Gonzalo Guerrero, Padre de los primeros Mestizos.

De la vida temprana de Gonzalo Guerrero, también conocido como Gonzalo de Aroza, de Arosa, o simplemente el Marinero, sabemos muy poco, tan sólo que era del Puerto de Palos, en Huelva, España, y que después de luchar contra los últimos moros en la Conquista de Granada bajo el mando de la Reina Isabel, se unió a Colón en uno de sus viajes a las Américas. A partir de ahí, su vida se llena de aventuras como pocos de nosotros podemos presumir y de las que los mitos están hechos: más guerras, naufragios, esclavitud, amor, una adaptación multicultural tipo Un Hombre Llamado Caballo y, lo más importante para nosotros, la paternidad de los primeros mestizos europeo-americanos de la historia.

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Escena del documental «Entre Dos Mundos».

Me extraña que no se haya hecho una película (sólo un documental)sobre este personaje que parece sacado de un libro de Robert L. Stevenson o Daniel Dafoe, será porque no es anglosajón, pero os aseguro que con Brad Pitt en el papel protagonista las salas se llenarían de espectadores. Vale, admito que con Brad Pitt hasta la historia de Lady Godiva sería un éxito. Pero bueno, creo que me entendéis. El caso es que la vida de este aventurero podría llenar muchas páginas, y lo ha hecho, pero en este blog me limitaré a resumir sus principales hazañas.

La vida de Gonzalo se pierde en los anales de la historia desde su llegada a La Española y 1511, cuando se embarca en un viaje de exploración por las costas de Colombia al mando de Pedro Valdivia. Camino a casa, los marineros se vieron sorprendidos por una de esas tormentas que los indios Tainos del Caribe llamaban Huracán, y que arrastró al galeón hasta las costas orientales de la Península de Yucatán, lo que en la actualidad se conoce como Riviera Maya. De los veintitantos tripulantes sólo ocho salvaron la vida, pero cuatro más perecieron en el primer encuentro con una tribu maya, dos fueron hechos prisioneros y el resto, Gonzalo y el fraile Gerónimo de Aguilar, consiguieron escapar, aunque poco después también fueron capturados por otra de las tribus que pululaban por la zona. Cuenta la leyenda, y esto es algo que no nos es posible comprobar, que cuando los indios llevaban a los españoles a su ciudad, Gonzalo salvó al jefe de la tribu de una muerte inminente con un movimiento rápido de espada sobre un cocodrilo hambriento. El agradecido jefe, en lugar de esclavizarlo, le ofreció trabajar con la tribu, a lo que nuestro héroe accedió gustosamente. Experto soldado, Gonzalo entrenó a su tribu adoptiva en tácticas de batalla, incluyendo la formación de una Falange Macedonia, que bien sirvió a su jefe y le ganó el respeto de los demás guerreros.

Travesía y naufragio de Gonzalo Guerrero.

Travesía y naufragio de Gonzalo Guerrero.

Pero quedarte a vivir con una tribu que hasta poco antes ni conocías, abandonar tu cultura, tu lengua, tu religión y todo tu estilo de vida, no es algo que a cualquiera se le ocurra en un plis-plas. A Gonzalo las circunstancias le ayudaron a tomar la decisión, primero, porque no estaba muy seguro de dónde se encontraba (en Chectmal, la actual Chetumal); segundo, porque no tenía acceso a un barco que le El actor David Marín, caracterizado como Gonzalo Guerrero para un documental.pudiese llevar de vuelta a Cuba y, tercero, una vieja razón: el amor, o algo que se le acercase (conveniencia, lujuria, etc.). Parece ser que al jefe de la tribu, Na Chan Can, le cayó tan bien Gonzalo que le ofreció la mano de su hija, la princesa Ix Chel Can, y este de buen gusto aceptó. De dicho matrimonio nacieron lo que históricamente podemos considerar, a falta de otros candidatos, los primeros mestizos, hijos de la relación entre un europeo y una americana. Se supone que Gonzalo e Ix Chel tuvieron tres hijos, aunque la primogénita tuvo que ser sacrificada en Chichen-Itzá para aplacar a los dioses que castigaban a los mayas con una plaga de langostas. No tenemos registros de los nombres de los vástagos, pero sí de que nacieron. Gonzalo fue ascendido a Nakom, una especie de líder entre los mayas, y completó su proceso de aculturación perforándose varias partes del cuerpo para colgarse pendientes y tatuándose a la usanza de su pueblo adoptivo.

Cuando en 1519 Hernán Cortés llega a la Isla de Cozumel como parte de su expedición para conquistar tierra firme, se entera por medio de unos indios de que hay dos españoles viviendo entre los mayas y, considerando que pueden ser de mucha ayuda como intérpretes, envía una carta y un rescate al amo que supuestamente los tiene esclavizados para que los libere. Fray Gerónimo, que ha mantenido sus costumbres europeas, se alegra y muestra la carta a Gonzalo para que este a su vez la utilice para lograr su libertad, pero hete aquí que ya es demasiado tarde para nuestro héroe, quien responde a su compañero:

«Hermano Aguilar, yo soy casado y tengo tres hijos. Tiénenme por cacique y capitán, cuando hay guerras, la cara tengo labrada, y horadadas las orejas ¿que dirán de mi esos españoles, si me ven ir de este modo? Idos vos con Dios, que ya veis que estos mis hijitos son bonicos, y dadme por vida vuestra de esas cuentas verdes que traéis, para darles, y diré, que mis hermanos me las envían de mi tierra.”

Gonzalo no sólo rechazó la oferta de Cortés, y las siguientes hechas por diversas expediciones para que volviese con los españoles, sino que se dedicó a entrenar a las tropas mayas para lo que él sabía sería un inevitable enfrentamiento contra sus antiguos compatriotas. Durante los años siguientes, Gonzalo participa en varias batallas, poniéndole muy difíciles las cosas a los invasores, primero a Grijalva, luego a Francisco Hernández de Córdoba, y finalmente a Francisco de Montejo. Obviamente, los españoles le consideran un traidor, un renegado, o un loco.

En 1536, apoyando al cacique de Ticamaya (Puerto de Caballos, Honduras) en su lucha frente a Lorenzo de Godoy, Gonzalo Guerrero es atravesado por una lanza, y poco después recibe el disparo de un arcabuz. Herido, fue rescatado por sus hombres, pero sabían que no podían hacer nada para ayudarle, y él lo sabía. Sus últimas palabras fueron para pedir que cuidaran de su mujer e hijos, y para arengar a sus hombres a que siguieran combatiendo.

Monumento a Gonzalo Guerrero y su familia, los Primeros Mestizos.

Monumento a Gonzalo Guerrero y su familia, los Primeros Mestizos.

El legado de Gonzalo ha sido objeto de muchas controversias durante los últimos cinco siglos. Para los españoles de su época, fue poco más que un traidor, mientras que para los habitantes de la península de Yucatán, fue y sigue siendo un héroe. En la ciudad de Mérida, casualmente al final de la Avenida Montejo, hay un monumento a Guerrero, y el himno del Estado de Quintana Roo, cuya capital es Chetumal, incluye una referencia a su admirado hijo adoptivo:

«Esta tierra que mira al oriente
cuna fue del primer mestizaje
que nació del amor sin ultraje
de Gonzalo Guerrero y Za’asil.»

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