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De cómo las barbacoas nos hicieron más inteligentes.

Las barbacoas.

Hace un par de días, a raíz de la publicación del artículo “Sopita de dinosaurio para el niño enfermo”, recibí un par de comentarios que como mínimo podrían calificarse de ingenuos, nacidos del absoluto desconocimiento de la realidad histórica y científica en lo concerniente a la evolución y naturaleza del hombre. Uno de ellos decía que “Los humanos no están diseñados para comer carne”, y el otro, que los dinosaurios son como nuestros abuelos y que como tales había de respetarlos.

Sobre el segundo apenas quiero pronunciarme pues pocos le prestarían más atención de la debida, y puede haber sido el fruto del descuido o de un cabreo, pero el primero necesita ser rebatido con hechos para evitar que ese falso mensaje se propague aún más, pues lleva ya tiempo incrustado en las mentes de más de un incauto. La arqueología nos proporciona las pruebas.

Antepasados menos listos

Hace casi dos millones de años, cuando nuestro antepasado homínido Homo habilis rondaba las estepas africanas en busca de alimento, sus necesidades le llevaban a consumir cualquier cosa que estuviera al alcance de la mano. Su frágil y reducido cuerpo, apenas protegido de pelo, sin largas y poderosas piernas para correr o filosas garras para competir con los grandes mamíferos de la sabana, le obligaban a ganarse el sustento de lo que dejaban otras especies mejor dotadas, muchas veces los restos de otras presas que aquellos dejaban, convirtiéndose en carroñero nato.

Carroñeros.

Habilis completaba su dieta con raíces, algunos frutos y otros pequeños animales que podía cazar con sus primitivas herramientas, lo que le otorga la categoría de omnívoro, en otras palabras, el que come de todo. Si hubiese basado su alimentación exclusivamente en vegetales, tendría que comer varios kilos al día, lo que era más que inviable, viéndose en la necesidad de consumir carne para obtener las proteínas necesarias.

Eso sí, la carne la comían cruda y tuvo que llegar otra especie de homínido para conocer y disfrutar las ventajas de la cocción de la carne y otros alimentos. No había barbacoas.

Fuego, fuego!

Fue Homo ergaster el primer ancestro nuestro que conoció las ventajas del fuego y, a pesar de que aún tardaría en aprender a producirlo, podía obtenerlo directamente de la naturaleza. Probablemente, a ergaster le vino el descubrimiento por casualidad, después de que un incendio forestal (barbacoas naturales) dejase algún gran herbívoro tostadito por fuera pero bien asado por dentro y que, por su innata curiosidad, se atreviese a degustar el manjar.

La carne asada, con mejor sabor que la cruda además de ser más fácilmente digerida, seguramente le proporcionó un bienestar que le empujó a buscar más oportunidades como esta y, posteriormente, a cocinar él mismo. Los beneficios no se hicieron esperar.

El cerebro humano es el órgano de nuestra anatomía que más energía consume, entre un 20 y un 25% de todas las calorías diarias. Ergaster tenía ya una capacidad craneal de entre 800 y 1100 cm³, menor que la de un humano moderno de entre 1130 y 1450 cm³, pero lo bastante grande como para requerir una ingesta diaria de calorías más alta que sus antecesores.

La digestión más eficiente de la carne asada le permitió aprovechar mejor las calorías y utilizarlas para su creciente cerebro, que le ayudó a llevar a cabo más y más complejas funciones, que le convirtieron a su vez en un ser más inteligente (mirad a los leones, que después de un banquete de carne cruda necesitan varios días para hacer la digestión). Y no es que la barbacoa hiciera crecer el cerebro, sino que aquellos especímenes que por herencia habían nacido con cerebros más grandes pudieron sobrevivir y pasar dicha cualidad a sus vástagos. La selección natural hizo el resto.

Nosotros y las barbacoas

Ya en tiempos de nuestra especie, Homo sapiens, siempre hemos sido omnívoros, y existen pruebas de que el cuerpo humano se ha adaptado a dicha dieta a través de milenios. (Le debo a mi amigo Martín Talone la siguiente información):

  • Dientes caniniformes diferenciados (para desgarrar carne).
  • Molares bunodontes (cuatro cúspides en un plano, presentes en animales que consumen carne y vegetales).
  • Tubo digestivo relativamente corto y con un único estómago o saco gástrico (a diferencia de los animales herbívoros que tienen tubos largos y a veces más de un estómago o saco gástrico).
  • Visión binocular no periférica (típica de animales depredadores, a diferencia de la visión periférica típica de animales herbívoros).
  • Excrementos de forma alargada («soretes», típico de animales carnívoros), en lugar de heces en forma de plasta o bolitas («bosta», típica de animales herbívoros).
  • Flora intestinal y enzimas perfectamente capaces de procesar la carne y otros productos de origen animal.

Ahora bien, todo esto no quiere decir que actualmente comer carne asada nos haga más inteligentes, pues al menos en los países desarrollados el hombre moderno consume más calorías de las necesarias y las proteínas extra no servirán de nada. La mejor de las dietas, como no se cansan de repetirnos los nutricionistas, es una dieta equilibrada entre todos los grandes grupos de alimentos, incluida la carne, de eso no hay duda. ¡Vivan las barbacoas!

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Siempre habrá…

Seguramente aún con toda esta evidencia quedará alguno que insista en que el comer carne es anti-natural para el ser humano, cada loco con su tema. Por otra parte, me parece muy bien que los vegetarianos lo sean por cuestiones filosóficas o religiosas, y debemos respetar sus creencias, pero otra cosa es decir que comer carne es malo para la salud o que el hombre no está preparado para comerla. Como ha quedado evidenciado, esa idea se aleja mucho de la realidad. Las barbacoas nos hicieron más inteligentes. Nos hicieron lo que somos.

Jesús García Barcala:

View Comments (54)

  • Una entrada genial! Sobre los comentarios... mejor no decir nada... para lo único que nos debe servir es para ver la ignorancia (que está bastante generalizada) y plantearnos donde estamos fallando para que cosas así se lleguen a pasar por la cabeza de alguien. Menos mal que blogs como el tuyo ayuda a superar esa ignorancia y poner los puntos sobre las ies.

    • Muchas gracias María Engracia, intento poner mi granito de arena en la divulgación de temas científicos para ayudar a la gente a tomar mejores decisiones. Comentarios tan amables como el tuyo me animan a seguir por ese camino.
      Mil gracias por tus halagos y un besín.

  • Nunca dejaré de comer carne. Me parece perfecto que muchos opten por no hacerlo. Por lo que a mi respecta pueden comer lo que les venga en gana lo único que no acepto es que intenten convencerme, en algunos casos con auténtica pesadez, de lo mal que hago comiendo, yo, lo que quiero.

  • Desde hace más de 25 años no como proteínas de origen animal. No es una decisión personal, ya que la misma afecta a otros individuos. No tengo carencias, mis analíticas son perfectas, mis 2 hijos hoy de 22 y 17 años desde su nacimiento tiene la misma forma de alimentación, al igual que yo no presentan carencias, son deportistas y sobresalientes en sus estudios. No tenemos carencias de proteínas, calcio, vitamina b12, hierro, como etc.

    • Me parece muy bien Nnug, y me alegra que tanto tú como tus hijos estén saludables, Yo llevo 47 años comiendo carne, y estoy como un roble...;)
      Muchas gracias por comentar y un saludo.

    • "No tenemos carencias de proteínas, calcio, vitamina b12, hierro"
      ¿De dónde dices que obtienes la B12?

      • La mayoría de humanos obtiene la B-12 de productos animales, pescado, marisco, carne roja (especialmente el hígado), huevos, pollo, quesos y otros productos lácteos.
        Gracias por comentar.

        • Por eso pregunto. Hasta donde tengo noticia (porque me ha tocado debatir este asunto con varios defensores de las dietas vegetarianas estrictas), si no se tiene acceso a fuentes de B12 animal las alternativas son las pastillas y algunas algas en concreto cuya distribución mundial desconozco.

          • Jeje, yo recuerdo cuando estaba en la universidad a un amigo vegetariano muy estricto. Una vez nos sentamos a comer en casa varios amigos incluido él. Por supuesto, se hizo una ensalada mientras el resto nos metíamos unos filetes entre pecho y espalda. Pero nos dio mucha risa ver cómo situaba una serie de pastillas junto a su plato, que nos explicó eran suplementos de hierro y no se qué cosas. Cuando le reclamamos, dijo que sus pastillas eran más naturales que nuestros filetes...sin palabras.

  • Como vegetariano debo decir que me parece estupendo tu artículo. Bastante conciso, y respetuoso al mismo tiempo a pesar de los comentarios que has tenido que leer. Hay que reconocer que no todo el mundo guarda las formas ante comentarios así, y creo que tú sí lo has hecho.

    Soy de la firme opinión que posturas tan absurdas y alejadas del conocimiento actual no hacen más que dañar la imagen que puedan tener otras personas sobre el vegetarianismo. Y con razón, oiga.

    Existen muchos y variados motivos por los que una persona puede elegir este camino, y muchos muy válidos que nada tienen que ver con invenciones imaginarias sobre nuestro pasado, o supercherías místicas. Y me alegra que eso también quede reflejado en tu artículo.

    Saludos

    • Muchas gracias Ácrata a tí por tu amable comentario. Como bien dices, hay muchas razones por las cuales algunas personas deciden no comer carne, y me parece muy bien, el respeto ante todo. Además, en mi artículo no intento dilucidar tanto si está bien o mal comerla, sino tan sexplicar que el ser humano lleva dos millones de años haciéndolo. Acabo de leer un comentario en otro foro de un vegano donde reconoce que en el pasado la carne nos ayudó a evolucionar, pero que en el mundo moiderno tenemos más alternativas nutricionales, y creo que tiene razón.
      Muchas gracias nuevamente y un cordial saludo. ;)

  • Lo natural es que seamos omnívoros, otras posturas no quedan más que en la categoría de gustos. Al fin y al cabo gracias a esa amplitud de dieta es que somos lo que somos.

  • Muy buena nota, excelente información. Lo único, yo quitaría de la lista la visión binocular, porque eso seguramente es una herencia de nuestros antepasdos primates que tiene que ver con el modo de locomoción arborícola, de rama en rama, así que no estaría relacionado directamente con la alimentación.

  • En las dietas omnívora y vegetariana es muy oportuno deslindar el aspecto biológico del aspecto ético. La importancia de la carne en la hominización está bien documentada por la Antropología. Los neandertales eran principalmente carnívoros y eran lactantes hasta los 5 años, por necesidad de su organismo. El aspecto ético ya lo abordó Leonardo da Vinci, que era vegetariano. La ciencia de la nutrición también ha logrado, en tiempos modernos, perfeccionar la dieta vegetal para llegar a una nutrición completa y capaz, además, de prevenir ciertas patologías. Las culturas tradicionales del Mediterráneo, algunas de ellas entre las más longevas, hacen uso moderado de la carne, lo que mantiene a raya el exceso de toxinas y de elementos carcinogénicos. El fenómeno fue estudiado por la OMS en la isla de Creta, que dio lugar al paradigma de la "dieta mediterránea", esa desconocida.
    La cuestión de la dieta equilibrada es el más confuso. Hay un 70% de sobrepeso en la población mundial, que además puede sufrir a la vez una nutrición defectuosa. La pirámide nutricional que publicas incluye los azúcares; los azúcares no son ni siquiera un alimento, y los carbohidratos ya se convierten en azúcares. Parece que como no queremos renunciar a ellos, se los tolera como parte necesaria, sin serlo. Deberían estar fuera de la pirámide, junto al tabaco. He hecho una búsqueda y he llegado a encontrarme una lata de Coca Cola en la cima. Esto es una aberración: todo lo que no son nutrientes, debe ser excluido. Un error muy común es el de construir toda la pirámide sobre una base de pan, galletas y macarrones. Los carbohidratos tampoco son un macronutriente, sino un combustible. La noción de que los cereales debían constituir la base de nuestra dieta, una vez superada del neolítico, proviene del Departamento de Agricultura de EEUU, que dio prioridad a dar salida a la producción, pero sin una base nutricional. Los carbohidratos pueden ser interesantes para un jornalero o un deportista en acción, pero no para el 90% de los urbanitas, que requieren nutrientes pero no hacen un trabajo físico que demande combustible y que por consiguiente se va a almacenar. Otro tanto cabría decir de las grasas, que ese modelo sataniza, cuando resultan ser uno de los nutrientes fundamentales junto a las proteínas. La Asociación Americana de Cardiología recomienda que un 30% de las calorías ingeridas proceda de las grasas. Hay nutricionistas que le conceden hasta el 50%. El tema de las grasas, en sus diferentes clases, y el papel de las grasas adulteradas en las enfermedades degenerativas, ya epidémicas, es uno de los más innovadores en la ciencia de la nutrición. Esa pirámide nutricional, que se sigue divulgando por inercia, es un mito con intereses comerciales que la ciencia desmiente, y que ya es hora de rediseñar.

  • Hola Jesús,
    como médico no puedo hacer otra cosa que recomendar una alimentación sana y variada (como no puede ser de otra manera). Cualquier abuso que se haga en un sentido u otro nunca puede ser saludable. Por supuesto hay situaciones o determinadas enfermedades que contraindican la ingesta de determinados productos, pero esto son excepciones. Aunque no soy nutricionista podríamos decir que una alimentación diaria debe incluir en un 70% frutas, cereales, verduras y hortalizas en general; un 20% de leche y derivados, huevos, carnes o pescados y un 10% pan o cereales, dulces... La alimentación Mediterránea ha sido avalada científicamente como una de las más sanas del mundo y la pirámide que nos presentas es muestra de ello. Las personas que por un motivo u otro (siempre respetable) optan por una alimentación drásticamente vegetariana (o de otro tipo), deben ingerir esos nutrientes que quizás no encuentran en los alimentos que ingieren -y que también son necesarios para la normalidad fisiológica del cuerpo-, de una manera u otra.
    Felicidades por cómo elaboras tus artículos.
    Un saludo amigo.

    • Muchas gracias Francisco por tu comentario. Es mi humilde opinión, que no hace falta ser un científico para observar los beneficios de una dieta equilibrada. Ya mi abuela me lo decía hace 40 años, y ella apenas y estudió. Soy un ferviente seguidor de la dieta Meditterránea, como no podía ser de otra manera, pero reconozco que a veces me alejo de sus postulados, la tentación es muy fuerte...:( En todo caso, somos humanos, un animal imperecto que, como todas las demás criaturas, se busca la vida con lo que tiene a la mano.
      Muchas gracias nuevamente por tu comentario y tus halagos, espero hablemos pronto.
      Un abrazo.

  • Creo que es una realidad incontestable nuestro origen como omnívoros. Pero creo que a largo plazo el consumo de cárnicos tendrá que decrecer, ya sea por un asunto ético, ecológico o por presiones del mercado. La carne es cara de producir y consume muchos recursos energéticos. Además de ponernos a muchos de nosotros en un dilema ético. Tenemos otras alternativas, también presentes desde nuestro origen como homínidos, que podemos apovechar. Insectos, gusanos y microorganismos que podemos consumir y que aportan muy buenas cantidades de nutrientes en paquetes concentrados, que serían mas baratos de producir que la carne. Bueno, de hecho la mayor parte del mundo los consume. Solo nosotros no lo hacemos, pero en Asia, África, partes de Sudamérica, el consumo de insectos y gusanos es parte de la dieta.

    • Coincido en todo contigo Aldo, el pasado es una cosa, pero el futuro puede ser diferente. Muchas gracias por comentar y un saludo cordial.

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