Sir Winston Churchill.

Una de las carreras políticas más impresionantes de la historia; una vida repleta de excesos, éxitos y fracasos; una existencia nada aburrida. Un personaje superlativo colmado de auto-suficiencia y autoestima, dueño de una mente hiperactiva, que no siempre dio a luz a las mejores ideas. En breves palabras, ese sería un buen resumen de la biografía de quien fuese votado a finales del siglo XX como el “Británico Más Grande de la Historia” por sus compatriotas. Pero sería prácticamente imposible contar en detalle las mil y un aventuras del político británico por antonomasia en un simple artículo de blog. Churchill disfrutó de una larga vida en la que fue testigo y participante necesario de las crisis más importantes del siglo, principalmente en las dos guerras mundiales. Pero como en esta ocasión lo recordamos como parte del centenario de la Primera Guerra Mundial, creo que limitaré este relato a su colaboración en dicho conflicto.

V de Victoria

Descendiente por parte paterna del 1er Duque de Marlborough, uno de los comandantes más respetados de su época, y de una larga lista de políticos y militares, e hijo de una millonaria norteamericana, el joven Winston Leonard Spencer fue educado en las maneras acostumbradas por las familias nobles inglesas. El Palacio de Blenheim fue su primera cuna, hogar y primera escuela, rodeado de niñeras, sirvientes e institutrices. Nada le faltó nunca al pequeño, pero eso no quiere decir que desde sus primeros años le faltara ambición.

Churchill siempre soñó con la fama y la gloria que correspondía a un miembro de su familia, más aún cuando su padre había caído en desgracia cuando era Chancellor of the Exchequer (Ministro de winston_churchill_youthFinanzas) y muerto a la joven edad de 45 años. Rebelde y no muy buen estudiante, Churchill vio en el ejército su vehículo para llegar a las altas cotas de poder y, aunque tuvo que intentarlo tres veces, finalmente fue aceptado en 1893 al Royal Military College en Sandhurst. Un año después se graduó octavo de su clase y fue comisionado como Segundo Teniente de Caballería con un salario de 300 libras anuales. Desde el principio le quedó muy claro al ambicioso oficial que con ese estipendio no cubriría ni sus gastos, por lo que su madre le asignó un estipendio extra de 400 libras. Aún así, Churchill buscó la manera de ser ascendido de rango lo más pronto posible, lo que requería ser enviado a misiones en frentes activos. En 1895, la influencia de su madre consiguió que le enviasen a Cuba para observar cómo el ejército español combatía a las guerrillas independentistas. Ahí, el joven Teniente recibió su Churchill cadetebautizo de fuego, precisamente el día en que cumplía veintiún años, evento que se repetiría en más de 50 ocasiones durante su vida. Por cierto, por sus servicios durante la guerra, España le concedió su primera medalla. También en Cuba inició Churchill dos aficiones que le acompañarían el resto de su vida, la primera con los habanos, de los que llegó a fumar hasta ocho al día, y la segunda con la literatura, el oficio que le facilitaría sus siguientes misiones y que en 1953 le ganó el Premio Nobel de Literatura.

En búsqueda siempre de acción, Churchill viajó a la India, Egipto y Sudán, combinando su nueva carrera como corresponsal de guerra pero sin olvidar que era un soldado. En más de una ocasión pidió y consiguió permiso para unirse a un regimiento a punto de entrar Churchill jovenen batalla como cuando en Sudán, participó en lo que se ha descrito como la última carga de caballería de importancia en la Batalla de Omdurman en Septiembre de 1898. De vuelta en Inglaterra, Churchill renunció al ejército cuando se le ofreció presentarse como candidato al Parlamento por el distrito de Oldham. No ganó, pero su ardiente manera de hacer campaña le ganó el respeto del partido conservador, que pronto le daría una segunda oportunidad. Mientras tanto, ya de civil, Churchill fue enviado como corresponsal del The Morning Post a Sudáfrica, donde la rebelión de los Bóers contra el Imperio había iniciado en octubre de 1899. Ahí Churchill encontraría la aventura que tanto buscaba.

Durante una misión exploratoria con un tren blindado, las tropas inglesas con las que el periodista viajaba “empotrado”, fueron emboscadas por el enemigo. Al igual que muchos de los militares, Churchill fue detenido e internado para prisioneros de guerra en Pretoria. No obstante, sólo cuatro semanas después, saltó la valla del campo y aprovechó la oscuridad y las vías del tren para escabullirse de la ciudad. Varias semanas y 480 km. después, se presentó en el consulado británico en Lourenço Marques, la actual Maputo en Mozambique pero, en lugar de volver a casa, pidió ser readmitido en la caballería, donde sirvió el resto de la guerra. Eso sí, al llegar a Durban para integrarse a su unidad, Churchill recibió noticias de que se había convertido en una especie de héroe nacional y de que los bóers habían puesto una recompensa de 25 libras por su cabeza. Al fin la fama llegaba, ya sólo faltaba la gloria.

Churchill (derecha) prisionero en Sudáfrica.

Churchill (derecha) prisionero en Sudáfrica.

En 1900 WInston Churchill renunció nuevamente al ejército, repitió candidatura por Oldham y ganó, iniciando una carrera política de más de cinco décadas. Sus encendidos debates, su particular uso del idioma y su constante actividad le consiguieron tantos apoyos como detractores. Impulsivo, muchas veces imprudente, nunca rechazó un buen debate y nunca tuvo misericordia por sus contendientes, que muchas veces se sentaban en el mismo banquillo que él. En su primer año como parlamentario, por ejemplo, votó en contra de las tarifas que Joseph Chamberlain quería imponer a productos extranjeros: Mordazmente apuntó en un discurso:

“pensar que puedes enriquecer a un hombre aplicando un impuesto, es como si un hombre pensara que puede meterse en un cubo y levantarse a sí mismo con el asa”.

Al final, sus desacuerdos sobre el proteccionismo llevaron a Churchill a cambiar de partido en la siguiente elección, presentándose y ganando como candidato del Partido Liberal, una mudanza que repetiría pero en sentido contrario dos décadas después.

Muy de acuerdo con su personalidad, la trayectoria política de Churchill fue un cúmulo de éxitos y fracasos, algo natural en alguien que interviene en todas las peleas. Como Subsecretario de Estado para las Colonias, Churchill participó en la redacción de la nueva constitución sudafricana que devolvía varias competencias de auto-gobierno y que fue aprobada por el parlamento en 1907.  Como Presidente del Consejo de Comercio, rechazó la propuesta de enormes gastos para la construcción de nuevos barcos, algo de lo que se arrepentiría muy pronto, pero apoyó reformas liberales para reducir impuestos y el gasto público. No obstante, y contrario a sus postulados liberales, Churchill fue quien introdujo la primera ley para la creación del salario mínimo en Inglaterra y estableció las primeras Agencias de Empleo para ayudar a los desempleados a encontrar trabajo.

Finalmente, y especialmente concerniente a nuestro tema, Churchill fue nombrado en 1911 Primer Jefe del Almirantazgo (Ministro de Marina), donde inmediatamente su puso a trabajar en la modernización de los barcos, especialmente en la conversión de motores de carbón por más modernas máquinas de diesel. También impulsó el desarrollo de la aviación naval e incluso tomó clases de vuelo y, con fondos del almirantazgo (por lo que luego fue acusado de malversación de fondos), promovió la construcción de una nueva arma que pronto aparecería sobre los campos de batalla europeos, el tanque.

Primeros tanques

Primeros tanques.

El mismo día del  comienzo de la guerra en 1914, Churchill rápidamente radió instrucciones a la flota para que se reuniese en sus puertos, pero pronto dio instrucciones de perseguir y atacar a naves alemanas en todos los mares. Churchill también viajó a Amberes el 5 de octubre de 1914 para convencer al gobierno belga de no rendir la ciudad a los alemanes, llevando consigo a tres brigadas de marinos para apoyar a las tropas del Rey Alberto. Cuando cinco días después la ciudad fue finalmente rendida, 2.500 marinos británicos fueron hechos prisioneros y Churchill fue abiertamente criticado por malgastar recursos, aunque tiempo después se supo que el retraso en la rendición de Amberes ayudó a mantener Calais y Dunquerque en manos aliadas.

Pero el hecho que marcó la vida de Churchill y, en especial, sus servicios durante la PGM, fue la trágica expedición de Gallipoli, diseñada y promovida por él mismo, en un intento de tomar Constantinopla y así sacar a Turquía de la guerra. La misión terminó en fracaso y más de 200.000 soldados, en su mayoría australianos y neozelandeses, murieron o fueron heridos y las relaciones de Inglaterra con sus colonias se dañaron para siempre. Como resultado, Churchill renunció como Lord del Almirantazgo y pidió su reentrada en el ejército para servir en el frente, donde permaneció dos meses en uno de las zonas más activas. No me cabe duda que dicha actividad, seguramente fue provocada por Winston Churchill.

10 thoughts on “Sir Winston Churchill.

  1. Jesús, te felicito por tu blog. Es cojonudamente bueno. Me leo con sumo interés todo lo que publicas. Es super ameno!
    Un abrazo.

    • Muchas gracias Juan, es un honor tenerte como lector. Con comentarios así dan ganas de seguir escribiendo…y lo haré mucho durante el verano…Un abrazo para Barcelona…;)

  2. ¿Solo estuvo dos meses en el frente? ¿Qué hizo después? ¿Con que empleo? ¿Al mando de que?

    • Cuando Winston renunció al Almirantazgo, pidió ser reintegrado al ejército, en el que tenía el rango de Mayor. Si mal no recuerdo, fue ascendido especialmente a Teniente Coronel para comandar un batallón, el 5° o 6° de los Royal Scott Fusiliers. Poca acción vio, pero al menos una vez Winston se vio bajo fuego enemigo de ametralladoras cuando reconocía tierra de nadie. Unos meses después Churchill volvió a su escaño en el Parlamento.
      Gracias por comentar.

  3. Jesús muy interesante tu blog; siempre me gustó la historia y gracias a ti, he seguido con mi afición. Es un deleite leer tu blog, en especial de la diversidad de temas que escriibes. Un gran saludo desde Santiago de Chile.

    • Hola Pedro,
      muchas gracias por tu amable comentario. Palabras así nos animan a seguir trabajando por el mismo camino, con mayor esfuerzo, si cabe. Me gusta mucho la historia y creo que el formato blog es muy útil para compartirla con miles de personas de todo el mundo. Además, creo que esta hermosa ciencia es más que fechas de batallas y listas de emperadores, por lo que me gusta tratar temas pocos conocidos pero entretenidos para atraer a una amplia base de lectores. Me siento muy honrado que personas como tú me sigan y agradezco encarecidamente tu comentario. Espero poder seguir produciendo entradas de interés.
      Muchas gracias nuevamente y un abrazo desde Madrid para la bella tierra Chilena. 😉

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