.

Pirro (derecha) era originario de Epiro, en el Peloponeso. Desde muy joven se había dedicado a la guerra, con resultados mixtos. Era un hombre deseoso de emular a Alejandro, y para ello debía construirse un imperio, doquiera que fuera.

Después de fallar e varias intentonas en Grecia, Pirro puso su atención al sur de Italia. Varias colonias griegas se habían establecido ahí y cada vez miraban con más temor la expansión romana. 

La ciudad de Tarento fue la primera en requerir los servicios de Pirro. Esta democrática colonia griega, se vio amenazada cuando Roma venció a los samnitas y sus fronteras llegaron hasta el sur. El miedo estaba justificado.

Batalla de Heraclea

Una pequeña flota romana apareció en el Golfo de Tarento, no se sabe por qué, en el verano del 282 a. de C. Según Apiano de Alejandría, los tarentinos hundieron varios barcos romanos. Roma pretendió negociar, pero terminó declarando la guerra.

Tarento entonces pidió ayuda a Pirro, que llegó de Epiro con 20 mil soldados y 19 elefantes, después de varios complicados viajes. Pirro se presentó ante los romanos, comandados por Publius Valerius Lavenius. 

El campo de batalla elegido fue a las afueras de Heraclea, muy cerca de Tarento. Por un lado, 45,000 soldados romanos y aliados. Por el otro, 40,000, entre ellos 20,000 falangistas. Era la primera vez que se enfrentarían las legiones a las falanges.

Ganaron las falanges macedonias de Pirro, al igual que las siguiente batallas. 

Asculum y Beneventum

Victorioso Pirro, aunque a un alto coste, marchó hacia Roma. En el camino buscó aliados en Capua y Neapoli, sin éxito. Lo mismo que con los etruscos. Nadie quería a los romanos, pero querían menos a un ambicioso mercenario griego.

Al año siguiente, Roma volvió con más legiones, y encontró a Pirro en tierras de Apulia. Cerca de Asculum, la batalla fue larga y dura. Ambos bandos perdieron muchas tropas, tantas que, Pirro, dijo la frase que lo haría célebre: “con otra victoria de estas estaremos acabados.”

Legiones y falanges se enfrentan por primera vez, expansión romana
Legiones y falanges se enfrentan por primera vez.

Así que Pirro marchó a Sicilia para ayudar a las colonias griegas que estaban sufriendo el acoso de los cartagineses. Mientras tanto, Roma se dedicó a poner orden entre sus conquistados, mientras a Tarento la dejaron en paz. Cuatro años después, en el 275, Pirro volvió.

Cerca de Neapoli, Pirro se enfrentó por tecera vez a los romanos, que habían rearmado sus legiones. En Maleventum (posteriormente llamada Beneventum), nuevamente la batalla quedó sin un ganador claro, pero el rey griego se dio cuenta de que era incapaz de luchar contra los romanos, y decidió dejarlos en paz. 

Pasando por Tarentum, Pirro volvió  Grecia, donde murió pocos años después. Fue el último gran rival de Roma en la península hasta la llegada de Annibal. Sin él, las ciudades independientes del sur quedaron todas bajo el contol romano.

El estilo de la expansión romana

Hasta el saqueo de Roma por los celtas/galos en el 390, Roma no era más que una pequeña potencia regional. No se comparaba en lo más mínimo con la poderosa Cartago ni con las ciudades-estado griegas. 

Pero el miedo a un nuevo saqueo empujó a Roma a cuidarse de sus vecinos. La mejor táctica a partir de ese momento fue, ataca a tu vecino antes de que te ataque a ti. La guerra ofensiva-preventiva como mejor defensa. 

Imperio Romano expansión romana

Lo malo es que, conforme Roma crecía, le aparecían más vecinos. Más vecinos significó más guerras. No debe sorprender que durante los próximos 500 años, Roma no pararía de crecer a expensas de sus vecinos. 

La expansión romana empezó en el centro de Italia. Seguidamente se extendió al resto de la península, y luego, a buena parte de Europa, el Norte de África y el Medio Oriente. Roma creció por ser la más ambiciosa, y por un poco de suerte.

Hasta que todo terminó, pero eso es ya otra historia.

16 thoughts on “El inicio de la expansión romana

  1. Hola Jesús,
    Ya te extrañabamos. Aún no he leído tu artículo porque quise saludarte antes, debido a la sorpresa de verte de nuevo. Me alegra que estés bien y que sigas produciendo.
    Un abrazo.
    Lidia

    • Hola Lidia! Muchas gracias por el saludo. Yo también os echaba mucho de menos. Sois el verdadero estímulo para escribir, u espero en estos días seguir haciéndolo…
      Mil gracias nuevamente y un besito hasta mi tierra!

  2. Que agradable sorpresa volver a leerte!!
    Ya se echaban de menos tus articulos, me alegro de tu vuelta. Y que mejor que con el principio de las conquistas romanas.
    Un saludo y gracias por tu trabajo.

    • Uuuy! Carlos! Que me emociono…ya en serio, mil gracias por la bienvenida. De verdad yo también extrañaba todo esto. Por ello, continuaré mientras el mundo vuelve a la normalidad. Un abrazo y hasta pronto!

  3. Hola Jesús,
    qué alegría volverte a ver por aquí y saber que estás bien! ¡Ya te echábamos de menos!
    Contigo y tus artículos, el confinamiento será más llevadero.
    Me ha gustado mucho, cómo no!, tu artículo de romanos.
    Un abrazo.
    Juan

    • Mi estimado Juan!
      Alegría la mía de poder volver a publicar y a retomar el contacto con todos vosotros. Me estáis dando un impulso para seguir. Qué ilusión me está haciendo recibir vuestros mensajes! Y aunque este periodo terminará pronto, ya me estoy preparando para seguir más allá… muchas gracias por tus amables palabras. Un abrazo!

    • Te aseguro que yo también os echaba mucho de menos…sois lo mejor del blog, y yo también aprendo mucho de vosotros…pronto más y mejor..un abrazo!

  4. Hola Jesús,
    ¡qué ganas tenía de volver a leer tus artículos! Como puedes ver se te echaba de menos por la red y me uno al resto de comentarios. Entiendo perfectamente el tiempo que requiere mantener siempre vivo el blog y el esfuerzo que eso significa, por eso se te agradece doblemente que volvieras a escribir y ya sea uno, dos o mil artículos siempre estaremos esperándolos y agradeciéndotelos.
    Un abrazo amigo.

    • Muchísimas gracias Don Francisco! Sabes que me moría de ganas volver a publicar. Me siento un poco oxidado, pero con los ánimos que estoy recibiendo ya solo quiero escribir. Pero también quiero leer, y para eso nada menos que tu gran blog, al que llevas dedicando tantos años sin desfallecer. Enhorabuena para ti!
      Mil gracias nuevamente Doctor. Un abrazo!

    • Muchísimas gracias por sus palabras! Espero corresponder a si confianza con artículos originales y de calidad. Por esfuerzo no será…un cordial saludo!

  5. ¡Vaya sorpresa! Mi bandeja de entrada se coloreó al ver la entrada de la Ciencia Histórica. 😀

    • Jeje, muy efusivo Fran! Yo estoy igual de contento por volver, y ahora mismo ya estoy trabajando en los siguientes. Espero que este y el resto te gusten…Mi gracias y un abrazo!

  6. Saludos….estaba preocupado por no tener noticias de usted… pero al fin….podre seguir ilustrandome y feliz …
    ..un grande abrazo…estare atento….mil gracias

    • Hola Dante!
      Todo bien. Como digo en el artículo, simplemente he tenido mucho trabajo. Pero sí quiero seguir escribiendo después del confinamiento. Ya veremos cómo me organizo.
      Mil gracias a ti por tu amabilidad, y por seguirnos.
      Un fuerte abrazo!

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