La guerra psicológica es uno de los elementos más tenidos en cuenta por los políticos de todas las épocas. Desde que el Papa León I demonizara a Atila el Huno para conseguir formar una coalición a base del miedo hasta las imágenes televisivas de muertos y refugiados (cada bando muestra los suyos) en las guerras modernas, ningún Alto Mando olvida lo importante que es el frente doméstico. Como en muchos otros conflictos, a la vez que los soldados se batían en el campo de batalla, los expertos en comunicación durante la Primera Guerra Mundial diseñaron campañas de concienciación, reclutamiento, venta de bonos y crítica al enemigo. Al no existir la televisión, los carteles fueron la principal arma de propaganda de los contendientes, de los cuales reproducimos algunos de los más llamativos.
La siempre presente propaganda, efectiva al mostrar al Enemigo como lo peor y ensalzar la valentía y el patriotismo de la tropa.
Muy interesante.
Nunca falta, y sigue siendo imprescindible, incluso entre los grupos terroristas. Las guerras no sólo se luchan en los campos de batalla, sino en las mentes del público.
Muchas gracias como siempre Martin, un abrazo.
Creo que se hacían fotos, para la propaganda, con campos floridos, niños, y mujeres. Para que no se olvidaran de la hermosa tierra de donde partían..La patria.
Un abrazo.
Hola Stella,
es verdad, era muy común hacer fotos en formato postal para que los soldados recordaran sus terruños. Los gobiernos, por otra parte, buscaban el apoyo de los ciudadanos al esfuerzo bélico, utilizando posters como los que aquí se muestran, ejemplos de la mentalidad y cultura de aquel entonces.
Muchas gracias por comentar Stella, un besín.