El “Gran Tiro al Pavo” de las Marianas.

Hacia mediados de 1944, la gran flota japonesa ya no era la amenaza de los primeros meses de la guerra, habiendo sufrido serias pérdidas en las batallas de Midway, Guadalcanal y el Mar del Coral. No obstante, aún era mayor que la flota del enemigo y el liderazgo naval creía que una batalla decisiva, la Kantai Kessen, lograría arrebatar a los norteamericanos el control de los mares, sin el cual no podrían continuar su avance de isla a isla, pues dicho avance estaba basado en desembarcos anfibios. Con la intención de atraer a las fuerzas enemigas, el Almirante Toyoda desarrolló un complejo plan de ataque combinado con bombarderos de largo alcance y cazas desde sus bases en Guam, Tinian y Saipán, en las Islas Marianas. Ahora bien, era más fácil decirlo que ejecutarlo.

Turkey shoot

Tiro al pavo de las Marianas

El Día «D» del Pacífico

Mientras tanto, el Almirante Chester Nimitz había enviado dos fuerzas de ataque para la invasión de Guam, en las Islas Marianas. El objetivo primario, Saipán, cuartel general de la Flota Central japonesa comandada por el Almirante Naguno. El mismo que capitaneó el ataque a Pearl Mapa Batalla del Mar de FilipinasHarbor.

La misma Saipán, que junto con Tinian y Guam formaba el centro de la línea nipona en el Pacífico. Pronto teñiría sus playas de sangre inocente.

El ataque estaba planeado para el 15 de junio y ya desde el día 11, los cañones y aviones de la Fuerza de Ataque 58, liderada por el portaaviones USS Enterprise, venían machacando al enemigo, destruyendo muchos de los aviones que Toyoda tenía preparados para su Operación A-Go y que pensaba lanzar unos días después cuando los norteamericanos se acercasen más a las islas.

Japón ya no era el mismo

En principio, parecería que sería un enfrentamiento de colosos. La Marina Estadounidense contaba con 7 portaaviones, 8 portaaviones ligeros, 7 acorazados, 8 cruceros pesados, 13 cruceros ligeros, 58 destructores 28 submarinos y 956 aviones, además de decenas de Task Force 58buques de apoyo. Los japoneses, por su parte, presentaban 5 portaaviones, 4 portaaviones ligeros, 5 acorazados, 13 cruceros pesados, 8 cruceros ligeros, 28 destructores y 750 aviones (de los que 300 tenían su base en tierra y el resto en los portaaviones).

Había, sin embargo, una realidad subyacente que residía en la calidad de las fuerzas japonesas, y es que después de las enormes pérdidas de los últimos tres años, la mayoría de pilotos había sido apurada a subirse a sus aviones sin el debido Mitsubishi-A6M-Zeroentrenamiento y liderazgo.

Además, la superioridad tecnológica de aeronaves tales como el célebre A6M Mitsubishi Zero en los primeros compases del conflicto ya no era la misma. Se había estancado frente a los nuevos y superiores aviones norteamericanos, más rápidos, potentes y equipados con mejor armamento que en los albores de la guerra.

Otro punto relevante en el resultado de la batalla fue el uso del radar por los aviones aliados y  la sincronización de las comunicaciones entre pilotos y el Alto Mando, mejoradas tras la experiencia de anteriores batallas.

Avistamiento enemigo

Para más inri, el dominio táctico de los mares y la constante decodificación de los mensajes japoneses permitía a los estadounidenses adelantarse a los movimientos japoneses. Precisamente, el 15 de junio a las 18:30, el submarino USS Flying Fish detectó el paso de un grupo de ataque japonés por el estrecho de San Bernardino, en las Filipinas, dirección oeste.

Pocas horas después, el USS Seahorse localizó una fuerza de acorazados y cruceros japoneses 320 kilómetros al este de la Isla de Mindanao, también en las Filipinas e igualmente con dirección a las Marianas. El Almirante Spruance de la 5ª Flota confirmó las sospechas de que los japoneses planeaban un gran asalto. El Alto Mando dio instrucciones de prepararse para darle un buen recibimiento.

Un Hellcat persiguiendo un Zero.

Un Hellcat persiguiendo un Zero.

Primeros ataques

A las 5:50 horas del 19 de junio, un Zero alertó a su base de que había encontrado parte de la flota norteamericana al este de las Islas Marianas. Después de hacerlo, se lanzó en picada sobre un destructor, pero fue derribado.

Los japoneses entonces ordenaron el despegue de sus aviones en Guam. Incluso antes de que todos despegaran, el radar los había detectado y desde el portaaviones Belleau Wood una fuerza de 36 F6F Hellcats salió para enfrentarse a la amenaza.

Pocos minutos después, más contactos en el radar revelaron otras olas de ataque Tiro al Pavo de las Marianasjaponesas desde diversas islas, pero mucho antes de acercarse a sus objetivos, fueron interceptados por aviones norteamericanos.

En la batalla subsiguiente, 35 aeronaves japonesas fueron derribadas frente a la pérdida de un solo Hellcat. El segundo ataque llegó a las 10:00, con 68 aviones provenientes de los portaaviones japoneses. En el primer encuentro, 25 fueron derribados. Algunos pocos que atravesaron la barrera defensiva aérea atacaron a buques norteamericanos. 16 más fueron cazados sin lograr dañar seriamente al enemigo y nuevamente con la pérdida de un solo Hellcat.

La ventaja del radar

El radar detectó una nueva ola a las 11:07, la más grande de la mañana con 107 aviones japoneses. 70 de ellos cayeron antes de acercarse a los barcos norteamericanos, y otros 27 fueron destruidos mientras atacaban la flota, sin causar daños de consideración.

Sólo 10 de los 107 lanzados en ese ataque lograron volver a sus bases. El siguiente embate japonés con 48 aviones tuvo algo más de suerte, pero sólo porque los pilotos rompieron sus formaciones al encontrarse con los cazas yanquis, y 40 regresaron.

La última intentona del día, a las 11:30 horas, recibió coordenadas equivocadas y no logró encontrar al enemigo, por lo que tuvo que volver a repostar. En el camino, 18 bombarderos se encontraron con  el grupo del Almirante Montgomery y atacaron, perdiendo la mitad de sus números sin haber causado ningún daño.

Al final del primer día de la Batalla del Mar de las Filipinas, los japoneses habían perdido 350 aviones. Casi la mitad del total disponible, contra 30 del bando aliado. Sólo el destructor USS South Dakota sufrió daños, incluidas las vidas de 50 marineros. Se mantuvo a flote y operativo durante el resto de la batalla.

Escena de la batalla: Portaaviones Zuikaku bajo ataque.

Escena de la batalla: Portaaviones Zuikaku bajo ataque.

Segundo Día

El día 20 comenzó con un nuevo ataque japonés con 48 aviones desde el portaaviones Taiho. Poco después, a las 08:16,  el submarino USS Albacore se encontró en su camino y lo atacó con seis torpedos, dos de los cuales dieron en el blanco.

El Taiho quedó en malas condiciones pero a flote, y sólo seis horas después, debido a una mala gestión de sus equipos  de emergencias, se fue a pique con 1.650 marinos y oficiales. Sólo 100 fueron rescatados.

También durante la mañana, el USS Cavella atacó con torpedos al portaaviones Shokaku, veterano de Pearl Harbor. En unos minutos se hundió bajo las olas llevándose 1.263 vidas. Por fin, a las 15:40, llegó el contraataque norteamericano, cuyos bombarderos hundieron el portaaviones Hiyo y dos petroleros. También dañaron considerablemente tres portaaviones más y un acorazado. Muchos de los aviones que habían sobrevivido hasta entonces, se perdieron cuando sus portaaviones fueron hundidos.

La marina estadounidense perdió 20 aviones durante el ataque en las Marianas y 100 más en el viaje de regreso, pues se quedaron sin combustible. Las tripulaciones de 80 de ellos fueron rescatadas posteriormente. Aquella noche el Almirante Toyoda recibió la orden de retirarse del Mar de Filipinas.

El gran Tiro al Pavo de las Marianas

El balance no podía ser más asimétrico. La marina norteamericana perdió 123 aviones y sufrió daños en un destructor.  Los japoneses perdieron tres portaaviones, dos petroleros y alrededor de 600 aviones, de un total de 750 que tenían al principio de la batalla. Si el avance japonés había sido detenido en Midway y la marea había cambiado en Guadalcanal, en las Marianas se acababa la amenaza.

La Batalla del Mar de Filipinas sería la última entre portaaviones pues los japoneses fueron incapaces de reponer a sus pilotos. A partir de ese día, quedaba el camino abierto hacia las Islas de Japón.

Ahora bien, durante la batalla, un piloto del USS Lexington estaba dando parte de los dos primeros ataques. Preguntado por su opinión sobre la acción en las Marianas, respondió; “Bueno, ¡demonios, fue como el Gran Tiro al Pavo allá en casa!”.

6 thoughts on “El “Gran Tiro al Pavo” de las Marianas.

  1. Otro tiro al pavo (o al pato, quizás) como el que también había practicado la marina americana con la flota española en Santiago de Cuba en 1898, ¿no?

  2. Hola Jesús,
    una respuesta muy «americana» la del piloto del USS Lexington. En toda batalla la sincronización de fuerzas y el estar todos en su sitio esperando el momento de actuar es clave para la victoria y las Marianas fueron buena muestra de ellos.
    Abrazos

  3. Excelente artículo. Con tu permiso lo guardo.

    Creo, no obstante, que hay un dato erróneo en su tercer renglón, donde se afirma que la flota japonesa era mayor que la norteamericana a mediados de 1944. Si nos fijamos en los buques implicados en la campaña de las Marianas el desequilibrio a favor de la marina de los EE.UU. (USN) fue muy notable. La Marina Imperial Japonesa (MIJ) desplegó en las Marianas 5 portaaviones pesados, 4 portaaviones ligeros, 5 acorazados, 12 cruceros pesados, 2 cruceros ligeros, 28 destructores y 24 submarinos. La USN hizo frente a estas fuerzas navales con 7 portaaviones pesados (casi todos de la nueva clase «Essex»), 8 portaaviones ligeros, 7 acorazados, 8 cruceros pesados, 12 cruceros ligeros, 67 destructores y 22 submarinos. Pocos meses después, el 24 de octubre de 1944, la Batalla del Golfo de Leyte le dio la puntilla a lo que quedaba de la MIJ.

    Tras la consecución por parte de los japoneses de la «Gran esfera de coprosperidad», antes de estallar la guerra en el Pacífico y, especialmente, entre el 7 de diciembre de 1941 y el verano de 1942, la USN consiguió a principios de mayo de este último año una victoria estratégica en el Mar del Coral (al detener la ofensiva japonesa sobre Port Moresby) aunque cosechó una derrota táctica (al perder el portaaviones pesado USS Lexington, uno de los cinco de que disponía entonces, incluido el USS Saratoga). Menos de un mes después, la USN infligió una severísima derrota a la MIJ en Midway, donde hundió cuatro de los mejores portaaviones pesados japoneses (Akagi, Kaga, Hiryu y Soryu).

    A partir de ahí se fueron recuperando las islas ocupadas por los japoneses, con arreglo a una secuencia que quedó así: Gadalcanal, resto de las Islas Salomón (San Cristobal, Malaita, Islas Russell, Tulagi, Santa Isabel, Choiseul, Nueva Georgia, Rendova, etc.), Bougainville, Nueva Bretaña y Nueva Irlanda; Islas Gilbert (Tarawa-Bititu-Betio); Islas Marshall (Kwajalein, Eniwetok), Nueva Guinea, Islas Marianas (Guam, Saipan, Tinian, etc., con la batalla objeto de este artículo incluida), Islas Palau, Islas Carolinas, Islas Filipinas, Iwo Jima y Okinawa.

    Este fue el avance coordinado de las fuerzas comandadas por el general Douglas MacArthur y el almirante Chester Nimitz durante 1943 y 1944, que recibió el nombre de «Operación Cartwheel». Las primeras avanzaron por el sur-suroeste del Pacífico y las segundas por el centro y norte, para converger finalmente en las Filipinas y acometer juntos las operaciones finales.

    • Hola Rudolf,
      cuando digo que la flota japonesa era mayor en 1944, me refiero a sus números totales y no tanto a su calidad. Según mis fuentes, que revisaré ahora, Japón tenía más acorazados, cruceros y destructores que los Estados Unidos. El problema es que muchas de esas naves se encontraban desperdigadas por todo el pacífico sur, haciendo labores de vigilancia en las posesiones conquistadas, y otras muchas seguían en las Islas Japonesas para defenderlas en caso de ataque. Eso sí, aclaro en el artículo que en la Batalla de las Marianas las fuerzas disponibles norteamericanas eran superiores a las japonesas.
      Muchas gracias por tu tan completa colaboración, seguro que los lectores la agradecerán tanto como yo. (y por cierto, estoy poniéndome al corriente con los mensajes… :P)
      Un abrazo.

    • Gracias a ti. Aquí tienes otro seguidor.

      Saludos.

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