Los accidentes ocurren, son parte de la vida y difícilmente pueden evitarse al 100%. Numerosas son las probables causas, descuidos, distracciones, fallos mecánicos, cuestiones meteorológicas, y en muchas ocasiones, una combinación de estos y otros factores. Pero a menudo también se deben a flagrantes casos de abandono de responsabilidad, corrupción, e igualmente, una mezcla de estos. La tragedia de la que fueron víctimas los pasajeros del Doña Paz se encuentra claramente entre los últimos, cuando la manifiesta irresponsabilidad de las personas encargadas de velar por la seguridad del buque y sus viajantes, condenó a muerte a miles de inocentes que nada pudieron hacer para evitarlo. Esta es su historia.
El MV Doña Paz era un ferry de construcción japonesa que desde 1975 pertenecía a la empresa naviera San Sulpicio de las Islas Filipinas. A mediados de los años 80 era utilizado como transporte de pasajeros en la ruta Manila-Tacloban-Calbalogan-Manila, travesía que recorría dos veces por semana. Temprano en la mañana del 20 de diciembre de 1987 se disponía a partir del puerto de Tacloban en
Los pocos sobrevivientes atestiguaron que el ferry iba sobrecargado. En los pocos camarotes disponibles se apiñaban familias enteras, y los pasillos y todas las cubiertas estaban atestados de hombres, mujeres y niños que esperaban pasar las Navidades con sus seres queridos en Manila. Aún así, el sobrepeso no fue considerado como la causa del accidente. Aproximadamente a las 22:00 horas, cuando los poco informados pasajeros se disponían a descansar, un golpe metálico y la explosión subsiguiente les despertaron con horror. La conflagración la había provocado el choque con el MV
En un principio, Sulpicio Lines ofreció la lista oficial de pasajeros e insistió que nadie más viajaba en el Doña Paz, sin embargo, pocas horas después un empleado anónimo de la compañía reconoció que era una práctica común vender billetes extraoficialmente a bordo, y
Pero, ¿qué sucedió realmente aquella aciaga noche? ¿Cómo pudieron dos barcos chocar en un mar en calma y en una noche tranquila? Las pesquisas revelaron una cadena de despropósitos, errores y una clara dejación de responsabilidad por parte de las compañías que gestionaban ambos buques. Para empezar, ni el Doña Paz ni el Vector contaban con un radio VHF en funcionamiento, una de las
Los tripulantes del Doña Paz tampoco respondieron como era debido. Un testigo afirmó ver a buena parte de ellos vendo la televisión y bebiendo cerveza minutos antes del accidente, el capitán veía una película en vídeo y sólo un marinero de rango inferior estaba en el puente de mando. La investigación posterior también encontró que los chalecos salvavidas se encontraban en una bodega bajo llave, una costumbre de la Sulpicio Lines “para que los pasajeros no los robaran”. Pero la empresa fue exonerada de cualquier culpabilidad en el accidente, y sólo los dueños del MV Vector fueron imputados.
Como siempre, al final los que pagan los platos rotos son las víctimas y sus familiares. Es verdad que algunos de los culpables pagaron su irresponsabilidad con su vida, pero eso es poco consuelo para quien pierde a esposos, madres o hijos. La población de Tacloban, de la que provenía buena parte de las víctimas, construyó un monolito en su honor muy cerca del muelle en el que se embarcaron en la fatal travesía. En noviembre de 2013, el Huracán Haiyan se cebó nuevamente con sus habitantes llevándose más de seis mil vidas, pero el monumento a la tragedia del Doña Paz sobrevivió.
Documental sobre el accidente del Doña Paz:
View Comments (4)
Hola Jesús,
a mí el mar me impone mucho respeto desde que tuve una desagradabe experiencia en una playa tinerfeña hace ya muchos años, eso de no tocar tierra no va conmigo. Todos conocemos la historia del hundimiento del Titanic pero del de Doña Paz no se ha hablado tanto (al menos en mi caso no lo recordaba) y por las cifras que nos presentas lo supera con creces. Cúmulo de circunstancias, errores, irresponsabilidades... pero al final son otros, los inocentes, los que acaban sufriendo las consecuencias.
Un saludo y por cierto, el video merece la pena verlo, gracias.
Hola Francisco,
yo soy un gran aficionado a la pesca y el submarinismo, pero eso no quiere decir que no le tenga respeto al mar. En realidad, constantemente tengo pesadillas en las que soy devorado por un tiburón, probablemente mi más grande miedo... :P Pero tragedias como la del Doña Paz, en tiempos de ídem, son tan evitables como lamentables, y como le decía a Rosa, sólo espero que la pérdida de tantas vidas humanas hayan servido para corregir los fallos en el sistema marítimo filipino. Lo que me pareció más triste fue el hecho de que Tlacoban fuese golpeado sólo unos años después por el Tifón. A veces el destino se ceba con algunos.
Muchas gracias caballero por vuestra amable aportación. Un cordial saludo.
Como puede ser que los dirigentes sean tan irresponsables???? No tienen perdón, que horror. No sabía nada. Abrazos,,,,
Hola Rosa,
la corrupción y la ineptitud de muchos de nuestros gobernantes la paga siempre el pueblo. El del Doña Paz fue un accidente perfectamente evitable, pero la supervisión del gobierno falló y el MV Vector navegaba sin licencia. Una tragedia que espero haya corregido algunos de los vicios en las Islas Filipinas.
Muchas gracias por comentar querida amiga. Un beso nada corrupto. ;)