¿Qué le pasó a la nariz de la Esfinge?

Grandiosa, enigmática, casi mística, milenaria. Es, probablemente uno de los monumentos más reconocidos del mundo, uno de los iconos representativos del poder y la cultura de la antigua civilización egipcia, cuna y tumba de faraones. Es irónico entonces, que la Gran Esfinge de Giza sea también una de las obras arquitectónicas menos comprendidas, a pesar de que los cientificos no han sido frugales en sus investigaciones.

Al contrario de lo que sucede con las pirámides vecinas, no sabemos a ciencia cierta quién fue el creador de la Esfinge, a quién está dedicada o exactamente cuando fue construida, aunque no faltan teorías.

Más aún, y metiéndonos en el tema que nos concierne, en algún momento de su larga historia, la Esfinge perdió la nariz y, aunque sobran versiones y rumores, en este caso sí tenemos indicios de lo que realmente pasó.

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La Esfinge mutilada

La autoría del monolito más grande del mundo, aunque incierta, está repartida entre dos faraones del Imperio Antiguo. En un periodo de tiempo muy cercano o el mismo en el que se construyó la segunda de las pirámides, durante el reinado del Faraón Kefrén, hace unos 4.500 años.

La primera hipótesis sugiere que fue en tiempos del mismo Kefrén cuando se construyó la Esfinge, y se basa en la similitud de estilos arquitectónicos entre este monumento, el complejo funerario que rodea a la segunda pirámide, la calzada y el Templo del Valle que también forma parte del conjunto construído por Kefrén.

La cara humana sobre cuerpo de león representaría a Kefrén o a su padre, Khufu (Keops). En la Estela del Sueño, una piedra tallada un milenio después por el Faraón Tutmoses IV, aparentemente se adjudica la autoría de la Esfinge a Kefrén. Pero la evidencia no es concluyente, pues partes del texto se perdieron durante una re-excavación en 1925.

No todos están de acuerdo, por supuesto. Dos de los primeros e ilustres egiptólogos del siglo XIX, Auguste Mariette y Gastón Maspero, creían que la Esfinge ya existiría en tiempos de Khufu (padre de Kefrén). Se basan en pasajes escritos en sendas estelas desenterradas por los arqueólogos.

Más recientemente, el egiptólogo alemán Rainer Stadelmann y el geólogo inglés Colin Reader apoyaron la hipótesis de los franceses. Justifican conclusiones en  estudios iconográficos y de las canteras alrededor de la calzada que lleva a la Esfinge respectivamente.

Posibles explicaciones

Otras posibles explicaciones descansan en explicaciones menos plausibles, como la orientación astronómica del monolito, que apuntaría a una antigüedad de hasta 12.000 años. O la teoría del desgaste climático, que propone una edad de al menos seis milenios.

Obviamente, no hay un consenso sobre la antigüedad ni la identidad del constructor. En el caso del destino de la nariz, tampoco lo hay, pero al menos la evidencia es un poco más creíble.

Napoleón frente a la esfinge de Giza

Napoleón frente a la esfinge de Giza.

Una creencia muy popular achaca la pérdida de la nariz a las tropas napoleónicas. Supuestamente, la utilizaron a la Esfinge como blanco para prácticas de artillería y de un cañonazo la dejaron chata.

La Esfinge de Norden

La Esfinge según Norden.

Es poco creíble  que Napoleón, admirador de la cultura egipcia, hubiese permitido tal hecho.. Más aún, hay pruebas de que cuando el general corso llegó a Egipto en 1798, la Esfinge ya no tenía nariz.

Esta evidencia la encontramos en dibujos realizados por el arquitecto danés Frederick Lewis Norden en 1737, que muestran a la Esfinge ya roma.

Es verdad que el mismo año, el inglés Richard Pococke también hizo dibujos de la Esfinge, en este caso con la nariz puesta. Pero es más creíble que Pococke haya ejercitado su licencia artística. Seguramente para mostrar el monumento en su estado original . Norden no se habría inventado la ausencia del órgano olfatorio.

La clave

La clave del misterio está en un documento del historiador árabe del siglo XV Muhammad al-Husayni Taqi al-Din al-Maqrizi, que en su libro al-Mawaiz wa al-itibar fi dhikr al-khitat wa al-athar, cuenta que la nariz y La esfinge según Richard Pocockelas orejas fueron destruidas en 1378 por el líder sufi Sa’im al-dahr.

EL sufi se sintió ofendido por la devoción de los egipcios al monumento y quiso “remediar un error religioso”. No se me escapa una similitud con la práctica actual de los integristas islámicos de destruir símbolos religiosos que no pertenezcan al culto de Alá.

Por su crimen, Sa’im al-dah fue acusado de vandalismo y ejecutado, pero el daño ya estaba hecho. Por cierto, debo añadir que la barbilla encontrada bajo la cabeza de la esfinge, actualmente en el Museo Británico en Londres, aparentemente fue añadida después de la construcción del monumento principal. No se aprecian las muestras de daño en la quijada que se esperaría encontrar si hubiese sido parte de la construcción original.

El misterio de la Esfinge

Quién ideó y construyó la Esfinge y cómo fue a quedarse sin nariz son detalles de la historia, temas de debate para los expertos y aficionados de la Egiptología. La controversia continúa y continuará durante mucho tiempo, hasta que se encuentre evidencia fehaciente. Probablemente aún después, pues ya sabemos que para algunos no hay evidencia que cuente.

A mi parecer, lo más importante es que aún podemos admirar y estudiar este magnífico monumento milenario. Al menos mientras los criminales del Daesh no le puedan echar mano.

No sería la primera vez que fanáticos religiosos destruyan un tesoro histórico y arqueológico, pero la próxima vez dudo que se detengan en la nariz.

9 thoughts on “¿Qué le pasó a la nariz de la Esfinge?

  1. Hola Jesús,
    estamos acostumbrados a ver las ruinas que quedan en pie de esas grandes civilizaciones ya desaparecidas. Delante de ellas no dejamos de asombrarnos de lo magníficas que eran pero nunca llegaremos a imaginarnos su verdadera grandiosidad. ¡Qué pena no tener una máquina del tiempo y poder trasladarnos a esas épocas! Si lo hiciéramos nuestros ojos no darían crédito de lo que verían.
    Un abrazo

    • Hola Francisco,
      en estos días están circulando por Facebook unas imágenes del teatro Aurelio de Roma reconstruido, al lado de una foto actual de sus ruinas. La diferencia es impresionante, no sólo en el tamaño y majestuosidad del conjunto, sino en sus llamativos colores y ornamentos. Como bien dices, estamos acostumbrados a ver las ruinas, y que lástima que no podamos verlas en su máximo esplendor. Pero también te apuesto que a los romanos les hubiese encantado ver nuestros rascacielos…todo tiene su época, y tenemos mucho que admirar en nuestra propia civilización.
      Relacionado con el tema, hay un museo en Roma que me gusta más que los demás, el Museo de la Civilización Romana, no sé si lo conoces. Está fuera de los circuitos turísticos de la ciudad, al sur, junto al Planetario de Roma. La diferencia de este centro es que no tiene una sola reliquia o ruina romana, ningún trozo de monumento, ninguna piedra original. Todo lo que se puede admirar son reconstrucciones de cómo era Roma en su época, desde las viviendas más humildes hasta los grandes palacios pasando por las armas de la guerra. Ahi puede uno darse una mejor idea de cómo vivían los romanos, sin tener que usar mucho la imaginación. hace unas semanas incluso empecé a escribir un artículo sobre este museo, hasta que me enteré que estaba cerrado por remodelación, hasta nuevo aviso. vuando abra de nuevo publicaré algo.

      Muchas gracias por comentar. Un cordial saludo.

      • No sabía de este museo así que te agradezco que lo comentaras. En cuanto a lo de si algún romano viniera a nuestro tiempo y se plantara delante de alguno de los actuales rascacielos supongo que pensaría que es una montaña, eso sí, rara, muy rara.
        😉

  2. Muy interesante historia Jesús, al igual que muchos yo me quedé con la historia de las tropas napoleónicas, ¡Qué bueno aprender algo nuevo!

    Saludos.

    • Hola Martín,
      las leyendas suelen tener éxito porque por lo general son más interesantes y emocionantes que la realidad, y la realidad a veces es aburrida. croe que este es el caso de la historia de la nariz de la Esfinge. Napoleón vende más que un desconocido sofista árabe, no crees?

      Muchas gracias por comentar. Un saludo a Ecuador!

  3. Hola Barcala. Al fin me entero quien fue el culpable, y como no podia ser de otra manera, el fanatismo religioso.
    gracias. Y un fuerte abrazo

    • Hola Christian,
      pues eso es lo que nos cuenta el documento del historiador árabe. Es posible que nos ea completamente verídico, pero es la única evidencia que tenemos, y no creo el por qué alguien se inventaría semejante historia. En todo caso, lo que sí sabemos es que no fueron las tropas de Napoleón. Aparentemente, esta leyenda se la inventaron los ingleses con el único motivo de desprestigiar a su enemigo. Ya sabemos, en la guerra y en el amor…

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