Un disco de oro, o dos, para la eternidad.

No sé a quién se le ocurrió eso de regalar discos de oro a los artistas que venden miles de copias, pero sí sé a quién se le ocurrió uno muy especial. La idea fue del científico y divulgador Carl Sagan, y es un disco de oro que durará miles de millones de años.

No importa si la Tierra desaparece, ese disco, o discos, pues son dos, seguirán existiendo. Seguirán viajando por los confines del universo, incrustados en su respectivas sondas espaciales, el Voyager I (Viajero/a 1) y el Voyager II.

Cada disco, idéntico uno al otro, contiene lo que podríamos llamar una “cápsula del tiempo”. En sus surcos está grabada una recopilación de voces, imágenes, datos, música y algún mensaje. Es un disco que reúne algunos de los elementos clave de nuestra civilización, por si algún día, seres de otros mundos lo encuentran.

Si todo va bien, en unos 40,000 años, Voyager I y su disco de oro, pasarán a sólo 1.6 años luz de la estrella Gliese 445. Según el mismo Carl Sagan:

«La nave será encontrada y el disco reproducido sólo si hay civilizaciones avanzadas que viajen por el espacio interestelar, pero lanzar esta “botella” en el “océano” cósmico dice algo muy esperanzador sobre la vida en este planeta.»

Disco de oro NASA

El antecedente de las Pioneer

La idea de enviar un mensaje en una nave espacial se le ocurrió a Eric Burgess. Este periodista y profesor inglés, era el corresponsal de ciencia de la revista Christian Science Monitor. Como tal, seguía todo lo relacionado con la carrera espacial y la exploración del espacio.

En 1971, Burgess visitaba el Jet Propulsion Lab (Laboratorio de Propulsión a Chorro) en Pasadena, California. Desde este instituto, parte de la NASA, se seguía la misión del Mariner 9, una sonda enviada a Marte.Carl Sagan

Estando ahí, Burgess sugirió a Carl Sagan (imagen) que se incluyera una especie de mensaje, por si algún día algún extraterrestre lo encontraba. De esa manera, otras civilizaciones podrían conocernos, y si querían, visitarnos.

A Sagan le encantó la idea, y se la pasó a los jefes de la NASA, quienes estuvieron de acuerdo. Le dieron tres semanas para crear dicho mensaje. Sagan, su esposa, Linda Salzman y el astrofísico Frank Drake se pusieron manos a la obra.

La placa estuvo lista para el día del lanzamiento de la sonda Pioneer 10, el 10 de marzo de 1972.

El lenguaje básico

La idea era decirle a seres de otros mundos quienes somos, dónde vivimos, y cómo pensamos. El problema es, cómo se lo explicas a seres que probablemente son muy diferentes a nosotros. Seres que pueden oír, ni sentir, y que seguramente no podrían leer nuestras letras en nuestros idiomas.  

Había que enviar el mensaje de la manera más práctica posible. El trío pensó en imágenes y símbolos. También pensaron en la ciencia y, antes que nada, pensaron en explicar una unidad de medida, que ayudaría a nuestros vecinos comprender el resto de la información.

Para ello, los científicos pensaron, qué hay en el universo que sea igual en todas partes. La respuesta, la materia, los átomos. Entonces, para explicar tiempo y distancia, pensaron en un átomo de hidrógeno, el elemento más abundante en el universo.

La placa del Pioneer

La placa de las naves Pioneer y Voyager.

En la esquina superior izquierda, dibujaron las dos fases de la transición del estado de energía del hidrógeno. Esta ocurre cuando la polaridad del núcleo, un protón, y la de su electrón, cambia al girar este último alrededor del primero.

El periodo de tiempo de dicha transición es de .704 nanosegundos, y la longitud de onda de 21.106 cm. Dicha distancia es exactamente la misma que recorre la luz en los .704 nanosegundos. La transición se eligió como medida porque es la misma en tiempo y distancia. Por debajo del dibujo, se grabó un 1.

Transición del átomo de hidrógeno.

Transición del átomo de hidrógeno.

¿Dónde estamos?

En la placa original del Pioneer 10, la misma que se envió en el Pioneer 11 y que se incluyó en el disco de oro, había que situar primero a la Tierra. No sería fácil.

En la parte inferior de las placas, se incluyó un dibujo del Sistema Solar, con el Sol y todos los planetas. Desde la Tierra, una flecha apunta a una imágen de la sonda Pioneer, como diciendo, “de aquí salió esta nave”.

Aquí estamos

Pero para indicárselo a un E.T. que vive a miles de años luz de nuestro Sistema Solar, ese dibujo no sería suficiente. Sagan y Frank tuvieron una idea mejor: utilizar los púlsares.

Un púlsar es una estrella de neutrones que gira constantemente, y que emite un rayo de energía Púlsares en el disco de oroelectromagnética. Es como un faro en la costa, cuyo rayo de luz se ve directamente desde un punto cada cierto tiempo.

Conocemos muchos púlsares en nuestra galaxia, y hemos medido sus ciclos de rotación, y la potencia de sus emisiones. De esta manera, podemos distinguir cada uno como si esos parámetros fueran su huella dactilar.

En la placa, Frank y Sagan dibujaron a la Tierra, y una serie de líneas que apuntan a 14 púlsares, utilizando la medida de distancia mencionada anteriormente. Con que los extraterrestres conozcan a tres de estos púlsares, podrían hacer una triangulación y así localizar a la Tierra.

¿Quienes somos?

Sagan y su equipo pensaron que sería una buena idea representar a dos figuras humanas. Así, los extraterrestres potenciales sabrían cómo somos. Imitando los dibujos de Leonardo Da Vinci y el estilo clásico de la escultura griega, un hombre y una mujer, desnudos, aparecen al lado Humanos en Pioneer y Voyagerderecho de la placa.

Frente a una imagen de la sonda Pioneer, para dar una idea de nuestras dimensiones, el hombre tiene la mano levantada en forma de saludo. Seguramente un habitante de mundos lejanos no entenderá dicho gesto, pero podrá ver así que podemos mover las extremidades, y que tenemos un pulgar opuesto.

Por cierto, los órganos genitales de la mujer no están detallados. Se cree que Sagan pensó que un dibujo demasiado explícito podría ser vetado por la NASA. Además, dijo, las esculturas griegas tampoco mostraban mucho detalle.

En un principio, pensaron dibujar al hombre y a la mujer cogiéndose de las manos. Los científicos pensaron que eso podría confundir a los marcianitos, y hacerles creer que todo era una misma criatura.

Las viajeras

Hasta ahora he hablado exclusivamente de la placa de los Pioneer, aunque esta entrada va del disco de oro en los Voyager. Más que nada, porque la misma placa fue añadida al disco de oro en sus hermanas posteriores.

Con más tiempo de planificación, Sagan recibió el encargo de preparar un mensaje más completo para las naves Voyager. Curiosamente, la primera en ser lanzada fue Voyager 2, el 20 de agosto de 1977. Su hermana gemela, Voyager 1, el 5 de septiembre del mismo año.

Voyager 1

Voyager 1.

Ambas tendrían como misión estudiar el Sistema solar exterior, pasando por varios planetas y satélites, para captar y transmitir a la Tierra toda la información e imágenes posibles. En 1990, Voyager, y también por sugerencia de Sagan, tomó la que es la foto más lejana de nuestro planeta.

Esta vez junto a Timothy Ferris, divulgador científico, la prometida de Ferris, Ann Druyan, y muchos más, Sagan comenzó el proyecto de preparar los discos. Tardaría un año en seleccionar la música, las imágenes y los mensajes.

El disco de oro, trabajo en equipo

Buena parte del trabajo de selección de la música se llevó a cabo en el apartamento de Ferris y Druyan en Nueva York. Sagan era por aquel entonces profesor en la Universidad de Cornell, en Ithaca, estado de Nueva York. era 1976, y había muy buena música.

La todavía esposa de Sagan, Linda Salzman (Sagan terminó divorciándose de Salzman y casándose con Druyan), se encargó de grabar voces humanas en muchos lenguajes. Las imágenes fueron recopiladas por el artista Jon Lomberg.

Ann Druyan y Carl Sagan

Ann Druyan y Carl Sagan.

La música la eligieron entre todos. Según Ferris, nunca discutieron, pues todo lo que proponían les gustaba. Lo difícil era dejar alguna canción fuera. Por ejemplo, no fue incluida “Here Comes the Sun”, de los Beatles, por cuestiones de derechos.

El propio Ferris se encargó de producir el disco de oro, en el cual se grabaron los sonidos, la música, las imágenes y un mensaje del entonces Presidente Jimmy Carter. El disco, en realidad de aluminio anodizado con oro, estuvo listo para el lanzamiento.

Contenidos del disco de oro

La sección de audio del disco de oro comienza con un saludo del entonces Secretario General de las Naciones Unidas, Kurt Waldheim. Siguen 55 saludos en sendas lenguas, incluidos cinco idiomas antiguos, como el latín, el griego antiguo y el Sumerio.

No voy a listar todas, pero dejo un enlace por si estás interesado: https://en.wikipedia.org/wiki/Contents_of_the_Voyager_Golden_Record

La mayoría dice cosas como “hola a todos”, aunque hay alguno que se atreve a invitar a los extraterrestres a que nos visiten. El mensaje en español dice “Hola y saludos a todos”: Todos ellos fueron grabados por Druyan, con las voces del equipo de lenguas extranjeras de la Universidad de Cornell.

La tercera sección de audio corresponde a los “sonidos de la Tierra”. Viento, lluvia, olas rompiendo; un volcán en erupción; ranas, grillos, un elefante, una ballena, pájaros; risas (de Sagan), el latido del corazón (de Druyan); un tractor, un jet, un tren, un corto mensaje en código morse y muchos más.

La música

La sección más larga, 90 minutos, está dedicada a piezas musicales de una gran variedad. Desde partes del Concierto de Brandenburgo de Bach, y la 5º de Beethoven, hasta música tradicional de tribus africanas.

Se puede escuchar el Johnny B Goode de Chuck Berry, Melancholy Blues de Louis Armstrong y El Cascabel, a cargo del Mariachi de Pepe Vargas. También hay ópera y una pieza de percusión senegalesa. Como dije anteriormente, algunas piezas no se pudieron incluir por cuestiones de derechos.

Ann Druyan también grabó una hora de las ondas que producía su cerebro. Mientras grababa, pensó en la historia del mundo, la vida y la humanidad. También pensó en lo que se siente al enamorarse.

Las imágenes

El disco de oro contiene 116 imágenes. La primera es un simple círculo, añadido para que los extraterrestres puedan calibrar su pantalla, o lo que sea que usen para reproducir el contenido.

Hay ilustraciones científicas, por ejemplo, una que apunta a en qué sección de la galaxia se encuentra nuestro Sol. Las hay también con temas matemáticos y físicos, definiciones químicas y la estructura del ADN.

Ilustración matemática en el disco de oro

Ilustración matemática en el disco de oro.

Hay una foto del Sol, y de cada uno de nuestros planetas vecinos. Una foto de un esqueleto, varias de órganos internos de nuestro cuerpo; Hay un óvulo fertilizado, y una foto de un feto, de un nacimiento y de una madre amamantando.

Luego están los paisajes, desiertos, mares, llanuras, accidentes geográficos, montañas, ríos, costas; hay animales, plantas y muchos tipos de humanos de una gran variedad de edades y grupos étnicos, en diferentes situaciones.

Finalmente, se incluyeron fotos de algunas de las grandes construcciones de la humanidad: el Taj Mahal, la Muralla China, la Ópera de Sydney, el edificio de las Naciones Unidas en Nueva York (de noche y de día), y una selección de viviendas de varios países.

Nuevamente, en este enlace se pueden ver muchas de esas imágenes. https://en.wikipedia.org/wiki/Contents_of_the_Voyager_Golden_Record

El disco de oro para la eternidad

El Voyager 1 es el objeto hecho por el hombre que más se ha alejado de la Tierra. El 25 de agosto de 2012, se convirtió en la primera nave espacial en salir del Sistema Solar y entrar en el espacio interestelar.

Voyager 2 saldrá de nuestro entorno a finales de 2019 o principios de 2020. Ambas naves aún están en contacto con la Tierra, aunque se espera dicho contacto se interrumpa a mediados de la próxima década.

Da igual. Las perdamos o no, las sondas llevan su respectivo disco de oro, cargados de información, sonidos e imágenes. También llevan las placas copiadas de los Pioneer. Que alguien las encuentre, eso ya es otra cosa.

¿Servirá de algo?

Las posibilidades son ínfimas. Primero, requiere que exista la vida en otros planetas. Segundo, que esos planetas no estén demasiado lejos. Tercero, que esa vida sea lo suficientemente avanzada como para viajar en el espacio interestelar. Todavía más difícil, que la encuentren en la inmensidad del espacio.

Las naves pueden durar miles o millones de años, hasta que la erosión del polvo interestelar acabe con ellas. Sin embargo, los discos están muy bien protegidos contra ese daño. Sus creadores creen que podrán durar hasta mil millones de años.

Seguramente, para entonces los humanos ya no existiremos, habremos evolucionado en otra especie. El consuelo es que, aunque nos hayamos extinguido, habrá en el universo un testimonio de que, algún día, hubo una especie curiosa y ambiciosa que habitó un pequeño planeta, y que quiso decirle al universo, “aquí estamos”.

Tú qué crees, ¿servirá de algo?