La dieta de Hitler, y otras manías suyas.

En una ocasión, alguien me dijo que lo que yo hago es microhistoria. No lo negué, ni veo razón para ello. Como cualquier otra parte de la historia, los pequeños detalles son importantes, y deben ser divulgados. Además, me gusta atacar esos “menudencias”, como la dieta de Hitler, para atraer al lector a temas de mayor alcance. Un pequeño truco no de mi exclusiva, y que, se me han comentado, funciona.

En cualquier caso, todo es historia, y ya que los historiadores profesionales rara vez se preocupan por divulgar los detalles, qué mejor que los aficionados blogueros como un servidor, para rellenar esos huecos. Sin más, pasemos al tema.

La dieta de Hitler

No siempre fue así

Bien es sabido que Hitler era vegetariano, y es verdad. Cabe decir, sin embargo, que en realidad sólo siguió una dieta sin carne en la última etapa de su vida, ya siendo líder de la Alemania nazi. Para cuando empezó la guerra, ya no consumía carne, y fue en ese periodo cuando promovió esa imagen.

Antes, el Führer no le hacía el feo a la carne, aunque tampoco la consumía mucho. Era normal que en su dieta incluyera algo de jamón, salchichas, como no, e higaditos de ternera. Estos últimos, en realidad, nunca dejó de consumirlos. A partir de 1937, con algunas excepciones, Hitler dejó de comer carne.

Lo mismo sucedió con el alcohol y el tabaco. Durante su juventud, Hitler bebió alcohol y fumó. Una vez llegado al poder, fue dejando ambos vicios, aunque, nuevamente, de vez en cuando disfrutaba de una copa de vino  o un poco de cerveza.

Las razones

Hay tres versiones de diferentes fuentes sobre el por qué Hitler optó por el vegetarianismo. El psicoanalista Walter Langer cree que fue una decisión basada en la admiración que Hitler sentía por el músico Richard Wagner, vegetariano y abstemio, que creía que el futuro de Alemania y el mundo estaba en el vegetarianismo. Esta teoría se apoya en muchos comentaros que el mismo Hitler hacía en ocasiones a sus comensales, acerca de cómo después de la guerra tenía pensado en impulsar su doctrina dietética en toda la población.

Hitler comiendo

Por otra parte, el periodista estadounidense Alexander Cockburn, achaca la dieta de Hitler sin carne a su amor por los animales. Como ya hemos visto en otro artículo, tuvo varios perros, y siempre decía que prefería a los animales que a los hombres. Odiaba la caza, y hasta desviaba la vista cuando en alguna película se podía ver violencia contra los animales.

Por último, y según la historiadora Anna María Sigmund, la dieta vegetariana de Hitler estaba fundamentaba en sus problemas de salud. El Canciller alemán sufría de sudores y flatulencia, y creía que la carne era responsable.

Al final, como suele suceder, es posible que estas y otras razones hayan influenciado sus hábitos alimenticios.

La dieta de Hitler

Con la poca o nada de carne que comía, tampoco pescado, Hitler tenía algo limitada su dieta.

Para el desayuno, que solía ser alrededor del mediodía ya que no era muy madrugador, bebía leche o té, y algunas galletas.

En la comida solía comer un solo plato, con verduras, arroz, queso, y huevos. Siempre consumía mucha fruta, en especial manzanas, de las cuales podía comerse tres o cuatro al día. Le gustaban mucho los espárragos, los pimientos y los guisantes. En ocasiones dicha verdura era preparada en forma de quiches y soufflés.

Hitler dieta vegetariana

Para la cena a menudo elegía pasta, especialmente raviolis (que fueron su última cena), y ensalada. Y muy importante, los dulces. Poco pan.

El Führer tenía un gusto especial por las tartas y los pasteles. Todos los días comía un par de porciones. Los reposteros debían hornear al menos una al día, y dejar lo más reciente en una mesita fuera de su habitación, que normalmente consumía justo antes de dormirse.

En especial le gustaban las tartas con crema, y según uno de sus cocineros, los ingredientes más socorridos eran las manzanas, las nueces y las pasas.

Bebidas

Como mencioné anteriormente, Hitler no estaba en contra del alcohol tanto como lo estaba en contra de la carne y el tabaco. Por lo general bebía agua con las comidas, y ocasionalmente té y zumos. La cerveza la abandonó finalmente durante la guerra, pues creía que le estaba haciendo subir de peso. Vino y cava en ocasiones en las que había que brindar.

Y ya que estamos, cabe mencionar que Hitler llegó a tener hasta a 15 personas que probaban toda su comida antes, para prevenir un envenenamiento. Si ninguno, o ninguna, que la mayoría eran mujeres, caía muerta en 45 minutos, entonces se le servía lo mismo.

Las ideas

Todos sabemos que Hitler era un racista, y que creía que la raza aria era superior a todas las demás. Lo que es menos conocido es que era muy presumido.

Aparte de que contrataba a los mejores sastres para hacerle sus uniformes, cuidaba su imagen hasta el extremo, y eso tenía mucho que ver con su dieta. En alguna ocasión dijo a sus comensales que Alemania no querría tener un líder obeso.

Hitler y Eva Braun

Por lo general comía muy poco, pues su peso le importaba mucho. Por si fuera poco, sabía, como muchos de nosotros ahora, que la hidratación es muy importante para mantener una piel lozana, y por ello bebía muchos líquidos.

No obstante, me parece muy irónico que alguien que supuestamente sentía un gran amor por los animales, y se revolvía al ver violencia en su contra, no tenía ningún problema en asesinar a millones de seres humanos. De eso nunca se quejó.

Conclusión

El hecho de que Hitler fuese vegetariano no tiene nada que ver con sus megalómanas actitudes hacia el ser humano. Ya era un racista enfermizo antes de convertirse en herbívoro. Es verdad que en la actualidad algunos radicales seguidores de este tipo de dieta, prefieren ver a un hombre muerto que a un animal muerto. Pero no hay causa y efecto. Hay vegetarianos y omnívoros buenos y malos, en todas partes y en todas las épocas.

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12 thoughts on “La dieta de Hitler, y otras manías suyas.

  1. No creo que haya nada de micro en tu trabajo. Es antropológico. Esta entrada ayuda para sacar a Hitler de su lugar de demonio épico chivo expiatorio y poder entenderlo mejor. Y atrae «al lector a temas de mayor alcance».

    • Hola Jorge,
      No creo que el concepto de microhistoria sea negativo. Es simplemente una de las muchas partes de esta ciencia. Todo cuenta, todo suma. De hecho, en muchas ocasiones fueron los detalles los que provocaron los grandes acontecimientos. Sin conocer esas «pequeñas» cosas, es más difícil entender los eventos de mayor magnitud, y por eso creo que son importantes.
      Gracias nuevamente y un abrazo!

  2. Felicito a Barcala por su interesante estudio. Mi abuelo el Dr Lapeyre decía que muchos acontecimientos históricos se podían explicar solo por la petite histoire.

    • Muchas gracias Edison. Estoy de acuerdo con tu abuelo. La historia no sólo está hecha de fechas y grandes batallas. Como siempre digo, en muchas ocasiones, fueron los detalles los que marcaron el rumbo de la historia.
      Muchas gracias nuevamente por tu aportación. Un cordial saludo.

  3. La microhistoria son las cosas delas personas que no «vemos» pero que cuando las leemos nos hacen comprender muchas cosas, de la persona y por cosiguiente de la historia. Un abrazo profesor.

    • Hola Christian,
      Yo no podrá haberlo dicho mejor. La microhistoria nos ayuda a entender los «grandes eventos», pues en muchas ocasiones esos detalles dictan el futuro de una sociedad o civilización, y en muchos casos, el futuro del mundo. Además, a la gente le gusta, y creo, como digo en el artículo, que es una manera muy efectiva de atraer a nuevos lectores, y pienso seguir haciéndolo.
      Muchas gracias por tu valiosa aportación. Un cordial saludo.

  4. Hola Jesús,
    de esa microhistoria, que tú cuentas como pocos, se aprende y se puede llegar a entender muchas más cosas que en una clase magistral de cualquier gran catedrático de Historia. Pienso como tú que las fechas de las grandes batallas o hechos históricos son fáciles de olvidar, no así las historias como la de hoy que podrían parecer insignificantes pero al final son las que recordaremos.
    Yo soy de la opinión que los gustos gastronómicos de Hitler bien pudieron ir cambiando por motivos diversos (ya lo apuntas en el artículo) y aunque en este caso hizo bien para su salud en dejar el tabaco y el alcohol es una verdadera lástima que no se hubiera «viciado» más en ellos, puede que así se hubiera acortado su vida unos cuantos años… ¡La Humanidad entera lo hubiéramos agradecido!
    Abrazos y espero poder seguir disfrutando de tus microhistorias durante muuuuucho tiempo 😉

    • Hola Francisco,
      No puedo estar más de acuerdo. Como digo en otros comentarios, y bien dices tú, en ocasiones los detalles abren una ventana más grande para comprender el resto de la historia. El carácter de una persona, las costumbres de una sociedad, son a menudo la causa de lo que sucede en el mundo, y por lo tanto, deben ser conocidos.
      Respecto a Hitler, también concuerdo. Ojalá y le hubiese dado un cáncer antes de ser Führer y cometer todas las atrocidades de las que fue capaz. El mundo sería hoy un lugar mejor, creo…
      Muchas gracias por aportarnos tu punto de vista, siempre valioso. Un abrazo.

  5. Buen artículo hasta «Las ideas», donde se demoniza como de costumbre la figura de Hitler.

    • Hola Raúl,
      si entendí bien, no te parece correcto que demonize las ideas de Hitler. Pues bien, creo que debe hacerse en cada momento y lugar. Un monstruo de su calaña no merece el más mínimo descanso o comprensión.
      Un saludo.

  6. Excelente artículo Jesús, desde donde dice «La dieta de………» (en el título), hasta donde dice «y en todas las épocas», en el apartado «conclusión». Las fotos del demente también son muy buenas.

    Los enlaces relacionados también son magníficos, aunque no formen parte del artículo.

    • Muchas gracias Ernst. Intento hacer lo mejor desde el principio hasta el final. Intento ser lo más fiel a los hechos de acuerdo con la evidencia. Claro está, no a todos les gusta la verdad… 😉
      Muchas gracias, y felices fiestas! Un abrazo…

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