Cuando dos países se tienen ganas, es difícil detenerlos.

Es muy difícil comprender para la mente bien amueblada que dos países supuestamente civilizados, modernos y ricos, tengan tantas ganas de bronca. Y bronca de la buena, de la de balas, bombas y bayonetas, de las que dejan viudas y huérfanos, de las que empujan al hombre a cometer los peores crímenes en nombre del […]